Pesimismo entre los hosteleros de cara a la temporada de otoño-invierno por la incertidumbre provocada por el alza generaliza de los precios. Los propietarios de bares, restaurantes y alojamientos auguran ya un frenazo de las ventas para el último trimestre del año. Tras una buena temporada de verano con cifras similares a 2019, especialmente en los alojamientos, la hostelería se tienta ya las ropas ante un descenso del consumo por parte de los clientes que ya se deja notar.

Según una encuesta de la patronal Hostelería de España, un 71,3% de los encuestados piensa que la facturación va a ser inferior que la de 2019, un 21,7% cree que las ventas se van a mantener y sólo un 7% piensa que va a superar las cifras previas a la crisis sanitaria. De los que piensan que la facturación va a ser inferior, más de un 80% cree que la caída va a estar por encima del 10%.

De hecho, tres de cada cuatro negocios hosteleros afirman haber notado ya que el aumento generalizado de costes ha propiciado una tendencia al ahorro por parte del cliente. ¿Y eso en qué se traduce? Pues principalmente en una bajada del gasto en cada consumición o servicio, así como en una reducción de las veces que lo realizan. En agosto el porcentaje que supone la reducción de ticket medio sube hasta un 54,5%, descendiendo a un 40,6% el que se refiere a los momentos de consumo.

No en vano, "en España, la contribución del ocio, la restauración y el turismo al aumento de los precios de consumo en el último año ha sido significativamente mayor que la observada en el área del euro, tanto por los mayores incrementos de precios en estas partidas como por su mayor peso en la cesta de consumo", recuerda el Banco de España en un informe publicado esta misma semana. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en restauración aumentaron un 6,1% interanual y en alojamiento se dispararon un 22,7%, mientras el IPC general creció un 10,8%.

Por otro lado, los negocios hosteleros siguen diciendo tener complicaciones para encontrar personal. Aunque el sector batió su récord, con la generación de 8.000 puestos más que en 2019, la citada encuesta refleja que un 73,5% tuvo dificultades para encontrar trabajadores en el mes de julio, y un 68,2% en agosto.

Esto supone, según la patronal, una serie de consecuencias para los negocios. Por un lado, la falta de mano de obra hace que no puedan explotar el local al 100%, tengan que cerrar en determinadas franjas horarias o tengan que adelantar el cierre de temporada. También se ven obligados a reducir las mesas, espacios y reservas. Otro grupo reconoce haber tenido que contratar personal que necesitaría una mayor cualificación y, en el caso de los autónomos, la falta de personal ha hecho que tengan que alargar o
doblar jornadas.

Al igual que ocurre en otros muchos sectores de la economía, la hostelería dice verse acuciada por una subida de costes generalizada que impacta de lleno en su cuenta de resultados y obliga a elevar los precios de venta finales. Según los datos de la patronal, la factura energética les subió en julio hasta un 41,4%. La electricidad acercó su crecimiento a un 50% más respecto al año anterior.

Por su parte, los alimentos y bebidas no alcohólicas también muestran
fuertes alzas con una media en julio de un 13,5%. El aceite de oliva creció un 16,9% y el resto de los aceites escalaron hasta un 87,5%.

Todos estos sobrecostes se trasladan a los resultados. La encuesta refleja que a un 89% de los hosteleros le impacto en julio por encima del 10% a su cuenta de resultados y de ellos la mayor parte entre un 10-20% (43,2%) aunque un 22% manifiesta que incluso por encima del 30%. En agosto baja ligeramente el impacto, son hasta un 84% los que sitúan el impacto por encima del 10%.