La inflación se ha moderado este agosto con respecto a julio, al subir los precios un 10,5% con respecto al mismo mes del año anterior, según los datos que publicó este martes el Instituto Nacional de Estadística. Pero aunque los titulares hablen de una bajada de la tasa, el respiro ha sido pequeño: en julio los precios crecieron un 10,8%, que supuso el incremento más alto visto en España desde 1983, y la diferencia con el nuevo dato es de solo tres décimas.

Además, se trata del tercer mes consecutivo en el que la inflación supera las dos cifras, y eso que la comparación se hace con un verano, el de 2021, en el que los precios ya marcaron máximos de 9 años -+3,3% en agosto, tasa muy similar al 3,1% en que terminó la media anual, que ya resultó alarmante-.

La subida está marcada sobre todo por los precios de la energía y de los alimentos. Estos últimos registraron en agosto una subida interanual del 13,8%, mientras que la vivienda lo hizo un 24,8%. Eso sí, hay que tener en cuenta que sin las medidas tomadas por el Gobierno (como la rebaja del impuesto especial sobre la electricidad), el IPC habría subido un 11,2%, según calcula Estadística.

En julio -los datos de agosto no son definitivos para la mayoría de países-, en Alemania los precios subieron un 8,5%; en Francia, un 6,8%; en Italia, un 8,4%, y en Portugal, un 9,4%. Todos por debajo de la tasa española, que solo la superaron países como Estonia, con un 23,2%; Grecia, con un 11,3%; Letonia, 21,3%; Lituania, 20,9%; Países Bajos, 11,6%; Eslovenia, 11,7%, y Eslovaquia, 12,8%, como recogen los datos de Eurostat.

Y lo que no ha dado ningún respiro ha sido el precio de muchos de los productos más básicos, que este mes ya suben más del doble que el conjunto de la cesta del IPC. Es la última muestra de que la disparada energía está contagiando a todo lo que compramos.

La mantequilla, los huevos, la leche y la harina son algunos de los que, según calcula el INE, ya registran incrementos de precios por encima del 20% en el último año, es decir, desde agosto de 2021. La leche entera ha registrado un incremento del 26%, y la desnatada, del 26,3%; la mantequilla, del 31,8%; los huevos, un 22,4%, y la harina, un 39%.

El aceite de girasol cuesta un 70% más; la electricidad, un 60% más, y la gasolina, un 80%

Pero no solo: hay productos que triplican la tasa, o se acercan. La pasta y el cuscús han subido un 30%; el papel, un 25%; las salsas, un 26,5%; por no mencionar alimentos que han visto aumentar su precio hasta siete veces más que la tasa general de la inflación, como el aceite que no es de oliva, que se ha encarecido 71,2% frente a agosto del año pasado.

En esta línea han subido de precio gran parte de los productos energéticos, con la electricidad costando un 60,6% más que hace un año y el combustible un 79,1%. El gas natural y ciudad, apunta el INE, ahora cuesta un 23,8% más; el gasóleo, un 26,4% más, y el butano, un 27,2% más que en agosto de 2021.

Otros grandes perjudicados han sido los precios ligados al turismo, como los de hoteles, hostales y pensiones, que este agosto han costado de media un 24,8% más caros que el verano pasado, o los vuelos internacionales, que de media han subido un 21,4%. También ha sido el caso de los paquetes turísticos internacionales, un 24,1% más caros.

El contagio del encarecimiento de los precios al resto de la cesta de la compra es motivo de preocupación para economistas y para el Gobierno, porque podría significar que la inflación se está retroalimentando. Es algo que por ahora descartan desde el Ministerio de Asuntos Económicos, donde consideran que tanto los salarios como los márgenes empresariales están contenidos, y que, por tanto, la situación no es alarmante.

Pero por lo que pueda suceder animan a sindicatos y a empresarios a limitar cuánto pueden subir los sueldos ligados a convenio este año y los siguientes, a través de la negociación de un nuevo Acuerdo de Empleo y Negociación Colectiva (AENC). Por otro lado, el famoso pacto de rentas va a permanecer en un cajón -y no se prevé limitar la subida de pensiones ni del salario mínimo-. Al menos, hasta que no parezca urgente.