La incertidumbre económica todavía no se está notando en los impagos. La morosidad sigue respetando a la banca, incluso en el crédito al consumo, que suele ser lo primero que se deja de pagar. La tasa de morosidad siguió su tendencia a la baja al situarse en diciembre en el 3,54%, su menor nivel desde diciembre de 2008, cuando se situó en el 3,37%. Por lo que respecta al crédito al consumo, la tasa se redujo al 5,93%, que supone un volumen de 2.695 millones de euros dudosos.

Según los datos del Banco de España, la tasa de mora del crédito al consumo de diciembre de entidades de crédito y establecimientos financieros de crédito (EFC) ha roto los tres meses consecutivos de subidas y la clara tendencia al alza desde hace año y medio, que llegó a tocar máximos de 2016 en el 7,15% en mayo. Así, en diciembre la morosidad bajó del 6,37% al 5,93%. Las provisiones del total de entidades de crédito se redujeron a 31.069 millones de euros en diciembre, con un descenso del 3,58% con respecto al mes anterior y del 19,32% con respecto a diciembre de 2021.

Con estos datos parece que la crisis económica todavía no ha hecho mella en los hogares, ya que según el Banco de España, la evidencia muestra que cuando los hogares tienen una caída de más del 20% de la renta o el desempleo es más elevado, lo primero que se deja de pagar entre los primeros seis meses y el primer año que se produce la situación son los créditos al consumo. Además, los tipos de interés a los que se firman estos tipos de productos son más altos. Si la situación se mantiene, a partir del primer año se deja de pagar los suministros (luz, agua, teléfono…) y solo dos años después de que se mantenga esa situación es cuando se deja de pagar la hipoteca.

Más allá de la morosidad de los créditos al consumo, la tasa es del 3,54% y el volumen de créditos dudosos en el último mes del año era de 43.159 millones de euros, un 4,87% menos que en noviembre y un 17,86% menos que en diciembre de 2021. La ratio de mora se redujo a pesar del descenso en el volumen total de crédito concedido al sector privado residente. En concreto, había 1,219 billones de euros en préstamos, 12.000 millones de euros menos que en noviembre, lo que supone una caída del 0,97% en términos relativos. Además, se redujo en 4.000 millones frente a diciembre de 2021.

Estos datos muestran que la situación de impago es menos alarmante que en la crisis financiera. No obstante, hay que recordar que desde 2014 los EFC dejaron de ser considerados dentro de la categoría de entidades de crédito. Así, por un lado está la banca tradicional que toma dinero de los clientes y concede los préstamos y por otro las Entidades Financieras de Crédito, que son las que tienen sectores como automoción o la telefonía y aquellas que se dedican a dar créditos, especialmente al consumo, sin tomar dinero de sus clientes en forma de depósitos. Estas segundas han visto en estos tres años un aumento de la morosidad, aunque en el mes de diciembre ha caído considerablemente.

Los principales bancos coinciden que la morosidad registrará un repunte en los próximos meses, pero descartan que vaya a ser preocupante. Algunas entidades ya han hecho movimientos como mayores provisiones, pero la mayoría de ellas están en los niveles de morosidad más bajos registrados.

Onur Genç, consejero delegado de BBVA, y César González-Bueno, su homólogo en Banco Sabadell, coincidieron en asegurar que habrá “un levísimo” incremento en la morosidad en 2023. Genç, por su parte, se encuentra “relativamente optimistas” en este aspecto. María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, aseguró que ellos no están viendo, por el momento, un aumento de la morosidad, pero sí que reconoció que el entorno es favorable para que vaya creciendo. “En el caso del banco hay tres factores:hemos tenido un ratio de morosidad más bajo del sector, tenemos un perfil de clientes más resistentes a crisis económica y tenemos una enorme confianza de profesionales de riesgo”, explicó en la presentación de resultados.

José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, explicó que el escenario que se plantea en los próximos meses tiene retos como que los volúmenes de crédito se ralentizarán. Una situación que afectará a sus activos y tendrán un ratio de mora mayor, aunque no se muestra preocupado.