Tradicionalmente, el oro se ha considerado como un activo refugio, por su alta liquidez y su baja volatilidad en el precio, es decir, en épocas de turbulencias, los inversores se dirigían a este metal precioso. Sin embargo, durante 2022, con una inflación tan elevada en la mayoría de los países, el oro se situó en los 1.800 dólares con poco movimiento a pesar de la situación económica. Esto provocó que algunas voces alertasen de que otros activos (incluso criptomonedas) le habían quitado el puesto de activo refugio. 

Pero este 2023, el oro ha llegado con fuerza y parece que mantiene su función de refugio. Los colapsos bancarios y el miedo, todavía más latente, de una recesión económica, sobre todo en EEUU, hace que el metal precioso esté cerca de sobrepasar sus máximos históricos, que están en 2.070 dólares la onza. Niveles que alcanzó cuando la pandemia sanitaria provocada por el covid impactó en los mercados financieros. Por el momento, el oro ya ha pasado los 2.000 dólares. 

En lo que va de año, el oro ha subido más de un 12% y está en los 2.048 dólares. El oro ha conseguido superar los 2.000 dólares por onza en varias jornadas del último mes, una cota que no tocaba desde hace casi un año, ya que el 18 de abril de 2022 alcanzó los 2.003 dólares.

La quiebra de cuatro bancos medianos en EEUU, entre ellos el Silicon Valley Bank, y el colapso y posterior compra de Credit Suisse han provocado un terremoto a nivel financiero en todos los sectores. La renta variable sufrió con fuerza estas caídas de los bancos. Además, los bancos centrales, tanto la Reserva Federal de EEUU (Fed), como el Banco Central Europeo (BCE), continuaron con su senda de política monetaria más restrictiva, es decir, siguieron con la subida de tipos a pesar de esos colapsos bancarios. Estas decisiones hacen ver que los organismos quieren atacar a la inflación independientemente de una crisis económica. 

Thomas Bollinger, estratega de inversión senior en J. Safra Sarasin Sustainable AM, señala que el oro ha tenido un mes muy bueno, ha subido más de un 8%, impulsado por las turbulencias del sistema bancario y la debilidad del dólar. Por ello, consideran que dentro de las inversiones alternativas, favorecen los bonos catástrofe y el oro.

Por su parte, Carsten Menke, director de Next Generation Research de Julius Baer, asegura que es “improbable” que se produzca una rápida inversión de la política monetaria estadounidense, por ello, añade que “los precios del oro se han movido demasiado rápido y demasiado lejos”. Según Menke todavía se puede evitar una contracción económica, a pesar de los “decepcionantes” datos económicos que han alimentado el temor a una recesión e impulsado los precios del oro. “La resistencia de la economía frente al agresivo endurecimiento monetario ha sido muy notable. Tampoco vemos que las turbulencias bancarias estadounidenses se extiendan al sistema financiero en general y desencadenen otra crisis financiera”, apuntan. De esta manera, 

Los inversores también se refugian en el oro cuando el dólar baja. Chris Beauchamp, analista jefe de mercado de IG, explica que “el oro continúa aprovechando cualquier oportunidad para un repunte, y el giro a la baja del dólar ha resultado en un máximo de doce meses para la materia prima”. El tema de 2022 de un dólar en alza golpeó con más fuerza al oro, pero “ahora que el dólar sale y la inflación disminuye, parece que finalmente ha llegado el momento de que el metal brille", destaca Chris Beauchamp. 

Benjamin Dubois, responsable de overlay en Edmond de Rothschild AM, señala que el entorno sigue siendo “especialmente favorable” para el metal precioso y, en particular, para el oro físico, a pesar de que las turbulencias financieras se han calmado. Dubois explica que el escenario sigue siendo bueno porque el oro es una “protección contra el riesgo sistémico, que a corto plazo no ha desaparecido por completo”. Según el responsable de Edmond de Rothschild: “Las consecuencias de la crisis bancaria se dejarán sentir sin duda durante muchos meses”.

Con todo ello, una ralentización o incluso el fin del endurecimiento de las políticas monetarias por parte de los bancos centrales a ambos lados del Atlántico abre nuevas perspectivas para el metal amarillo. La crisis bancaria y el mayor riesgo de recesión podrían animar a los banqueros centrales a aplicar políticas monetarias más acomodaticias y reducir el ritmo de subidas de tipos. “En un contexto en el que la inflación se mantiene en niveles elevados, el oro debería beneficiarse de este cambio de tendencia”, puntualiza Dubois.

Por último Nitesh Shah, director de materias primas y análisis macroeconómico de WisdomTree, explica que el principal riesgo a corto plazo para el oro en estos momentos no es que la confianza del mercado se recupere rápidamente, sino que se produzca un colapso general del mercado que podría impulsar la venta de oro para obtener liquidez con la que hacer frente a otras obligaciones. “En ese caso, es probable que el oro se recupere con el tiempo, ya que otros inversores comprarán el metal para reforzar sus coberturas defensiva”, apunta Shah.