Las grandes auditoras del mundo no se creen las cuentas del Fútbol Club Barcelona. Este periódico ha podido saber que dos de las grandes empresas del sector prefirieron no firmar los resultados del club azulgrana “ante la incertidumbre” que arrojan sus números, según explican fuentes conocedoras de la situación.

Según indican las mismas voces, el Fútbol Club Barcelona contactó con las principales empresas auditoras y todas ellas negaron a Joan Laporta sus servicios. Ante eso, la junta directiva encargó la auditoría a Grant Thornton, que ocupa el sexto escalafón en el ranking de consultoras por clientes y facturación en el mundo.

Cabe recordar que EY fue la última auditora antes de que el Barcelona cambiara de sociedad y en su último análisis fue muy crítica con las cuentas del Barça. Los responsables de la Big Four ponían en tela de juicio la viabilidad del club debido al empeoramiento significativo del fondo de maniobra con respecto al ejercicio anterior.

Según el informe de los consultores, “el balance consolidado a 30 de junio de 2020 adjunto muestra un fondo de maniobra negativo por importe de 601 millones de euros (284 millones la temporada pasada), hecho que podría suponer una duda sobre la aplicación del principio de empresa en funcionamiento”.

Entre las principales razones por las que EY aseguró que la economía del FC Barcelona estaba al borde del colapso se encontraban las inversiones realizadas en el Espai Barcelona, el traspaso de deudas con entidades financieras de largo a corto plazo y las inversiones para los fichajes.

En aquellos entonces la entidad culé llegó a pagar 120 millones al Atlético de Madrid por hacerse con los servicios de Griezmann. Pero no fueron los únicos casos: Coutinho o Dembélé fueron otros ejemplos por los que EY dudaba de la economía blaugrana.

Fuentes de EY, en este sentido, señalan a este periódico que no se volvieron a “auditar debido a la finalización del contrato en vigor”.

El Barcelona, a su vez, cambió de auditor porque pudo ganar tiempo para salvar su delicada situación económica. Grant Thornton revisó las cuentas de años anteriores y retrasó unos meses la verificación de las cuentas. Con esta demora, el club pudo aplicar a la cuenta de resultados la primera de las palancas aprobadas por la asamblea el 14 de junio, la venta del 10% de los derechos de televisión a Sixth Street durante los próximos 25 años por 207 millones de euros.

El ingreso, que llegó justo a cierre del ejercicio, evitó que las pérdidas fueran de 160 millones de euros. Era clave para cumplir el fair play financiero de LaLiga sin comprometer el límite salarial- También era fundamental por los compromisos de pago con Goldman Sachs, que prestó 525 millones para pagar las nóminas de los jugadores, un préstamo añadido al del estadio.

El Barça, que intenta salvar un nuevo match ball financiero con la entrada de un nuevo socio en el negocio de Barça Studios tras caérsele su acuerdo con Orpheus Media y Socios.com, tampoco ha entregado las cuentas del primer semestre de este año en las oficinas de LaLiga, según ha podido confirmar este periódico.

Crisis económica

Otras fuentes financieras remarcan a este periódico que en Grant Thornton también están encontrando serios problemas en la salud financiera del Barcelona y que también podrían ser severos en su informe anual que audita las cuentas de la entidad culé.

El club azulgrana, según el vicepresidente económico, Eduard Romeu, tiene la misma deuda bruta de 1.350 millones de euros brutos que hace dos años. Cifra a la que habría que añadir los 1.450 millones de la financiación del Espai Barça, otra de las patatas calientes a las que tiene que hacer frente el Barcelona.

La entidad blaugrana deberá pagar un total de 2.820 millones de euros ajustando los intereses por la financiación de la nueva obra del Camp Nou en los próximos 30 años, una cifra que, según fuentes financieras, los auditores ven complejo que el Barcelona pueda devolver a largo plazo.

A menos que el Barcelona reciba la nueva cantidad correspondiente a la operación anteriormente citada antes del 31 de agosto (por la venta de Barça Studios) o que genere nuevos ahorros mediante la salida de otros futbolistas, el conjunto culé se encontrará imposibilitado para registrar a sus nuevas incorporaciones y a aquellos deportistas que han renovado sus contratos recientemente en LaLiga.