El mercado del alquiler ha sido uno de los temas más candentes de este año electoral, tanto en el marco de las autonómicas como en el de las generales. Sumar prometió ampliar la ley de vivienda que impulsó Unidas Podemos y quedó aprobada definitivamente esta primavera, mientras que PP y Vox prometieron derogarla y el PSOE planteó construir casi 200.000 nuevas viviendas públicas para arrendamientos.

Al final de una legislatura que dirigió la inmensa mayoría de sus medidas (y del gasto) a los mayores, el acceso de los jóvenes a la vivienda cobró fuerza, al menos en forma de promesas.

Se trata de un debate que en buena parte se ha centrado en los grandes tenedores de viviendas, como los fondos de inversión, y en el impacto que sus decisiones tienen en la vida de los jóvenes, que hoy día no se independizan de sus padres hasta pasados los 30 años. Según la última edición del Observatorio de Emancipación que elabora el Consejo de la Juventud de España, desde que se publica este estudio nunca se había alcanzado una cifra tan alta, y uno de los motivos más importantes que explican el dato es el precio del alquiler.

Pero no tan a menudo se centra en foco en las personas físicas que alquilan viviendas en el país y en su evolución a lo largo del tiempo. En un momento dado, durante el desarrollo reglamentario de la ley de vivienda, sí se empezó a utilizar como argumento en contra de la regulación de los precios, esgrimiendo "que supondría un perjuicio para los caseros particulares que dependen de estos ingresos para su sustento", como recuerda el estudio titulado ¿Cómo afectará el control del precio de los alquileres a los caseros?, elaborado por los investigadores Javier Gil (UNED), Lorenzo Vidal y Miguel A. Martínez (Universidad de Uppsala, Suecia)

Sobre este punto, resultan de interés los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria sobre los declarantes del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), puesto que aporta datos precisos sobre estos pequeños tenedores. Especialmente, si se comparan con los de años previos, que muestran una importante evolución del mercado del alquiler como fuente de los ingresos de particulares.

Según esta estadística, en 2021 (últimos datos disponibles, publicados en julio y adelantados por Cinco Días), el número de contribuyentes que declaraba tener un inmueble destinado al alquiler como vivienda superaba por primera vez los dos millones, en un importante salto a la vista de los años anteriores. En 2009 eran la mitad. En comparación con 2007, primer año que recoge la Aeat, hay un 170% más de españoles que alquilan a otros un inmueble en propiedad como vivienda, y lo que obtienen gracias a ellas ha aumentado un 200%.

En relación al conjunto de la población del país, el número de tenedores particulares sigue siendo proporcionalmente bajo, del 4%, como ya han apuntado estudios como el ya citado sobre los precios de los alquileres, que también recogía que estos propietarios particulares tienden a tener dos o más viviendas alquiladas, y que se trata de la población con mayor renta del país. Según los mismos investigadores, los pequeños propietarios disfrutan de una renta de más de 40.000 euros anuales, frente a la de 18.000 euros de los hogares de inquilinos.

Sin olvidar que ha podido producirse un afloramiento de estos rendimientos, que antes posiblemente se mantenían a menudo en la economía sumergida, las cifras constatan que un buen número de declarantes no solo tiene un inmueble además de su casa habitual, sino que lo dedica al alquiler como vivienda, y que el rendimiento obtenido se ha disparado como ninguna otra renta. Mientras que en 2007 eran 1.300 millones los que pasaban bajo el radar de la Agencia Tributaria bajo este concepto, en 2021 son casi 5.900 millones de euros (+200%).

En la estadística también se aprecia que el grupo de contribuyentes que más tiende a alquilar inmuebles a otros es el de aquellos que ganan entre 30.000 y 60.000 euros anuales, seguido de los que perciben entre 12.000 y 21.000 euros anuales y los que ingresan entre 21.000 y 30.000 euros al año. En cambio, los que perciben mayores ingresos por arrendar esas viviendas son los que ganan más de 600.000 euros al año, que reciben 8.800 euros anuales de media. Del lado contrario, los que declaran haber ganado menos de 1.500 euros al año y poseen casas alquiladas perciben de media 1.085 euros anuales por ellas.

El boom de la vivienda, mucho mayor que el de las acciones y los bonos

Frente al disparado aumento de los españoles que declaran poseer una vivienda en alquiler, en contraposición el número de declarantes que cuenta con depósitos y acciones, títulos a renta fija o seguros de vida (capital mobiliario, en la estadística) ha aumentado un 30% en el mismo periodo de tiempo, y su rendimiento (por los intereses devengados por esos bienes) lo ha hecho un 87%. La comparación que sale peor parada es la de los rendimientos del trabajo, que ahora declaran un 20% más de contribuyentes que en 2007, y quienes en total ingresan un 37% más.