El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, informó este miércoles en su tradicional rueda de prensa de inicio de curso que una de las prioridades de los sindicatos mayoritarios será conseguir la jornada laboral de 35 horas. "Hace casi 40 años que no se toca la jornada máxima laboral en el Estatuto de los Trabajadores. Es evidente que en 40 años los niveles de productividad en nuestro país han aumentado de manera visible en todos los sectores, en algunos de manera espectacular. Este es el momento de abordarlo", aseguró.

La intención de las organizaciones sindicales es abrir esta vía de diálogo con el nuevo gobierno tan pronto como se constituya. Tendrán la mirada fija en establecer por ley que 35 horas es lo máximo que un empleado puede trabajar a lo largo de una semana en España, frente al límite actualmente establecido de 40 horas, pero la intención será llegar progresivamente a las 32 horas. En ambos casos, se persigue una reducción horaria sin pérdida de salario, bajo el argumento de que los trabajadores son más productivos cuando dedican menos horas a lo laboral, aunque el propio Álvarez ha reconocido que no cuentan con estudios que lo respalden.

La reducción de la semana laboral es una cuestión que lleva encima de la mesa varios años, sobre todo gracias a los esfuerzos de Más Madrid. La formación de Errejón arrancó al Gobierno en 2021 financiación para poner en marcha un programa piloto de semana de cuatro días, que buscaba estudiar los efectos de la disminución de jornada en los trabajadores que formaban parte del experimento, pero también en los resultados económicos de las empresas -y en la productividad que registraban-. Después, y sobre todo de cara a las elecciones de este año, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha comenzado a respaldar la idea de que en 2024 sería conveniente que entrase en vigor una jornada máxima de 37,5 horas semanales.

10,2 millones de personas trabajan más horas de las legales

Pero por el momento no hay nada sobre la mesa, y la mayor dificultad está en la realidad. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, el 48% de los trabajadores aún dedica más de 40 horas semanales a su empleo. En total, 10,2 millones de personas. Por eso, reducir la jornada legal puede ser un paso más estético que otra cosa, al menos mientras continúen realizándose miles de horas extraordinarias que no son legales, porque superan lo establecido en el Estatuto, y que además no se remuneran ni se devuelven en forma de días de descanso en su inmensa mayoría.

En concreto, los últimos datos apuntan a que 1,3 millones de trabajadores realizan 50 o más horas, y 8,8 millones hacen entre 40 y 49 horas semanales. La mayoría se concentran en el comercio y en la industria manufacturera, sectores en los que 1,7 y 1,6 millones de profesionales aseguran que hacen más de las horas legales. También destaca el exceso de horas en la hostelería (donde dicen lo mismo 1,1 millón de empleados), la construcción (900.000) y el transporte (700.000).

Según la legislación vigente, con un mismo contrato se pueden trabajar más horas de las que establece la jornada legal si así lo establece el convenio colectivo, siempre que se respeten los descansos mínimos establecidos. Aparte, pueden realizarse horas extraordinarias, hasta alcanzar un máximo de 80 al año, sin contar con las que hayan sido compensadas con descansos. Esas horas deben remunerarse económicamente de forma obligatoria o con descansos, pero no siempre se cumple.

Las horas extra que no se pagan: 2,5 millones al trimestre

De hecho, en España todavía se realizan unas 2,5 millones de horas extra que no se remuneran, pese a que el objetivo del registro de jornada, obligatorio desde 2019, era reducir esta variable. Son incluso más que las que se registraron durante ese año (2,2 millones de horas en el tercer trimestre), aunque queda un consuelo: las horas extra que sí se remuneran están aumentando con el paso del tiempo. Por profesiones, los profesionales científicos e intelectuales son los que realizan más horas no remuneradas, junto con los trabajadores de restauración.

Con todo, sobre el papel los cambios que buscan UGT y CCOO no son demasiado bruscos, puesto que la estadística de convenios colectivos recoge que hoy día la semana laboral registrada en los contratos es de 37 horas de media. Por eso, una semana de 35 horas no debería ser tan difícil de conseguir al menos a nivel legislativo, según opinan las organizaciones sindicales. Otra cosa es lograr ese mismo cambio en el día a día de los trabajadores. Ahí, la Inspección de Trabajo, los laboralistas y los propios empleados tienen un largo camino por delante.