El próximo año 2024, el Estado deberá destinar 41.000 millones de euros para pagar los intereses de la deuda pública. El dato aislado puede no decir mucho, pero en comparación con el coste de los intereses del año pasado, cuando se abonaron en este concepto 30.175 millones, supondrá un 36% más. Se trata de un enorme encarecimiento ligado a la subida de los tipos de interés, que se encuentran cerca de su máximo histórico. La medida del Banco Central Europeo busca frenar el avance de la economía para contener la escalada de la inflación, pero repercute tanto en los bolsillos de los consumidores como en las cuentas públicas, puesto que obliga a los países a pagar más por todo el dinero que han recibido prestado a tipo variable.

Las previsiones citadas son parte del último informe de proyecciones del centro de análisis Funcas, y son similares a los de otros organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que estima que el incremento de los intereses de la deuda llevará a que el coste de la misma alcance el 2,6% del PIB en 2025. En comparación con otras partidas, el coste de los intereses de la deuda de 2024 equivaldrá a toda la recaudación por impuesto de sociedades, que es uno de los que sostienen en mayor medida las cuentas públicas por detrás del IRPF, como también han destacado los economistas de este sitio de estudios.

Un año de impuesto de sociedades, cinco meses de IVA

En 2022, el Estado recaudó más de 32.100 millones en concepto de impuesto de sociedades, un 20% más que el año anterior. El año más prolífico para su recaudación fue 2007, cuando supuso unos ingresos de casi 45.000 millones de euros, todo según datos de la Agencia Tributaria. En comparación con otro impuesto como el impuesto sobre el valor añadido (IVA), el pago de los intereses de la deuda del próximo año equivaldría a cinco meses de recaudación -en total, el año pasado el Estado ingresó en concepto de IVA más de 82.000 millones, y la previsión es que esa cifra se engrose este año y también el próximo-.

"El retorno de las reglas fiscales va a obligar a hacer un reajuste de las cuentas públicas", ha asegurado Carlos Ocaña, director general de Funcas, en la presentación de las previsiones de la institución. "Si no tomamos decisiones, vamos a tener que hacer frente a un desequilibrio importante y unos pagos por intereses muy importante", ha advertido. Pero el problema principal estará en los mercados: si la deuda continúa engrosándose, ¿podrá convencer España a los inversores de que va a cumplir con la estabilidad presupuestaria que promete, ahora que el BCE ya no va a proporcionar su ayuda?

Normalmente, a estas alturas del año el Gobierno ya tendría que haber tomado decisiones relativas a cómo hacer frente a ese incremento de la deuda, puesto que los presupuestos generales del Estado estarían ya aprobados. Sin embargo, el adelanto electoral a julio y el fracaso de la investidura del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a finales de septiembre han provocado que el Ejecutivo esté en funciones. En ese marco, el Gobierno envió el domingo a Bruselas un plan presupuestario inercial, tal y como marca la normativa europea, y que tendrá que volver a enviar una vez estén aprobados los presupuestos de 2024.

La deuda no bajará del 100% del PIB al menos en cinco años

Por el momento, sí sabemos que este año el Gobierno tenía previsto emplear 31.275 millones en pagar los intereses de la deuda -cuando elaboró los presupuestos, el pasado otoño-, pero no qué previsiones tiene para el próximo. Aquí las previsiones difieren entre analistas: según las del FMI, que en este caso están por debajo de las de Funcas, los intereses de España escalarán a los 40.000 millones en 2025, en lugar de en 2024.

En lo que sí coinciden ambas instituciones es en que la deuda pública española no bajará del 100% del PIB durante los próximos años. Es decir, que se va a mantener por encima de un año de PIB de forma reiterada. Todos los estados incrementaron el gasto para insuflar liquidez en sus economías durante la pandemia del coronavirus, y por esa razón se suspendieron las reglas fiscales, pero ahora España se encuentra en una posición de vulnerabilidad al mismo tiempo que debe hacer frente al comienzo de la jubilación de la generación más numerosa de su historia, que disparará el gasto en pensiones.

Por otro lado, la economía va a ralentizarse durante los próximos meses al tiempo que la inflación continuará alta. Según Funcas, este año aún veremos tasas de inflación de entorno al 5%, y si la media de este año quedará en el 3,8%, la del próximo será muy similar, de alrededor del 3,6%. Otras instituciones, como el Banco de España y la Comisión Europea, esperan que el próximo año la inflación media supere a la de este, con tasas de entorno al 4% en 2024, tanto por la subida de los precios de la energía como por la retirada de las rebajas impuestos.