Banco Santander ha admitido un posible daño en su reputación por la cuenta ligada de Irán. La entidad presidida por Ana Botín ha reconocido a la SEC (la Comisión de Bolsas y Valores de EEUU) en su informe anual sobre los posibles riesgos de que los medios de comunicación le relacionen con este tipo de situaciones, después de la publicación de Financial Times en la que se apuntaba que un cliente británico era una empresa pantalla de compañías sancionadas por EEUU. En el momento en el que saltó la información, Banco Santander negó cualquier responsabilidad.

La entidad ha explicado en el comunicado que la repercusión de esta noticia en los medios de comunicación puede suponer un daño reputación y afectar a su cotización. El banco ha hecho este apunte en el informe del supervisor de EEUU, porque es más exigente en este terreno, por ello no lo incluyó en el informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Banco Santander siempre tiene que reportar a la SEC en el documento 20F todo lo vinculado con Irán, ya que es una obligación legal.

En el documento, el banco explica que "hemos estado, y podemos estar en el futuro sujetos a cobertura negativa en los medios sobre nosotros o nuestros clientes, incluso con respecto a supuestas conductas tales como no detectar y/o prevenir cualquier actividad de delito financiero o no cumplir con las regulaciones de la FCC (el supervisor de los delitos de blanqueo de EEUU, por sus siglas en inglés)".

La entidad reconoce que la cobertura mediática negativa de este tipo sobre ellos "sea o no fundada", podría afectar "material y adversamente nuestra reputación y percepción entre clientes, inversores, proveedores, socios, reguladores y otros terceros actuales y potenciales". Además, añade que también "a su vez podría tener un impacto adverso en nuestros resultados operativos, situación financiera y perspectivas, así como también dañar la confianza de nuestros clientes e inversores y el precio de mercado de nuestros valores".

Al margen de la cuenta iraní, Santander explica de manera genérica riesgos vinculados al crimen financiero: "La delincuencia financiera sigue siendo objeto de escrutinio y supervisión por parte de los reguladores de todo el mundo. La normativa sobre lucha contra el blanqueo de capitales, corrupción y sanciones es cada vez más compleja". Añade que los organismos siguen proporcionando directrices para cooperar entre todos.

"Si no somos capaces de cumplir plenamente las leyes, nuestros reguladores y los organismos encargados de hacer cumplir la normativa tienen la capacidad y la autoridad para imponernos multas significativas y otras sanciones, incluida la exigencia de una revisión completa de nuestros sistemas de negocio, la supervisión diaria por consultores externos y en última instancia, la revocación
de nuestra licencia bancaria", describe.

En el informe anual, Santander, al igual que otras compañías, vuelve a desglosar ante el regulador el número de cuentas bloqueadas. Así Santander UK ha bloqueado siete cuentas de cinco clientes incluidos en el programa de sanciones de EEUU. La financiera Consumer, a través de la sucursal belga,
tiene identificadas desde 2018 siete cuentas, y Santander Brasil, tres más. El grupo también tiene controlados los movimientos de un banco iraní.

Asimismo, vuelven a explicar que "Santander ha adoptado medidas significativas para retirarse del mercado iraní, como el cierre de su oficina de
representación en Irán y el cese de todas las actividades bancarias en ese país, incluidas las relaciones de corresponsalía o la captación de depósitos de entidades iraníes".

A principio de mes, El banco se despertaba con una investigación del Financial Times sobre la utilización de una cuenta de su filial británica por parte de Irán para burlar las sanciones impuestas por Estados Unidos. Según publicó el medio británico, Santander UK y Lloyds Bank, dos de las entidades más importantes en Reino Unido, proporcionaban cuentas a una compañía iraní del sector petroquímico. Esta compañía estaba sancionada desde 2018, pero la cuenta fue abierta por un particular de nacionalidad británica, según FT.