Fue el 16 de junio de 2022 cuando el dueño del fondo Amber Capital, Joseph Oughourlian, apareció en el accionariado de Indra de forma sorpresiva. Afirmó entonces que el objetivo de esa inversión era el de aprovechar un momento histórico de ‘guerra fría’ y creciente tensión internacional para intentar ganar dinero a partir de la previsible carrera armamentística. Unos días después, el empresario se alió con el Ejecutivo para dar un golpe de mano en la Junta de Accionistas y destituir a los cinco consejeros más críticos con las decisiones que había adoptado la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales.

Aquello se hizo con un punto introducido a última hora en el orden del día de la Asamblea, lo que dejó al resto de los accionistas sin capacidad de reacción. No era la primera vez que Oughourlian recurría a esta estrategia, dado que también la utilizó en Prisa para destituir a Javier Monzón como presidente en la Junta Extraordinaria de diciembre de 2020. Entonces, se alió con Vivendi y con Telefónica.

Ha transcurrido 1 año y 9 meses desde que se produjeron aquellos sucesos en Indra y esta entidad de inversión de origen británico -aunque con vehículos en diferentes países- ha invertido alrededor de 130 millones de euros en la compañía española de defensa. Los vaticinios de Oughourlian han sido acertados y los títulos de Indra se han apreciado más del 40% en este tiempo. En resumidas cuentas: los mercados han considerado acertada la apuesta por una empresa especializada en tecnología militar en un momento de tensión a gran escala.

Los resultados de Amber en Indra

Según el último informe anual de gobierno corporativo de la multinacional española, Amber dispone del 7,23% de los títulos, lo que equivale a 12,78 millones de acciones. Su valor de mercado actual es de 228 millones de euros. Por tanto, la inversión de Oughourlian se ha revalorizado en alrededor de 100 millones.

Ciertamente, no ha sido un período sencillo ni exento de dificultades ni de distorsiones el que ha vivido Indra desde entonces. Entre otras cosas, porque las sospechas de que Oughourlian se concertó con el Gobierno para cesar a cinco vocales del grupo llevaron a que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) estudiara las posibles irregularidades de esa estrategia, entre un gran revuelo mediático o político.

Finalmente, en la víspera de Nochebuena de 2022, el supervisor de los mercados descartó sancionar estos hechos por la “falta de indicios suficientes”; y pese a que quedara “acreditado que los accionistas SEPI, SAPA y Amber "cooperaron para llevar a cabo los ceses" en Indra, "con una participación activa” de su presidente, Marc Murtra, designado por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Oughourlian y Murtra -expresan fuentes internas- también han mantenido diferencias en el pasado, dado que el jefe de Amber Capital presionó para dividir Indra en dos partes y para deshacerse de una de ellas, es decir, de su negocio tecnológico, el de Minsait. Pese a que son varias veces las que la prensa ha especulado sobre esta posibilidad, finalmente no ha sucedido.

Al menos, de la forma esperada, dado que tanto Murtra como el consejero delegado -José Vicente de los Mozos- han abierto la puerta a que fondos de inversión entren en el accionariado de Minstait para posibilitar su crecimiento e incrementar su cifra de negocio. Indra quiere mantener una posición dominante en Minsait, pero asociarse con otros agentes del mercado.

Todo eso pretende hacerlo en un contexto de incremento de la tensión internacional en el que Indra quiere hacerse con el control de Hispasat, la empresa española de satélites.

Las cuentas de Oughourlian

Todos estos movimientos podrían incrementar todavía más el valor de la acción de la compañía, lo que sería beneficioso para Oughourlian, quien tiene abierto su principal frente en España dentro del Grupo Prisa, donde ha realizado una inversión de alrededor de 350 millones de euros en la última década que no será sencillo que recupere.

Un dato que ayuda a entender los aprietos de Amber es el relativo a la depreciación de la acción, que entre marzo de 2014 y de 2024 ha perdido el 95% de su valor. Principalmente, por la desconfianza que genera entre los inversores el elevado importe de su deuda financiera, que al término de 2023 era de 767 millones de euros.

El grupo aprobará en los próximos días las condiciones de su segunda emisión de bonos en dos años, los cuales serán obligatoriamente convertibles en capital. Los socios de Prisa tendrán derecho de suscripción prioritaria y sus condiciones serán similares a las de la anterior operación, lanzada a principios de 2023. El Consejo de Administración tiene previsto dar luz verde a este programa antes del final de marzo, según han explicado fuentes internas.

El objetivo de esta operación será el de recaudar 100 millones de euros, que se destinarán a amortizar su deuda de tipo junior y a realizar diferentes inversiones para intentar que sus negocios crezcan. 

Se espera que Oughourlian -Amber Capital- participe en esta operación para que no se diluya su posición en el accionariado -29,7%-. Una vez más, deberá realizar una aportación monetaria para aliviar las urgencias financieras de Prisa, donde su inversión no ha ido tan bien como en Indra, donde, además de la apreciación de sus acciones, recibió recientemente la noticia positiva de que se repartirá un dividendo de 0,25 euros por acción.