Los datos récord de empleo y el recargo a las cotizaciones sociales a través del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) han impulsado los ingresos de la Seguridad Social un 6,84%. En términos absolutos, la recaudación acumulada hasta agosto vía cotizaciones sociales se ha situado en 117.248 millones de euros, lo que representa 7.508 millones más que en el mismo periodo de 2024. Sin embargo, este alza sigue sin ser suficiente para compensar los gastos del sistema.
Un año más, la recaudación bate récords históricos, pero los gastos del sistema también. Solo hasta agosto, el Estado ha abonado 124.665 millones de euros en concepto de pensiones, 11.742 millones por incapacidades temporales y 2.914 millones por el Ingreso Mínimo Vital. En total, la suma de los gastos del sistema asciende hasta casi los 150.000 millones (149.875 millones), un 6,6% más que el año pasado. Por su lado, las cotizaciones se muestran insuficientes y el Estado ha tenido que inyectar 40.011 millones de euros en concepto de transferencias para cuadrar las cuentas públicas y para poder alardear de que el sistema cuenta con superávit.
Pero los números no engañan. La Seguridad Social se tiene que enfrentar a un reto demográfico a nivel cuantitativo y cualitativo. La jubilación de la generación del baby boom, que ya ha comenzado y que hasta 2050 sumará 14 millones de jubilados nuevos, no solo supondrá un volumen de pensionistas sin precedentes, sino que además,las cuantías de las prestaciones serán cada vez más elevadas.
La pensión media registrada por los jubilados que se daban de alta en el sistema de la Seguridad Social ascendía hasta los 1.639 euros en agosto, mientras que las cuantías de los que se daban de baja del sistema se encontraban en los 1.278 euros. Un diferencial que no es solo generacional, sino contable. De acuerdo con el último informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), la cuantía de las nuevas pensiones supera en un 12% lo realmente cotizado a lo largo de la vida laboral y corregir esta desviación requeriría un periodo transitorio de entre 10 y 20 años.
Cuentas nocionales
Esta diferencia estructural entre cotizaciones y prestaciones ha llevado a entidades como Fedea a plantear un rediseño del sistema. Su propuesta pasa por un modelo de cuentas nocionales, en el que cada trabajador acumula derechos en función de sus aportaciones reales. Así, "a diferencia del modelo actual donde cada euro cotizado genera 1,12 euros de pensión, con cuentas nocionales cada euro aportado generaría un euro de prestación, cerrando la brecha entre cotizaciones y prestaciones".
Es decir, a diferencia del sistema contributivo actual —en el que las cotizaciones de los trabajadores en activo se utilizan para pagar las pensiones de los jubilados sin una correspondencia directa con lo aportado—, el modelo de cuentas nocionales funcionaría como una especie de cuenta virtual individual. En ella, cada cotización realizada se registraría como un derecho acumulado, que se transformaría en pensión al llegar la jubilación, en función de factores como la esperanza de vida o la edad de retiro.
Así, aunque el dinero no se capitaliza ni se invierte, como en un fondo privado, el sistema simula esa lógica, ya que lo que recibes depende directamente de lo que has aportado. Según defienden desde Fedea, "este nuevo modelo corregiría los desajustes estructurales del sistema actual (...) asegurando que el gasto en pensiones a largo plazo se adecúe a la capacidad económica del país, sin requerir inyecciones constantes del Estado".
Modelo implantado en Suecia, Italia y Polonia
El sistema de cuentas nocionales ha sido adoptado en las últimas décadas por numerosos países europeos, como Suecia, Italia, Polonia o Letonia. Además, de acuerdo con las proyecciones de la Comisión Europea, en los países con este tipo de mecanismo, el alza en el gasto en pensiones entre 2019 y 2050 es prácticamente cero (+0,1% del PIB), mientras que en los países sin mecanismo de ajuste automático como es el caso de España, dicho aumento ronda el 3,3% del PIB.
Y es que Suecia, desde su reforma de 1994, ha mantenido solvente su sistema público de pensiones y su gasto se proyecta estable en las próximas décadas. Por su lado, Italia ha logrado desacelerar el crecimiento del gasto futuro y vincular estrechamente la pensión de cada nuevo jubilado a su esfuerzo contributivo, aumentando la equidad intrageneracional, "aunque afronta todavía retos de suficiencia en las pensiones mínimas que se cubren con complementos presupuestarios", puntualizan desde Fedea.
Y por último, en el caso de Polonia y Letonia, también han estabilizado sus sistemas tras adoptar las cuentas nocionales a finales de los años 1990, integrando además componentes de cuentas de capitalización en el caso polaco para diversificar las fuentes de ahorro.
Te puede interesar
Lo más visto
Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registrado