Durante décadas fue el refugio seguro al otro lado de la frontera, el lugar al que regresar tras cometer un atentado o en el que refugiarse después de escapar de la Justicia española. En la década de los 80 dejó de serlo. La llamada ‘guerra sucia’ emprendida por los GAL, el terrorismo de Estado, dejó su rastro de sangre en el sur de Francia con el asesinato de numerosos miembros de ETA y, en algunos casos, de ciudadanos vascofranceses ajenos a ETA. Los acuerdos que años después activaron la política de extradiciones entre España y Francia y la colaboración creciente en la lucha contra el terrorismo convirtió al país vecino en un suelo inseguro para los miembros de la organización.

Hoy, dos años y medio después de la disolución de ETA, el rastro en Francia es el de algo más de una treintena de militantes encarcelados. Entre ellos figura Josu Urrutikoetxea, detenido el pasado 16 de mayo de 2019 en los Alpes franceses tras 17 años de huida. Sobre él pesan ya dos autorizaciones de extradición concedidas por la Justicia francesa, la última ayer, por su posible participación en la financiación de ETA en el llamado caso de las ‘herriko tabernas’ y por el atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza de 1987.

‘Josu Ternera’ no es el único veterano de la organización terrorista que está en prisión en Francia, -ahora en arresto domiciliario y bajo control telemático-. Entre la treintena de etarras en prisiones francesas figuran no sólo algunos exjefes de ETA sino militantes de los comandos más sanguinarios que actuaron en el mismo periodo en el que lo hizo Urrutikoetxea. Es el caso de los tres condenados por su participación en el atentado contra el cuartel de Zaragoza en el que fallecieron 11 personas –entre ellas cinco niños- el 11 de diciembre de 1987 y por el que la justicia española reclamó a Urrutikoetxea.

Aquel crimen lo cometió el comando itinerante o comando ‘Argala’ de la banda integrado por ciudadanos franceses. Henri Parot, Jacques Esnal, Frederic Haranburu y Jon Kepa Parot fueron condenados por aquel brutal atentado. En abril de 1990 Henri Parot fue detenido en Sevilla mientras transportaba una furgoneta cargada con 300 kilos de explosivo. El resto de miembros del comando logró cruzar la frontera pero poco después serían detenidos en suelo francés y condenados a cadena perpetua.

Históricos de la banda

En Francia, uno de los hermanos Parot, así como Esnal y Haranburu han cumplido ya más de 30 años en prisión. Al comando que integraron se le imputaron una veintena de atentados entre 1978 y 1989, con el resultado de 38 muertos y cientos de heridos. La cadena perpetua impuesta en Francia establecía en algunos casos un cumplimiento mínimo de 18 años pero en otros no. Actualmente, ninguno de ellos ha tenido beneficios penitenciarios, pese a las reclamaciones que desde colectivos como Etxerat, de apoyo a familiares de presos, han hecho para que sean excarcelados. ‘Josu Ternera’ tiene hoy 69 años. Esnal, Parot y Frederic oscilan entre los 66 y los 69.

En las siete prisiones francesas que actualmente tienen algún preso de ETA ingresado figuran nombres destacados en la oscura historia de ETA. Dos de ellos, Garikoitz Azpiazu, alias ‘Txeroki’, y Mikel Karrera Sarobe, ‘Ata’, fueron trasladados a una de las prisiones más cercanas a la frontera de Irún. En algunos casos, el traslado a la cárcel de Lannemezan, a 330 kilómetros de la frontera, responde a razones de salud. En esta cárcel se encuentra Ibon Fernández Iradi, alias ‘Susper’, actualmente enfermo y para el que colectivos de apoyo a los presos han reclamado su puesta en libertad.

Muchos de los presos que cumplen condena en Francia han sido entregados a España para que respondan por causas pendientes en nuestro país, si bien en la mayoría de los casos retornan a las cárceles francesas para terminar de cumplir la condena allí impuesta. Es el caso de Soledad Iparragirre, ‘Anboto’, una de las dirigentes de ETA que leyó el comunicado de disolución de la banda junto a ‘Josu Ternera’ y que hace un año, el 3 de septiembre del año pasado, fue entregada, junto a ‘Ata’ y ‘Txeroki’ a las autoridades españolas para responder ante la justicia de causas pendientes, hasta una docena en el caso de ‘Anboto’.

En el caso de ‘Txeroki’ su entrega fue para hacer frente a la acusación de haber participado en el asesinato del juez José María Lidón, acusación de la que fue absuelto al no haber quedado acreditada su participación.

Traslados

En Francia cumple condena Iratxe Sorzabal, una de las miembros de ETA que la policía siempre ha considerado que intervino en la lectura del comunicado de alto el fuego definitivo que hizo la banda el 20 de octubre de 2011. Tras su arresto en 2015 se aseguró que tres años antes Sorzabal había participado junto con David Pla y ‘Josu Ternera’ en un intento de negociación con el gobierno español llevado a cabo en Oslo (Noruega). Tras fracasar la negociación, todos ellos fueron expulsados del país. Después de ser detenida, Sorzabal tuvo que cumplir dos condenas impuestas por los tribunales franceses.

En los últimos casi tres años el número de condenados por pertenecer a ETA ha caído de modo considerable en Francia. Si en enero de 2018 las cárceles francesas tenían a 59 presos, en septiembre de 2020 esa cifra ha descendido a 34. En la mayoría de los casos el Gobierno de Macron ha procedido a un acercamiento masivo de presos a sus cárceles más próxima a Euskadi.

Así, la prisión de Mont de Marsan, a 260 kilómetros de la frontera, acoge a una decena de presos de ETA y la de Lannemezan a una docena. En los centros penitenciarios más alejados, los de Read Sud Francilien, a 925 kilómetros, y la cárcel de Rennes, a 795 kilómetros de la frontera, cumplen condena tres presos en cada una de ellas, a los que se suman otros cuatro en las prisiones de Roanne -845 kilómetros., Saint Martin de Re -540 kilómetros- y Muret -425 kilómetros-.