La Asamblea Nacional Catalana (ANC) quiere seguir marcando el paso a los partidos independentistas durante la campaña electoral y en la formación del próximo gobierno catalán. Tras meses denunciando la renuncia a los postulados independentistas y las batallas entre los partidos del Govern, la entidad presidida por Elisenda Paluzie ha presentado un sistema de evaluación con el que examinará semanalmente a los partidos independentistas, puntuándolos en función de su proximidad al ideario definido por la propia entidad, que servirá de guía de voto para sus asociados.

Un ideario muy próximo, de entrada, a los postulados de la CUP, el partido que a priori se verá más beneficiado por la competición ideada por la ANC. El decálogo de la ANC reclama la creación de una banca pública catalana, la "reestructuración y fiscalización estricta" de la Brimo, la unidad de antidisturbios de los Mossos, o garantizar una "administración fiel a los principios del 1-O". Sin olvidar la construcción de unos "sindicatos y patronales nacionales" como auténticas "herramientas de país".

Un proyecto en el que la propia Asamblea ha dado los primeros pasos con la toma de control de las Cámaras, para impulsarlas como nuevas patronales bajo el liderazgo de Joan Canadell, o el apoyo la intersindical independentista I-CSC.

Sintonía con Junts

El programa ideal de la ANC apunta además a la necesidad de mantener la confrontación y defiende la búsqueda de ese 50% de votos independentistas que cuadra con el programa propuesto por JxCat. "La acción unilateral es legítima defensa y la única vía factible para resolver el conflicto con el Estado Español" apuntan desde la Asamblea.

Esquerra se reconocerá en la voluntad de desarrollar la agencia tributaria catalana o de buscar apoyos internacionales al proceso independentista. Pero difícilmente aprobará la máxima de "no gobernar ni colaborar con los partidos del bloque del 155" tras apoyar los Presupuestos Generales del PSOE y Podemos.

La tarea de "control programático es la función típica de organizaciones de la sociedad civil como la ANC" ha explicado el secretario de Organización Política de la entidad, Adrià Alsina. Con los lobbys de Estados Unidos como meta, Alsina se ha remitido a la la Organización Nacional del Rifle y su control sobre los programas políticos en lo referido al uso de armas de fuego para explicar su proyecto.

"Empezaremos a generar un sistema de puntuaciones en función del decálogo" con que se compararán los programas de todas las listas que se presenten con la etiqueta de independentistas. "Todos tendrán una puntuación".

Incoherencia independentista

Así, la entidad se compromete a realizar un examen semestral de la acción de gobierno del futuro ejecutivo catalán. "Nuestra función de lobby de presión política para conseguir independencia en relación a los partidos políticos nos permite tener guía no solo para la campaña sino para después" argumenta Paluzie que defiende su decálogo como una "guía para recuperar la coherencia perdida en estos dos años y medio".

El vicepresidente de la entidad, David Fernández, explica que el Decálogo pretende "redibujar y concretar el camino hacia la independencia". Con este objetivo, la estrategia de "incidencia en el proceso electoral" de la entidad no se limita a la campaña electoral, advierte la ANC. Se han dibujado tres fases: campaña electoral, elecciones y constitución del Parlament y a partir de la constitución del Govern.