Ha requerido cinco lustros y aún está muy lejos de permitir la igualdad. En este tiempo el avance ha sido demasiado pequeño. El reparto de tareas en el hogar sigue asumiéndolo de un modo inmensamente mayoritario la mujer. Lo hace en menor medida que hace décadas pero sin que por el momento el hombre juegue un papel significativo y menos aún en términos de igualdad en ámbitos como el cuidado de los hijos, las funciones relacionadas con la educación, la alimentación o la responsabilidad de vestir a los miembros de la familia. Un estudio realizado por el Instituto Vasco de Estadística refleja que en comparación con la realidad de 1993 en la actualidad en Euskadi las mujeres apenas han visto rebajada doce puntos la carga de las tareas del hogar. Más aún, según el último informe ellas continúan ejerciendo el doble de responsabilidades en el hogar que ellos.
El estudio publicado muestra cómo hace 25 años en los hogares vascos las mujeres llevaban casi todo el peso de las tareas domésticas, ejerciendo el 79% de las funciones. Entre ellas se establece una clasificación que va desde “proporcionar alojamiento”, hasta los “cuidados”, la “educación” y “proporcionar comida y ropa” a los integrantes de la familia. En todas las categorías ellas asumen el peso mayoritario.
Esa carga ha ido recortándose levemente con el paso de los años pero sin que se acerque a la igualdad en el reparto de tareas. Según los últimos datos, que datan de 2018, las mujeres en Euskadi continúan absorbiendo el 67% de todas esas responsabilidades. El papel de los hombres ha mejorado muy levemente en este tiempo, al pasar en los últimos 25 años de participar en el 20% de las tareas domésticas al 32,8% en la actualidad.
Pese a la lenta evolución hacia la igualdad, el cambio es importante en comparación con la situación que se vivía a mediados de los años 90. El Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde) preguntó a hombres y mujeres en 1994 sobre el reparto de tareas en el hogar y reveló que el 83% de las tareas las asumía la mujer. El 56% de los encuestados reconoció que todas las funciones del hogar las ejercía la mujer y otro 27% que fundamentalmente las hacían ellas. El reparto entre hombre y mujeres en términos de igualdad sólo lo citaba el 19,8%.
Menor peso del hogar en el PIB
Hace 26 años incluso entre las mujeres seguía muy presente la opinión de que ellas eran las que debían asumir esta responsabilidad en el hogar. Lo afirmaba casi el 8% de las encuestadas. Entre los hombres, pese a que la mayoría defendía la necesidad de repartir las tareas en el hogar, un 20% señalaba que no debería realizarse ese reparto equitativo. En cambio, al ser preguntados por el cuidado de los niños, tanto los hombres como las mujeres aseguraban por encima del 90% que esa era una tarea que debía ser compartida a partes iguales.
El estudio que desde hace décadas se lleva a cabo en el País Vasco intenta conocer no sólo el peso que a esas distintas categorías se da en los hogares sino también el valor que en términos económicos tiene ese trabajo ejercido en el hogar. El cambio en el modo de vida en las últimas décadas se deja sentir en la “actividad productiva de los hogares” que se ha ido reduciendo de modo progresivo. El cambio del modelo social y laboral, así como el imparable envejecimiento de la población en el País Vasco ha hecho que la fotografía varíe de modo importante.
El peso que la actividad en los hogares tiene hoy en el conjunto de la actividad económica en Euskadi es significativamente menor al que lo era en 1993. El estudio del EUSTAT lo cuantificó en una equivalencia del 47% del PIB en 1993 frente al 27,7% que alcanzaría en la actualidad. Se llega a cifrar en 21.296 millones de euros el coste que tendría toda esa actividad doméstica en caso de ser remunerada.
Hogares más envejecidos
Una sociedad más envejecida, con una mayor incorporación de la mujer al mercado laboral y con un cambio de hábitos y funciones en el hogar ha alterado también la atención y dedicación que prestamos a unas funciones respecto a otras. Muestra de ellos es el peso creciente que se presta a la proporción de cuidados en el hogar y la atención a las tareas relacionadas con la educación. En sólo cinco años se detecta un incremento importante en el cuidado y la educación, que respecto a 2013 ha pasado de representar el 15,5% de las funciones domésticas en el conjunto de hogares vascos a alcanzar el 22,5%.
En sentido contrario se comporta el tiempo y dedicación a la comida, que sigue descendiendo. Sí en 2013 esta tarea en el hogar absorbía el 44,7% de las funciones domésticas cinco años más tarde cae al 40,4%. El resto del tiempo se distribuye entre proporcionar ropa 7,5% y alojamiento 29,6%.
Respecto al gasto que tienen el conjunto de hogares y a qué destinan más recursos destaca sin duda el pago de la vivienda o el alquiler. Los vascos dedican el 37% de los ingresos domésticos a este fin. En segundo lugar figura el gasto en alimentación, que absorbe uno de cada cuatro euros de la economía doméstica. En tercer lugar aparece la educación y los cuidados, con un coste que equivale al 11% del gasto en el hogar y finalmente, en ropa los vascos apenas gastan el 4%.
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