Cerca de un millar de trabajadores de la restauración salieron este martes a las calles de Palma desafiando la prohibición de manifestarse, para protestar por el cierre de bares y restaurantes decretado por el Govern de Baleares para tratar de contener la propagación de la pandemia.

Visiblemente irritados, los manifestantes se concentraron ante la sede del Ejecutivo balear y tras gritar consignas contra el cierre de estos negocios e interrumpir la circulación, se dirigieron después hacia el Parlamento autonómico, ante cuyas eran aguardados por una treintena de efectivos de la Policía Nacional.

Algunos cientos de los congregados en la manifestación, que había prohibido la Delegación del Gobierno, bloquearon la puerta de la cámara legislativa y corearon alternativamente "vamos a entrar" y "libertad".

Los manifestantes, que aplaudieron la quema de una bengala y el estallido de petardos, gritaron una y otra vez "Armengol, dimisión", en alusión a la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, a la quien culpan de la situación por la que atraviesan trabajadores y empresarios de bares, restaurantes y cafeterías, que mañana deberán cerrar hasta el 30 de enero.

La protesta, convocada por redes sociales y apoyada por las patronales CAEB y PIMEM, arrancó hacia las 10.30 horas sin que los congregados hayan mantenido, por lo general, la distancia de seguridad.

Además de empleados, entre los manifestantes figuran empresarios de todo tipo de negocio hostelero, quienes denuncian las medidas restrictivas a su actividad por considerar que son injustas y abocan a la ruina a este sector clave de la economía balear.

Víctor Sánchez, propietario de un restaurante y promotor de la protesta prohibida por motivos sanitarios, ha argumentado que han ignorado la prohibición de la Delegación del Gobierno porque tienen el "derecho constitucional" a manifestarse pacíficamente.