Ciudadanos ha experimentado este domingo una derrota electoral sin paliativos, semejante a la que experimentó el partido naranja en las generales de noviembre de 2019, cuando la formación que entonces lideraba Albert Rivera cayó de los 57 a los 10 escaños en el Congreso de los Diputados. Hoy, Inés Arrimadas ha visto como el partido pierde casi toda su fuerza en prácticamente su único feudo nacional, y pasa de ganar las elecciones en Cataluña y lograr 36 diputados a salvar seis plazas en el Parlament.

Ante la debacle han comparecido tanto el candidato a la presidencia de la Generalitat, Carlos Carrizosa; como la propia presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que han reconocido un mal resultado en las urnas, aunque ambos han culpado del fracaso de la formación a la abstención del constitucionalismo y a la baja participación que ha afectado tanto a los liberales como al PP.

En concreto, Carrizosa ha afirmado que Cs no ha sabido movilizar al electorado constitucionalista como hubiera querido para el 14F y que seguirán trabajando en el Parlament "desde la moderación y la capacidad de pacto". En su intervención para valorar los resultados, ha insistido en que el partido seguirá "haciendo lo mismo que ha hecho desde el año 2006: defender al constitucionalismo desde el centro, y con absoluta firmeza en la lucha por las libertades en Cataluña y la democracia".

Para Carrizosa, es una mala noticia el aumento de escaños de los partidos independentistas, que considera que no representa a la mayoría de la sociedad catalana: "No tienen esa mayoría social, pero sí que van a tener una mayoría más amplia en el Parlament".

"Se avecinan años muy duros", ha lamentado Inés Arrimadas, quien ha convocado de urgencia al Comité Ejecutivo del partido este lunes a las 19:00 horas de la tarde para cuantificar los daños y tomar decisiones que podrían pasar por la destitución de algunos cargos de la cúpula naranja.