La campaña electoral para las elecciones autonómicas de Madrid ya ha arrancado oficialmente en el Congreso de los Diputados, que ha acogido este miércoles su primera sesión de control desde el terremoto político que comenzó el pasado miércoles y que ha desatado una moción de censura en Murcia, un adelanto electoral en Madrid y la salida de Pablo Iglesias del Gobierno para disputar la presidencia a Isabel Díaz Ayuso.

Precisamente, el todavía vicepresidente segundo ha respondido en sede parlamentaria al mantra de "comunismo o libertad", convertido en lema de campaña del PP para el 4-M. "Ustedes no les llegan a la suele de los zapatos a los comunistas españoles. Hablan de libertad, pero su proyecto político es destruir la libertad", ha espetado Iglesias en su réplica al secretario general del PP, Teodoro García Egea.

El número dos de Casado, por su parte, ha recordado a la bancada del Gobierno todos los escándalos de corrupción que afectan tanto a PSOE como a Unidas Podemos por los ataques de ambas formaciones han vertido estos días sobre García Egea por "comprar" a los tres diputados díscolos de Ciudadanos que permitirán a Fernando López Miras conservar el gobierno de la Región de Murcia. "Menos lecciones. Lo que ustedes llaman transfuguismo, el resto de España lo llama dignidad", espetaba.

Iglesias se ha lanzado al contraataque acusando al PP de Casado de ser "el mismo partido corrupto" que el del pasado, poniendo en este caso como ejemplo lo sucedido en Murcia. "¿Cómo han conseguido la pasta? ¿La ha puesto usted o se la ha dado algún constructor?", insistía. No se ha quedado corto tampoco Egea en sus ataques al líder de Unidas Podemos, al que ha augurado un enorme fracaso en las autonómicas madrileñas. "El 5-M lo único que le va a quedar a usted va a ser sentarse a rodear la Asamblea de Madrid. Buena suerte", zanjaba.

La habitual sesión de control al Gobierno se ha convertido en el primer mitin de campaña electoral con los comicios madrileños en el horizonte. Sánchez y Casado han cruzado reproches mutuos, en los que el presidente del Gobierno ha acusado al jefe de la oposición de "representar la continuidad de las malas artes" y del pasado corrupto del partido del que Casado tanto se intenta desligar; mientras que el máximo dirigente del PP ha acusado al jefe del Ejecutivo de "conspirar" para derribar los gobiernos de Murcia, Madrid, Castilla y León y Andalucía, al tiempo que ha reivindicado la necesidad de la "unión del centroderecha" para "salvar a España" de la "deriva radical" de la izquierda española.