En el entorno de Mónica García miran a las encuestas y al calendario y la campaña se les ha quedado corta. Según pasan los días, Más Madrid gana terreno a la candidatura de Ángel Gabilondo y llega a la cita con las urnas con mucha expectación por la gran cantidad de indecisos que reflejan los estudios demoscópicos. Ni toda la inquina de Isabel Díaz Ayuso contra Pedro Sánchez le haría más daño al presidente que esta médica madrileña se saltara la candidatura de Ángel Gabilondo y se convirtiera en la líder de la oposición. Y ya hemos visto que sabe correr y saltar. Estaba entre las mejores de España en 100 metros vallas a finales de los 90 con el Club Marathon, el centro de atletismo más antiguo de Madrid.

Gran parte del crecimiento de Mónica García viene precisamente de haber ejercido de líder de la oposición, sin serlo, durante la corta e intensa legislatura del gobierno de coalición de Ayuso. La médica que trabajó durante el confinamiento en el Hospital 12 de Octubre se alzó como la voz más crítica de la gestión de la pandemia del gobierno regional. Cuando la Asamblea retomó su actividad, compaginó el trabajo médico con el político. Ahora en campaña sólo vive para la política y en los huecos que le quedan de sus hijos. ¿Qué vas a hacer después de las elecciones? “Ser presidenta”.

Preguntar a un político qué es lo que va a hacer después de las elecciones no es buena pregunta, pero es que la candidata de Más Madrid consigue que se te olvide que es una política. Es la principal baza de esta candidata que se mueve en un terreno de juego que apela a los intereses de la calle. “La política tiene que hablar de las cosas que importan a la gente”, afirma. Por eso habla, sin cesar, de listas de espera para ir al pediatra, de ratios de alumnos, del abono transporte. “Cuando alguien se levanta por la mañana, sus preocupaciones no coinciden con las preocupaciones del momento de los políticos, sus preocupaciones tienen que ver con llegar a fin de mes, con pagar el alquiler, con las perspectivas de futuro de los jóvenes, con que el centro de salud no te dé cita dentro de 15 días. Esas cosas tan materiales, tan cotidianas y tan diarias que son las que la pandemia nos ha enseñado que es lo que importa, lo que vives al día a día”, afirma.

Es un mantra que repite diariamente, que la política vuelva “a los problemas de la gente y hacer de la política un espacio de diagnóstico y tratamiento”. El ojo clínico no lo pierde en ningún momento, especialmente en en el terreno sanitario, que es el que controla. “La pandemia lo ha puesto de manifiesto, cuando estaba en las UCI del 12 de Octubre y decía 'no podemos más, estamos hasta arriba, está colapsado' y luego iba a la Asamblea y se lo contaba a Ayuso o al consejero y me decían que eso es mentira... Ese divorcio es muy dañino, no sólo para el abandono de los sanitarios, sino para la política, porque cualquier compañero mío no se ve representado por su propio gobierno”.

“Nos creemos lo que hacemos y no tenemos que fingir ni impostar ningún personaje”, Mónica García.

Foto: I. Encabo.

Mónica García se expone ante el foco mediático como una médica con vocación de servicio que se esfuerza por no perder su vida personal. Tiene tres hijos e intenta pasar tiempo con ellos, incluso en campaña. Va a recogerlos al colegio y, si puede, a llevarlos. La jornada que estuvimos con ella ha sido maratoniana. Radio, muy temprano; televisión después y en plató. Cambio de zapatos por deportivas Saucony y, con el mismo traje que luce en la tele, pisa el suelo de unos viñedos en Arganda del Rey. Tan pichi. 

“En estos dos años hemos sido capaces de afianzar una manera de hacer política que es en la que creemos y, en mi parecer, es en la única en la que sería capaz de hacer política que es el trabajo colaborativo, el trabajo en equipo. Estamos creando una pequeña gran familia, yo pongo el rostro, pero detrás hay vocación, ganas, servicio público, ideas y un montón de herramientas que tenemos que me parecen fundamentales y creo que es la única manera de hacer política”, nos cuenta la candidata en el coche de campaña tras visitar la bodega. Vuelve al centro de Madrid a hacer otra entrevista.  

"En esta pandemia todos hemos sido o un paciente en la UCI o un vecino que no ha podido salir o un mayor en una residencia. Igual que no se puede hacer medicina sin empatía, no se puede hacer política sin empatía"

Foto: Bruno Thevenin.

Parece la colega que llevas tiempo sin ver, bromea mucho y da pequeños codazos de complicidad. En su campaña lo pasan bien. La conexión es máxima entre su gente. En el viñedo se rodea de candidatas de las listas del partido. Muy jóvenes, en su mayoría. “Gente con mucha ilusión y muy curranta”, nos explica. “Como lo llevamos en el ADN, nos creemos lo que hacemos y no tenemos que fingir ni impostar ningún personaje, ni ninguna manera de hacer política. Es eso lo que la gente reconoce y avala”, afirma.

La juventud se ha fijado en Mónica. Así, sin García, es como se la conoce. Su popularidad es mayor entre los jóvenes y decrece según avanza la edad de los votantes, según mostraba el último CIS. No es casualidad que el PSOE haya lanzado una oferta de última hora en campaña para pagar el primer mes de alquiler entre los jóvenes. Entre las votantes de izquierda y jóvenes, Mónica García es la elección, apenas hay sitio para el Partido Socialista. A muchas votantes se las llevó de calle cuando rechazó la oferta de Pablo Iglesias de sumar las fuerzas. “Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos”, fue su respuesta. Pese al distanciamiento hay cercanía con los morados y muchos acusan a Más Madrid de ser una "marca blanca" de Podemos.

Entre sus compañeras está Loreto Arenillas, número siete de la lista del partido. Acompaña a la candidata en esta jornada campestre, lleva una camiseta en la que se lee “Demasiados señoros”. El feminismo es tan importante en la candidatura como la forma de hacer política “con toque femenino” . “Creo que se va asentando la posibilidad de liderazgos femeninos en el bloque progresista y creo que le damos ese toque feminista y femenino de los cuidados, de la empatía, que a mí me parece algo fundamental. No se puede gobernar sin empatía, no se puede uno dedicar a la política sin tener un mínimo de empatía. No se puede decir eso de por qué nos vamos a sacrificar el 99% para curar al 1%. En esta pandemia todos hemos sido o un paciente en la UCI o un vecino que no ha podido salir o un mayor en una residencia. Igual que no se puede hacer medicina sin empatía, no se puede hacer política sin empatía”.

“La unidad de la izquierda es trabajar de manera conjunta cada uno desde su espacio político”.

Foto: I. Encabo.

La médica sale cada poco. La médica a la que Ayuso llamó triste y Monasterio amargada no deja de sonreír. Por la tarde tiene el último acto de campaña. El partido ha alquilado unas oficinas en Gran Vía con unas vistas espectaculares de la capital. Desde allí un streaming con el mundo de la cultura. Suena una rumba que se ha compuesto para su candidatura, la candidata bailotea sentada en la silla. Pero algo se tuerce, un fallo técnico. Pero ella no cambia el gesto ni un poco. Se arreglará. Se arregla. Parte del equipo ha comprado unos vinos en la cooperativa de Arganda y los guarda en la nevera. Crecer van a crecer, en pocos días tendrán cosas que celebrar. 

¿Sumará la izquierda? De lo que pase, algo tendrán que aprender. Desde el debate en Telemadrid el bloque apreció cierta mejora. No se pelearon entre PSOE, Podemos y su formación: sumaron. “Cuando se habla de la unidad de la izquierda, se habla de esto, de que seamos capaces de trabajar de manera conjunta  -cada uno desde su espacio político, cada uno con su organización política - pero trabajar de manera conjunta y trabajar de manera fraterna y de tener claro a quién tenemos enfrente, dejar de mirar a los lados y dejar de mandarnos recados puyitas y codazos y hablar de lo que tenemos enfrente”, afirma. En sus palabras pueden encontrarse claves de lo que puede pasar en el futuro. De momento, dos años hasta las próximas elecciones. Su partido tiene candidata para entonces, más de lo que pueden asegurar los otros partidos del bloque.