“Los ensayos clínicos no han demostrado que las vacunas salven vidas. Quizás se habrá visto en otros estudios una tendencia a disminuir las hospitalizaciones, pero no hay una evidencia en términos oficiales de esta medicina mercantil en la que vivimos de que las vacunas salven vidas”. En estos términos inequívocos se expresó el lunes Juan Ramón Laporte, catedrático de farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la comisión del Congreso de los Diputados que investiga la gestión de las vacunas y el plan de vacunación.

En conversación con El Independiente, Laporte defiende una intervención en la que cuestionó la efectividad de las vacunas contra el coronavirus y mostró su preocupación por sus efectos adversos. “Me reafirmo en todo lo que dije”, contesta el profesor emérito, durante décadas una de las figuras clave en el ámbito de la vigilancia farmacéutica en España. “Yo no he dicho que sea más antivacunas que provacunas. Me parece un debate estéril. A cualquiera que ponga en duda alguna cuestión se le califica de antivacunas. Y esto es lo grave”, insiste Laporte.

Todo lo que no sea bendecir lo que dice el poder del Estado es ser antivacunas

JUAN RAMÓN LAPORTE

“Todo lo que no sea bendecir lo que dice el poder del Estado es ser antivacunas. Ya te ponen una etiqueta”, lamenta el profesor universitario tras su comparecencia en una comisión rodeada de polémica. Arrancó en noviembre lastrada por el boicot del PP, Vox y Ciudadanos. El listado de intervenciones, entre ellas la invitación a Laporte, fue pactado únicamente por PSOE y Podemos. En la sesión del lunes, inicialmente la penúltima sesión de una comisión exprés, solo intervinieron PSOE, Unidas Podemos y Más País.

En su alegato, Laporte -vinculado Instituto Català de Farmacología- expuso sus recelos sobre las vacunas de Pfizer y Moderna. “Ustedes habrán oído hablar de jugadores de fútbol famosos y espectadores de espectáculos deportivos que colapsan en mitad del partido. Son personas vacunadas que tienen problemas cardíacos posiblemente atribuibles a la vacunación. Y de eso no se habla”, deslizó el catedrático, que, entre otros cargos, ha ejercido como experto externo de la Agencia Europea del Medicamento.

El profesor negó incluso la propia catalogación de los sueros contra el coronavirus como “vacunas”. “Según la definición del diccionario de la Real Academia Española, las vacunas de Pfizer y Moderna no son verdaderas vacunas. Son fármacos basados en una tecnología nunca usada en terapéutica hasta ahora y menos en campañas masivas. De ahí que la vacunación masiva supuso un experimento global, sin precedentes en la historia de la humanidad”, detalló quien recela de los ensayos clínicos.

Informes falseados

“Los resultados de los primeros ensayos clínicos sobre las vacunas de Pfizer y Moderna, publicados en diciembre de 2020, mostraron valores de eficacia preventiva de 90 por ciento o más. Parecían muy convincentes y el mundo comenzó a respirar y a suspirar también por ellas. Pero deberíamos ser conscientes de que entrábamos en un experimento preventivo vacunal global por su extensión y por la nueva tecnología que entrañaba”.

Una de sus principales censuras está centrada en la administración de terceras dosis a la población en general. “La primera dosis ha sido beneficiosa, la segunda también, pero de terceras y cuartas hay que ver a quién se le da. Se está animando a la gente a vacunarse con terceras, incluso cuartas, sin que existan datos que digan que esto sirve para algo”, arguye en declaraciones a este diario Laporte, que asegura no estar al tanto de que sus postulados han comenzado a difundirse entre canales de negacionistas. “Pero no me extraña”, confiesa.

Se está animando a la gente a vacunarse con terceras dosis, incluso cuartas, sin que existan datos que digan que esto sirve para algo

JUAN RAMÓN LAPORTE

“Las vacunas, como todos los productos farmacéuticos, tienen sus beneficios potenciales y sus efectos adversos potenciales. Los políticos y responsables de la campaña de vacunación se ponen medallas por la tasa de vacunación alcanzada. Es una variable instrumental. No sabemos todavía si esto va a ser tan positivo como se dice porque no conocemos bien la seguridad ni la eficacia de estas vacunas ante las nuevas variantes”, apunta Laporte. “Lo que sabemos es que las vacunas no evitan el contagio, que por lo tanto el pasaporte covid no tenía ningún sentido”.

A su juicio, el pase covid impuesto por algunas comunidades autónomas en locales de ocio y restauración “carecía de base científica”. “Puede haber contribuido a aumentar el número de casos porque daba una falsa sensación de seguridad a quienes lo obtenían”, subrayó Laporte, que en sede parlamentaria denunció “el fraude en la catalogación y archivo de los acontecimientos adversos” por parte de las empresas farmacéuticas, así como “la presentación tendenciosa de los resultados de los ensayos clínicos”.

El beneficio de la "ineficacia"

“Los resultados de los ensayos clínicos promovidos por las compañías farmacéuticas deben ser considerados como indicios y, de ningún modo, como lo que llaman evidencias”, estableció. "En lugar de tomar nota de la insuficiencia de las vacunas, los fabricantes acogieron estas noticias con subidas de cotización en bolsa. Si un producto es ineficaz o parcialmente ineficaz, habrá que ir repitiendo dosis si es posible durante toda la vida. Esto es el sueño de cualquier vendedor de medicamentos para el colesterol, la osteoporosis o crecepelos. La realidad es que necesitamos mejores vacunas en términos de eficacia protectora", arguyó ante la sorpresa de los miembros de la comisión.

En su intervención posterior, la representante del PSOE insistió en que las vacunas contra el covid “sí salvan vidas” y alabó "el éxito de la estrategia del Gobierno". Laporte, en cambio, recriminó a sus señorías que no hubieran interrogado a los comparecientes previos por su conflicto de intereses con las farmacéuticas y abogó por reformar una legislación “concebida para proteger más a las farmacéuticas que a los ciudadanos” y revisar el funcionamiento de la Agencia Europea del Medicamento.

A este propósito, Laporte acusó a las autoridades de haber ocultado los efectos adversos notificados. “Cité el informe publicado por la agencia del Medicamento en su web donde se contabilizan más de 55.000 efectos adversos por las vacunas, de los cuales once mil fueron graves. Y se sabe que estos efectos están claramente infra notificados, que en el mejor de los casos se notificará un diez por ciento. Puede imaginar cuántas reacciones graves efectivamente han ocurrido y han pasado inadvertidas”.

Malestar en PSOE y Podemos

La comparecencia de Laporte ha creado malestar entre los dos partidos políticos que consensuaron las apariciones de expertos en una comisión de investigación estructurada inicialmente en seis sesiones a la que se sumará una más. PP, Vox y Ciudadanos no participan porque consideran que “nació muerta” y se trata de “una pantomima” ante el rechazo a convocar al exministro de Sanidad, Salvador Illa, y al director del Centro de Coordinación y Alertas Sanitarias (CCAES), Fernando Simón. Desde finales de noviembre, la comisión ha recibido a expertos y académicos al ritmo de uno por hora.

Me marché del Congreso con cierta inquietud. Me parece que no me expliqué bien

JUAN RAMÓN LAPORTE

Los grupos tienen un nuevo plazo para proponer comparecientes hasta mañana jueves. Los integrantes del nuevo listado tendrán que acudir a la Cámara Baja en la sesión final. La comisión se creó inicialmente para investigar las vacunaciones irregulares de alcaldes y responsables políticos, religiosos o militares en la primavera de 2021, cuando los sueros llegaban a cuentagotas y existían una vacunación por grupos de edad. Por la comisión, no obstante, han desfilado técnicos como Laporte pero no cargos políticos.

“Me llegó la invitación en diciembre y me dijeron que todas las comparecencias habían sido consensuadas”, apunta Laporte a este diario. El catedrático, muy crítico con “las relaciones opacas de profesionales sanitarios y sociedades médicas con las compañías farmacéuticas”, no quedó satisfecho de las intervenciones de los partidos políticos en el tiempo de preguntas. “Me marché del Congreso con cierta inquietud. Me parece que no me expliqué bien, por decirlo de alguna manera. Pero si sus señorías repasan el texto escrito, podrán comprobar lo que dije y no la primera impresión que tuvieron al escucharme”.