"Lo que gano en la finca lo invierto en ella, pero parece que trabajo para que ganen los demás en vez de para mi familia". Así expresa su desesperación Esteban, un joven de 29 años que junto a su mujer posee una finca "pequeñita, de una hectárea" en la que tienen poco más de 80 ovejas. El campo todavía no les da para sostener a sus dos niños pequeños, aunque trabajan "como burros" para que algún día sea así. "Por las mañanas me dedico a las reformas en una empresa y cuando acabo, a las siete de la tarde, voy a nuestro terreno. Mi mujer va a atender el ganado por la mañana y yo me quedo allí rematando algunas cosas hasta la hora de cenar". Este sacrificio se ve eclipsado por la amenaza constante de los ladrones del campo, que tal y como ha reclamado UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos), requiere "un plan de choque urgente".

La inseguridad en las explotaciones agrarias se ha unido a la brutal subida de costes como uno de los grandes quebraderos de cabeza de ganaderos y agricultores. Jesús Anchuelo, secretario general de UPA Madrid, señala en conversación con El Independiente la impunidad de los cacos y el sentir de los trabajadores del campo: "Según las cifras, los robos han bajado, pero es porque la gente no denuncia. En Madrid sólo se hace en un tercio de las ocasiones. Los agrarios están desanimados porque sus demandas no llegan a nada y creen que pierden el tiempo al acudir a la Guardia Civil". UPA pretende concienciar a los damnificados de la importancia de reclamar justicia. "Es imprescindible denunciar todo hurto o robo que se produzca para que la Guardia Civil pueda actuar", aseguran. La organización se ha ofrecido a canalizar las denuncias para que el problema de los robos "salga a la luz". Esteban, desmoralizado por la esterilidad de sus quejas, refuerza la teoría: "Estás en tu finca, te roban, denuncias y ves que no recuperas nada y que al año siguiente te la vuelven a desvalijar. ¿Qué se supone que tienes que hacer", comenta resignado.

Daño económico y moral de los robos en el campo

Esteban empezó con su explotación hace cinco años. Le han robado cuatro veces. "Comencé con cinco ovejas y me quedé con tres porque nos quitaron dos al poco tiempo. Cada navidad, cuando más vale el ganado, pasa algo. Este año me han robado 13 corderos y han causado la muerte de dos ovejas que estaban preñadas; una al sufrir un aborto por el estrés y la otra tuvimos que sacrificarla porque la hirieron". El impacto en el bolsillo para una familia que sueña con gozar de su ganadería como única fuente suficiente de ingresos es grandilocuente, aunque no todo es el dinero. "Si no fuera por los robos tendríamos entre 150 ovejas y 200 en vez de 80. Nos han quitado de todo: generadores, bombas de agua, motoazadas, ganado... económicamente el daño está entre 6.000 y 7.000 euros, pero el sentimental es incalculable".

Anchuelo expresa que "cuando te roban varias veces, la desesperación te puede". Insiste en denunciar para atajar el problema y a su vez reclama más presencia de ROCA (la unidad de la Guardia Civil especializada en resolver los robos perpetrados en el campo) en Madrid "porque en otras comunidades han funcionando muy bien". Asimismo, hace referencia a la necesidad de "una respuesta rápida y contundente por parte de la Guardia Civil. También creemos que se deben endurecer las penas para los ladrones rurales e instalar cámaras de video-vigilancia en algunas zonas", asegura Anchuelo. UPA se ha ofrecido también a establecer un sistema de pre-denuncias para canalizar la información de los delitos a la Guardia Civil.

La presión del caco acorrala a los agrarios, que tal y como evidencia Esteban, se plantean tirar la toalla con este tipo de injusticias. "Muchísimas veces he pensado en vender el ganado y olvidarme de esto" concluye.