JxCat ha pedido tiempo a ERC, PSC y los Comunes para volver al pacto para la reforma de la Ley de Política Lingüística con el que se pretende salvar la inmersión lingüística en la escuela. Por lo menos la parte posibilista de Junts, la que ha participado en la larga negociación de un acuerdo con el que independentistas y socialistas buscaban recuperar el consenso sobre la lengua tejido en los años 80 y roto en el procés independentista.

El pacto presentado el pasado jueves defiende la inmersión y evita el porcentaje del 25% en castellano que ha dictado el Tribunal Superior de Justicia en Cataluña (TSJC). Pero que reconoce explícitamente el castellano como lengua "de aprendizaje" en Cataluña.

Este es el punto que ha servido a la CUP para denunciar el acuerdo como una sentencia de muerte para el catalán. Los antisistema se avanzaron a la presentación del acuerdo con una propuesta legislativa para oficializar el catalán como única lengua de la enseñanza en Cataluña. Una fórmula que recoge la mayoría de los proyectos lingüísticos de los colegios catalanes, pero que no aparece en el Estatut ni en la Ley de Educación de Cataluña.

Sentencia del 25% y menos catalán el día a día

La aplicación de proyectos lingüísticos en los que el castellano solo se utiliza en las horas lectivas de esta lengua es lo que llevó al TSJC a fijar el mínimo del 25%. Un mínimo que ya cumplen, sobradamente, muchas escuelas, según los datos del último estudio del Departamento de Educación.

El porcentaje de alumnos que se dirigen siempre al profesor en catalán ha pasado del 56% al 39,4% en quince años, según el estudio de la Consejería. Entre los profesores, el 63,7% se dirigía siempre en catalán a los alumnos en 2006, un porcentaje que ahora se queda en el 46%.

Este informe de la Consejería se suma a otro de la Plataforma por la Lengua (PxL), según el cual el catalán ha perdido en los últimos años medio millón de hablantes. Cifras que han puesto en pie de guerra a las entidades de defensa de la lengua, desde Plataforma a Òmnium, Som Escola o el sindicato educativo Ustec.

Cisma en JxCat

Es la presión de estas entidades, junto a la CUP, la que explica, en parte, el cisma vivido en el seno de Junts. El partido de Carles Puigdemont se desdijo en menos de 24 horas de un pacto trabajado durante dos meses. El detonante fue una llamada del propio Puigdemont, llamando a filas a su partido en contra del acuerdo suscrito con PSC, ERC y CatEC. Poco antes, Quim Torra había criticado el acuerdo en las redes, que habían denostado también sonados dirigentes de la formación.

Sin embargo, fuentes conocedoras de la negociación aseguran que la ex consejera Irene Rigau (CDC) no estaba sola en esos trabajos. Sus propuestas, negociadas junto al republicano Xavier Vila, secretario de Política Lingüística del Govern, eran conocidas y avaladas por el secretario general del partido, Jordi Sánchez, y el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet.

Fueron Sánchez y Batet los encargados de "vender" el acuerdo a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que "conocía perfectamente" su contenido, según las mismas fuentes. Los representantes de los dos partidos independentistas compartieron también los trabajos con la CUP y Òmnium.

Y la entidad presidida ahora por Xavier Antich dio el visto bueno al acuerdo impulsado desde la consejería de Cultura, no la de Educación. Aunque Josep González-Cambray ha "vendido" después el acuerdo como parte del paraguas legal tejido desde su departamento para evitar la sentencia del 25%.

Pacto antes de Sant Jordi

Pero todo saltó por los aires con la llamada de Puigdemont. La líder de JxCat en Barcelona, Elsa Artadi, se sumó también al rechazo al pacto. Ahora, la dirección del grupo parlamentario de Junts ha trasladado al resto de firmantes su intención de mantenerse en el pacto, pero piden tiempo.

Por eso la Junta de Portavoces de este martes ha acordado posponer el debate de la moción al pleno que se celebrará el 28 de abril. El primero tras el paréntesis de la Semana Santa. Para entonces, la dirección de Junts confía en haber apagado las voces discordantes en el partido, empezando por la de Puigdemont.

También haber reconducido la oposición del manifiesto presentado este martes en contra del acuerdo. Un texto firmado por Quim Torra, Clara Ponsatí, Lluís Llach o Josep Costa, todos de Junts. Junto a ellos, firman el manifiesto la líder de la CUP, Dolors Sabater, el ex presidente de ERC Josep Lluís Carod-Rovira o la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie.

"Nos damos un tiempo prudente y suficiente para continuar construyendo los consensos que nos hacen más fuertes", concluyó este martes la portavoz de ERC, Marta Vilalta. Los republicanos no contemplan que "nadie salte del acuerdo" al que llegaron PSC, ERC, Junts y los comunes, añadió en tono de advertencia a sus socios de gobierno.