El principio de acuerdo entre socialistas y populares para sacar adelante este jueves la reforma de la ley del "sí es sí" ha soliviantado a la ministra de Igualdad, Irene Montero, y los dos socios parlamentarios principales del Gobierno, esto es, ERC y Bildu. Porque una cosa era aceptar, muy a regañadientes, el apoyo del PP a cambio de nada, como ocurrió en la toma en consideración de la proposición de ley socialista, y otra negociar mano a mano con ellos un nuevo texto de la reforma por mucho que el PSOE diga que sólo se trata de "cuestiones técnicas" o "semánticas".

Montero, ya muy crítica con la reforma y el apoyo del PP, ha elevado el tono al confirmarse no sólo que ambos grupos parlamentarios estaban negociando, sino que llegaban este lunes a un acuerdo sobre cinco puntos del articulado de la ley, además del más general sobre el cuadro penológico para volver a las condenas previas a la 'reforma Montero'. La ministra sopesa si ser ella la que tome la palabra el jueves en nombre de su Grupo Parlamentario, Unidas Podemos, para defender una de sus leyes estrella y lo haría en contra del resto del Ejecutivo, sin duda, un misil en la línea de flotación de la coalición.

La ministra de Igualdad sopesa si ser ella la que tome la palabra en el debate del jueves

En Unidas Podemos contemplan desde hace al menos dos semanas que Montero entre en este debate y no lo haga la portavoz habitual en temas de igualdad y feminismo, la diputada Lucía Muñoz, y no porque Muñoz sea blanda, ni mucho menos. Con su "lo que hay es un puñado de fascistas que quieren volver al silencio y a la culpa", que pronunció en la toma en consideración de la proposición del ley del PSOE, el pasado 7 de marzo, indignó a la bancada socialista, que calificó de "indecentes" sus palabras.

Montero también podría pedir la palabra como miembro del Gobierno y sin límite de tiempo, aunque este tipo de intervenciones se pactan, tal y como hizo Pedro Sánchez con Yolanda Díaz en el debate de la moción de censura de Tamames, por lo que un decisión así solo contribuiría a empeorar más la convivencia en el Consejo de Ministros.

Pero habida cuenta del estado de las relaciones en el seno de la coalición gubernamental y los intentos por orillar a las ministras moradas, que llevan sin comparecer en la sala de prensa de Moncloa ya varios meses, podría constituir un buen golpe de efecto. Montero afirmó ayer que el PP "ha humillado al PSOE haciéndole reforzar aún más esa vuelta al modelo penal anterior que basa la credibilidad de la víctima en función de las heridas que la violencia del agresor ejerce sobre la víctima".

"Cuando el PSOE le da la mano al PP, el PP le coge el brazo entero", dice Montero

"Cuando el PSOE le da la mano al PP, el PP le coge el brazo entero. Es inexplicable que para el PSOE las alianzas que han servido para defender el derecho a la vivienda no sirvan para proteger los derechos de las mujeres", agregó en alusión a la nueva Ley de Vivienda. Defiende la ministra que los cambios en el "sí es sí" no pueden "dar pasos atrás respecto a las victorias que las feministas han conquistado en las calles para poner el consentimiento en el centro. El PSOE -agregó- tiene tiempo para rectificar de aquí al jueves y mandar un mensaje contundente de que los derechos de las mujeres no se negocian con el PP".

Pero los socialistas siguen adelante con la negociación dando desde hace tiempo por imposible un acuerdo con Unidas Podemos, que, de nuevo, volverá a votar en bloque a pesar de las discrepancias internas entre no pocos diputados de Unidas Podemos. Interrogada el martes de la semana pasada la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, sobre el sentido de su voto, se limitó a comentar que "yo soy una demócrata y, por tanto, emitiré el voto que decida el grupo parlamentario al que pertenezco, lo suelo hacer desde que estoy en la vida pública". Soslayó en todo caso valorar la reforma de la ley, algo que no ha aclarado en todo este tiempo.

Podemos intenta marcar perfil propio

Precisamente, Podemos intenta marcar perfil propio para no verse arrastrados por la estrategia de Sumar y menos tras las descalificaciones que vertió Díaz en el programa de Jordi Évole, de la Sexta, el pasado domingo. Pero los morados también necesitan diferenciarse del PSOE y reivindicar aquellas propuestas de las que se apropia Sánchez, como es el caso de liberar 50.000 viviendas de la Sareb, una petición tradicional de Podemos, hasta ahora ignorada.

En plena precampaña de las elecciones locales y autonómicas, donde el partido de Ione Belarra se juega su existencia en no pocos parlamentos regionales como Madrid o Valencia, no puede abandonar sus principales banderas, muchas de las cuales les va arrebatando el PSOE. La ministra de Derechos Sociales calificó de "muy buenas noticias que hayamos conseguido aprobar la Ley de Vivienda y que por fin todas esas viviendas vayan a estar a disposición del parque público, pero enfrentar la emergencia habitacional que vive nuestro país, requiere de poner todas las medidas y hacer todos los esfuerzos".

Aún siendo una de las principales negociadoras de la ley de vivienda, el jefe del Ejecutivo no le adelantó el anuncio sobre los pisos de la Sareb, pero le puede quedar el consuelo de que tampoco lo hizo con Yolanda Díaz.