La Fiscalía ha presentado este viernes la querella contra el ya suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por el beso que le propinó a la jugadora Jennifer Hermoso tras la conquista del mundial de fútbol el pasado 20 de agosto en Sidney (Australia). El mandatario del fútbol español se enfrenta a dos posibles delitos: uno de agresión sexual y otro de coacciones.

En su escrito, la teniente fiscal Marta Durántez recoge la declaración de Hermoso y señala que tras producirse el beso, la jugadora y su entorno sufrieron una "presión constante y reiterada" por Rubiales y su entorno para que "justificara y aprobara el acto cometido contra su voluntad". La causa ha recaído en el Juzgado Central de Instrucción 1, cuyo titular es Francisco de Jorge.

El Ministerio Público ha pedido al juez una comisión rogatoria a Australia, lugar donde se produjeron los hechos. Es un trámite obligado, ya que para poder juzgar a Rubiales el hecho debe estar tipificado delictivamente en ambos países. En la Fiscalía dan por hecho que el país oceánico responderá afirmativamente.

La deportista prestó declaración en la sede de la Fiscalía General del Estado. Lo hizo allí y no en la Audiencia Nacional, órgano competente al haberse producido los hechos en el extranjero, para preservar su intimidad, informaron fuentes judiciales.

Delito de agresión sexual

Rubiales se enfrenta a dos delitos. Primero a uno de agresión sexual. Desde la entrada en vigor de la ley del sólo sí es sí este es el único tipo pena que existe para los hechos que se produjeron en la final del Campeonato del Mundo. El expresidente se enfrenta a una pena de prisión de uno a cuatro años, aunque lo más previsible es que una posible pena se sitúe en la horquilla inferior, o sea de uno a dos años.

Además, como Hermoso afirma que fue presionada para decir que el beso fue consentido, también podría enfrentarse a un delito de coacciones. Estos hechos, según publicó Relevo, se produjeron en el avión de vuelta a España tras el torneo. También los habría protagonizado el ya ex seleccionador, Jorge Vilda, aunque él lo ha negado recientemente en una entrevista.

Seísmo en la federación

Desde que se produjeron los hechos, un terremoto ha sacudido la RFEF. El ya expresidente terminó enrocándose en su posición de que el "pico", como él lo denominó, "fue consentido". La jugadora, por su parte, lo ha negado en repetidas ocasiones. Aunque en un primer momento quiso quitarle hierro al asunto, eso no es óbice para que, posteriormente, haya tomado consciencia de lo que ocurrió y cómo se sintió.

El entorno de Rubiales comunicó que el también exjugador de fútbol iba a dimitir tras el revuelo social y político generado. Sin embargo, en una asamblea extraordinaria, terminó por aferrarse al puesto. "¡No voy a dimitir!", llegó a gritar en cinco ocasiones.

Fue la FIFA, máximo organismo en el fútbol, quien terminó suspendiéndolo de su cargo por 90 días. Tras su salida temporal, la RFEF cesó a su elegido para dirigir la selección femenina, Jorge Vilda, cuestionado desde hace años por las jugadoras.