El anuncio oficial del acuerdo entre Junts y el PSOE para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno ha reavivado las quejas ciudadanas por la amnistía. Y ha echado más leña al fuego a las manifestaciones que se llevan sucediendo durante la última semana en Ferraz, que en muchos casos han acabado desembocando en altercados. Pero, además de la sede socialista, en esa calle hay muchas viviendas y comercios. Mucha gente, en definitiva, que se está viendo afectada de manera indirecta por todo lo que está sucediendo.

"Lo tiran todo, lo rompen todo... Es un vandalismo absoluto. Con esa agresividad se pierde el sentido de la manifestación. Yo con todos los años que tengo no había visto nada igual", asegura Celia Gallardo, que regenta una pastelería en la zona. "El jueves fue una de las peores noches, y nosotros lo vivimos en directo. Es tercermundista, una vergüenza", añade.

Según explica, ese día tuvieron que cerrar antes porque se mascaba que los disturbios serían fuertes. Y así fue: la noche se saldó con 24 detenidos y siete agentes heridos. "A nosotros nos afecta en las ventas, porque cortan todas las calles a partir de las 18:30. Y la gente tiene miedo de salir de casa, así que no vienen. Y la verdad es que tienen razón, es su seguridad y lo entiendo, porque lo que está pasando es terrible", remata Celia.

"Nosotros tenemos a cuatro empleados sin trabajar, porque por las noches no estamos abriendo. Nos llama la gente y les tenemos que decir que estamos cerrados. Es la primera vez que no pasa esto", comenta José Mora, trabajador de un restaurante, que asegura que su jefe está "preocupado" de que la situación se alargue mucho más. "Por las mañanas la clientela ha bajado también, porque la gente tiene miedo. No quieren venir a comer a Ferraz con la que se está liando", afirma.

Sonia Morales, que trabaja en una peluquería, relata que se encuentra todas las mañanas la calle de su negocio "muy sucia y llena de latas". "Si te fijas ahí fuera está todo manchado, como si hubieran quemado un contenedor", comenta mientras señala a la calle. Ella ha salido bien parada, porque suele cerrar a las 18:30, antes de que empiecen las manifestaciones. Pero los viernes, que cierra a las 20:00, ha optado por no dar citas a última hora para evitar "problemas". "Los que trabajan hasta tarde están bastante hartos", apostilla.

Pero los hay también que aseguran que no les ha afectado "nada" todo esto. Como Ana Rodríguez, que explica su experiencia desde detrás del mostrador de su relojería: "Lo único que veo es que la calle está más sucia. Pero yo estoy haciendo mi horario normal y no he tenido ningún desperfecto". Sin embargo, cuando se le pregunta acerca de si ha notado una bajada de clientes, admite que sí que está entrando menos gente a su tienda, y que a la larga esto podría afectarle económicamente.

Refugiados en una iglesia

A escasos metros de la sede del PSOE se ubica la Parroquia del Inmaculado Corazón de María, donde muchos manifestantes se refugiaban los primeros días cuando empezaban las cargas policiales. Hasta que la cerraron. "Protegimos la puerta, porque la gente se metía aquí. Pero no hicieron ningún destrozo. Son todos muy buenos vecinos", explica el párroco de la iglesia a El Independiente.

Todos los vecinos de la zona coinciden en que jamás habían visto incidentes parecidos en Ferraz. Y se muestran convencidos de que la mayoría de gente que acude a las manifestaciones es pacífica. "Hay mucha gente mayor y muy joven, que son tranquilos. El problema son los radicales. Yo los veo en cuanto aparecen. Llegan más tarde que el resto, van encapuchados y con pasamontañas y empiezan a acercarse a la barrera policial. Y ahí es cuando sabes que se va a liar", relata Nina, otra comerciante.  

Javier Ferrero, vecino de Ferraz, explica que él está viviendo "francamente mal" toda esta situación: "Es bastante molesto. Entiendo que la gente tiene derecho a protestar, y nosotros podemos incluso pensar igual que los manifestantes. Pero este tipo de cosas hay que hacerlas en un sitio donde no se moleste a la gente. Está siendo un incordio para todos, para mi hijo también. Por eso estamos dejando de salir de casa".

Antonio, que tiene su casa muy cerca del lugar donde habitualmente se coloca el cordón policial, también se está viendo afectado. Pero dice que merece la pena: "A mí las manifestaciones también me están molestando. Hay ruido por los petardos, el humo entra a las casas, tienes que enseñar el DNI para que te dejen entrar en tu casa... E incluso a veces no me dejan. Pero creo que esta movilización es imprescindible, porque si no vamos al desastre. Así que no me importa nada de esto, porque el objetivo final es una reivindicación. Y para eso hay que sufrir si es preciso", asegura.

No obstante, recalca que las protestas deben cumplir siempre las normas cívicas, y rechaza que las manifestaciones se utilicen para provocar "perjuicios y destrozos". "Simplemente hay que ejercer el derecho constitucional de manifestarse pacíficamente para dejar claro que estamos en desacuerdo con este gobierno que tenemos tan desastroso", añade.

Preocupación por el futuro

A pesar de todo, los vecinos de Ferraz agradecen la labor policial de estos días. "Los agentes hacen todo lo que pueden, pero al final siempre hay muchos más manifestantes que policías. Por muy efectivos que sean, que lo son, no pueden con tantos. Pero si no actuaran ya no tendríamos ni calles. Si flojearan esto sería un caos. Pero, ¿cómo se puede controlar a 8.000 personas?", afirma Celia. "Demasiado hacen, teniendo en cuenta que suele haber muchos mayores en las manifestaciones", añade Sonia.

El gran temor que todos comparten es que las protestas se alarguen mucho y los incidentes se conviertan en habituales. Porque una semana después de que comenzaran, la mecha sigue prendida. Y entre los vecinos reina el pesimismo. "Creo que los altercados van a seguir, y pueden ser hasta peores. Con lo que estamos viendo, no se hasta donde vamos a llegar. Pero lo que se avecina no es nada bueno", concluye Celia.