La decisión de Podemos y sus cinco diputados de abandonar el Grupo Plurinacional de Sumar en el Congreso para marchar al Mixto, confirma la ruptura que lleva gestándose desde que se cerró el escrutinio de las generales entre la secretaria general de los morados, Ione Belarra, y la líder magenta y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. Y deja casi confirmado que el próximo año, la izquierda a la izquierda del PSOE contará con dos grandes candidaturas que pugnarán por un mismo espacio. Precisamente esto era algo que el Movimiento Sumar [hay que diferenciarlo de la confluencia Sumar] quería evitar a toda costa.

En ese sentido, los de Díaz habían puesto en marcha la maquinaria negociadora recientemente con un eje prioritario: confirmar el respaldo de Compromís para esta nueva etapa en el plano europeo. Era el primer paso esencial para luego centrarse en convencer a Podemos, la auténtica complicación a derribar para lograr una plena convergencia. Porque en 2019, los nacionalistas valencianos encabezaron la candidatura Compromiso por Europa junto a otras fuerzas asociadas a Sumar, caso de Chunta Aragonesista o Més per Mallorca e Iniciativa del Pueblo Andaluz. Lograda la adhesión de Compromís, el resto de aliados llegarían por 'efecto arrastre'.

La disposición de Compromís era favorable a ello, pese a enarbolar su autonomía local o renunciar, como Podemos, a participar en el Grupo Promotor de la primera Asamblea del movimiento de Díaz. "Por antigüedad e implantación, en la Comunidad Valenciana, la fuerza feminista, verde, de izquierdas y transformadora es Compromís", afirman fuentes de la agrupación; que añaden que "Sumar lo entiende y lo respeta" y que sí tendrá su apoyo en el plano nacional e internacional. Y es que los nacionalistas valencianos quieren aumentar su representación institucional, y eso solo se conseguirá incorporando a alguno de sus miembros en los puestos de salida de las listas de Sumar. Compromiso por Europa no logró ningún escaño con sus 296.491 papeletas.

El paso dado en el Congreso por Podemos, el cruce de acusaciones de falta de altura de miras o el freno del diálogo en Galicia para una candidatura unitaria en ese mismo ciclo electoral que se extiende aparte de las europeas a País Vasco, deja sin opciones cualquier nuevo pacto. Ya lo venía advirtiendo el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, desde su canal mediático, Canal Red: "Podemos no volverá a concurrir con Sumar a ningunas elecciones". Dentro de Sumar ya prevén que la papeleta de Podemos con Irene Montero como candidata está descontada. Más después de la promoción dada internamente para que se mantuviese como cuota morada en el Gobierno de coalición. Y continuando en Igualdad. Habrá que ver qué ocurre en Euskadi con socios de Díaz como IU, dado que Elkarrekin Podemos está funcionando "bien", indican fuentes conocedoras.

El peso ideológico de los socios mayoritarios conduce a Sumar hacia una propuesta ecologista y feminista cercana a la del Grupo de Los Verdes Europeos"

El diálogo por las europeas se ha iniciado casi en paralelo al comenzado por el ámbito nacionalista e independentista. ERC y EH Bildu, a quienes se podría sumar el BNG como en la pasada edición bajo Ahora Repúblicas, está abordándolo. Republicanos y abertzales ya fueron juntos al Senado recientemente. Por otro lado, el PNV y Junts han estrenado un acercamiento en el Congreso, lo que podría dar lugar a una actuación similar desde el eje del centroderecha secesionista. En paralelo a esto, una de las opciones de Podemos es de sumarse a la candidatura de los de Oriol Junqueras, aunque les restaría visibilidad, algo por lo que están pujando y que ha desatado la ruptura con Díaz.

Competencia por un mismo espacio

El interés de Podemos es reivindicarse como referente de la izquierda en las urnas frente a Sumar; como la propuesta que no está "domesticada" por el PSOE. El voto directo del sistema electoral que caracteriza las europeas es el mejor método para comprobar el equilibrio de poder y si los morados conservan su tirón o se encuentran en la recta final de su vida política como Ciudadanos.

En esa autopromoción, Podemos, de hecho, ha expuesto que su salida del Gobierno viene derivada de la "incomodidad" que genera entre los socialistas. Ellos se consideran actores del cambio y de las conquistas sociales logradas durante la pasada legislatura. Incluso de la subida del SMI, pese a que Díaz encabezaba, como hace aún, el Ministerio de Trabajo. En lo ideológico, sin embargo, no hay apenas distanciamiento. Es la confrontación, en definitiva, del Podemos clásico, del pablismo contra el errejonismo centrifugado durante estos años, más moderado, socialdemócrata y verde en algunos de sus postulados.

Precisamente, este es uno de los dilemas al que tendrá que enfrentarse la candidatura de Díaz en su elaboración: determinar la identidad para desplegar la estrategia. El peso ideológico de los socios mayoritarios conduce a Sumar hacia una propuesta ecologista y feminista cercana a la del Grupo de Los Verdes Europeos. Es por lo que abogan el propio Compromís, los comunes y Más Madrid, la triada de socios principales. También Verdes Equo. El problema es que IU, esencial para el proyecto, rechaza ese camino al defender una candidatura puramente de izquierdas más afín al grupo de La Izquierda -fuerzas poscomunistas-, donde ha desarrollado su reciente actividad con Podemos.

Podemos ya ha dejado clara su intención colaborativa con partidos de La Izquierda. De hecho, el mes pasado firmó en París un acuerdo para hacer campaña electoral con otros cinco partidos, entre los que está Francia Insumisa, integrante de la plataforma izquierdista NÚPES, de Jean-Luc Melenchón. Por lo que el camino diferenciador para Díaz, es apostar por un modelo similar al de Más Madrid, intentando mantener el voto útil hasta ahora afín a Podemos, pero consiguiendo atraer votantes socialistas. La decisión será consensuada entre todas las fuerzas, no obstante. Y se deja para después de la Asamblea de primavera. Es más, aunque la IU de Sira Rego no se sienta cómoda con el planteamiento, sus representantes, de lograrlos, podrán ubicarse en La Izquierda si lo desean. Sucedió en tras las últimas elecciones. Ernest Urtasun, de los comunes, pasó a Los Verdes mientras la propia Rego se mantuvo entre los izquierdistas.

El camino por el que aboga Díaz, y así lo ha defendido en encuentros con ambas corrientes europeas, es por unir tanto a izquierdistas como a verdes en un grupo amplio. Hace justo un mes, la líder de Sumar llamó a un "pacto histórico" en unas jornadas conjuntas de Los Verdes y La Izquierda en Madrid. Por el momento, no hay disposición para ello, por lo que deberá definirse de cara a la campaña electoral.

Podemos, el más beneficiado de la ruptura

Si los de Belarra consiguen al menos un escaño, será un éxito para la formación: a nivel económico y de visibilidad. Dado el reparto precedente en las listas electorales, difícilmente, con Sumar, Podemos estaría entre los puestos de salida en la futura lista, con preferencia para el Movimiento Sumar, comunes, IU o Compromís. En la anterior convocatoria, Unidas Podemos Cambiar Europa logró 2,25 millones de votos. De mantener una base mínima de apoyo, fomentado por factores como que el sufragio no será tan determinante como en las generales de julio, y lograr al menos un eurodiputado, ya supondrá un éxito para el partido.

El 'precio' aproximado de un escaño para la Eurocámara es de 350.000-450.000 votos, aunque varía. En el caso de Unidas Podemos Cambiar Europa, cada uno de sus seis escaños le costó 375.000 sufragios. De lograr esta cifra, y ante el beneficio que supone la ampliación del reparto de escaños tras el Brexit, el panorama no se hace tan arduo. Sí se complica la proporcionalidad de Sumar, que de manera coordinada podría arañar incluso dos escaños más que Podemos e IU en 2019, al atender a los resultados nacionales de verano de algo más de tres millones de sufragios.

Podemos podría beneficiarse de aproximadamente 412.600 anuales por eurodiputado de concurrir en solitario"

En lo económico, por su lado, al beneficio parlamentario que supone pasar al Grupo Mixto, se une otra fuente paralela de financiación. Contra todo pronóstico y pese a que Sumar dejó atado que la marcha de Podemos le dejaría sin el 23% de los ingresos del grupo, los cinco diputados morados ganan. Dentro de Sumar, y al margen de las compensaciones de Interior por la campaña electoral, los votos y los escaños logrados, las partidas para los de Belarra eran de 19.429 euros mensuales para gastos de actividad y contratación de personal. En el Mixto, sus cinco parlamentarios junto a los representantes de BNG, Coalición Canaria y UPN dividen proporcionalmente el presupuesto del Mixto, de 44.316 euros. Eso deja a cada parlamentario con 5.539,5 euros, y un total de 27,697,5 euros para Podemos. 332.370 euros en una legislatura y 1.329.480 de euros en un año si se cumple la legislatura al completo. Los 26 miembros de Sumar, pese a todo, dispondrán de mayor liquidez parlamentaria.

En el plano europeo, lograr un representante ya dejaría a manos de los morados aproximadamente, y por lo bajo, 412.600 euros. La mitad de esa cantidad la recibirá Podemos en lo que resta hasta las próximas europeas. Y es que el nombramiento de Urtasun y Rego como ministros, ha hecho que corra lista y dos candidatas moradas asuman el acta durante seis meses.

El beneficio económico es claro teniendo en cuenta que los cargos públicos del partido deben donar obligatoriamente parte de su sueldo, en torno al 15%. El sueldo de un eurodiputado ronda los 7.776 euros quitados los impuestos [9.975 euros en bruto mensuales]. Desde diciembre a mayo, Podemos podrá embolsarse directamente casi 14.000 euros [el 15% del salario neto es 1.166 euros], aunque falta por definir las cantidades reales. Hay que recordar que los eurodiputados cuentan con un presupuesto mensual de 28.500 euros para contratación de asesores y trabajadores. En esos seis meses, y duplicado, el partido podría disponer de 341.000 euros para esas actividades. Se suma dietas para cubrir gasto de actividad mensuales, quedan en algo menos de 4.800 euros.