La biografía de Begoña Villacís es conocida; pasó de ser abogada de éxito en Legalitas a irrumpir con fuerza en la política, embarcada en el proyecto de Albert Rivera. Convertida en uno de los pilares de Ciudadanos, llegó a ser vicealcaldesa de Madrid entre 2019 y 2023. En mayo del pasado año, al no alcanzar el partido naranja representación, decidió dejar la política y volver al sector privado.

Hoy es directora global de Relaciones Institucionales de BeDisruptive, la boutique tecnológica experta en ciberseguridad. En un momento estratégico para esta organización, que tiene como objetivo afianzar su posición en el sector de la ciberseguridad, Villacís se ha convertido en el nexo de unión entre administraciones públicas y organizaciones privadas, fomentando su seguridad y contribuyendo a sus procesos de transformación digital.

Su nuevo reto es concienciar a la sociedad de lo importante que es proteger nuestros sistemas y datos de las amenazas globales que nos acechan porque, como ella misma remarca, "no tendremos libertad sin seguridad".

Pregunta.- ¿Cómo te ha cambiado la vida al pasar de la Vicealcaldía de Madrid a una empresa como la BeDisruptive? ¿Qué es BeDisruptive y cuál es tu cometido en ella?

Respuesta.- Lo defino como la distancia que hay entre lo público y lo privado, aunque yo venía ya del sector privado. Ha sido todo muy rápido, desde la última entrevista que me hiciste en tu programa de Telemadrid, Euprepio. El nombre de la empresa va mucho conmigo porque he procurado ser muy disruptiva toda mi vida. Siempre he intentado hacer cosas nuevas que me estimulasen. Ser vicealcaldesa fue, para mí, ilusionante y apasionante. Conseguimos muchas cosas y me dejó un buen sabor de boca, a pesar de que en política pasan muchas cosas no siempre demasiado bonitas.

Ahora quería era un reto, algo que fuera interesante y tuviese que ver con seguir mejorando las cosas. Sé que suena naif, pero es así. La ciberseguridad es algo estratégico en la defensa de los Estados de Derecho, de las empresas, y de los ciudadanos. En suma, de la libertad, porque para ser libre lo primero que necesitas es estar seguro. Esto es lo que significa BeDisruptive.

P: Los medios sólo hablamos de ciberseguridad cuando se produce algún ataque, o en relación con la influencia de hackers rusos en procesos electorales, como aquel de 2016 que llevó a Trump a la Casa Blanca o nuestras elecciones autonómicas catalanas. Me decías antes de comenzar la entrevistas que los ciberataques se doblan año tras año. ¿Quién está detrás?

R: Roberto Lara, nuestro director de soft, nos habla de aumentos de hasta un 80 por ciento. No hay ninguna forma de crimen que tenga un crecimiento tan exponencial porque no hay ninguna que sea tan rentable como la ciberdelincuencia. Ninguna. Genera mucho más dinero que el narcotráfico y la trata de personas juntas. Tras ella hay gente que quiere ganar dinero y que está dispuesta a cometer atrocidades e ilegalidades. Este es un mundo de buenos y malos. Hay gente que ataca y se lucra y al otro lado hay gente que es atacada. Somos una sociedad bastante corderito.

Estamos en peligro y una democracia liberal tiene que hacer lo posible por defenderse"

Empresas como BeDisruptive son punteras en España, investigan y cuentan con mucho talento, pero como sociedad no somos conscientes de hasta qué punto estamos expuestos. Tú sales de casa y cierras la puerta, peor no eres consciente de la cantidad de agujeros que dejas abiertos. Con las empresas ocurre lo mismo, y pueden perder muchísimo dinero. Aquí hay otra brecha; por un lado las empresas que están bien protegidas, y nosotros protegemos a algunas además de los Ministerios, comolas pymes, que han visto como los ataques hacia ellas han crecido un 30 por ciento y que pierden cada vez más dinero. Manejamos estadísticas reales que indican que una pyme atacada es, probablemente, una empresa que en un año acabe muriendo. Tampoco los ayuntamientos están protegidos. Tenemos un problema de seguridad en el que por un lado está esa gente que quiere lucrarse y que quieren atacar a las democracias liberales y a los Estados, y que se organizan para ello.

P: ¿Hasta qué punto están en peligro las democracias liberales, con esos ataques reiterados en procesos electorales, y hasta qué punto estamos seguros? ¿Qué podemos hacer para defendernos?

R: Las democracias liberales tienen muchos peligros hoy en día porque son espacios de civilización. Este hecho las convierte en permisivas y ello genera muchos agujeros por los que se cuelan los populismos y gente que, simplemente, quiere atacarlas porque quiere hacer prevalecer otro tipo de regímenes, autoritarios, de distinto signo, de derechas o de izquierdas, pero autoritarios al fin y al cabo.

Estamos en peligro y una democracia liberal tiene que hacer lo posible por defenderse. No podemos dar por hecho que este escenario de derechos y de libertades va a perdurar para siempre. El día en el que nos durmamos será el día en el que puedan desaparecer para siempre. Lo que tenemos que hacer, y lo yo trato de hacer con mi trabajo, es sensibilizar a todo el mundo de que la seguridad, no sólo la física, que es la más observable, es vital para todo el mundo. Cerrar una puerta o una ventana se entiende mejor que cambiar la contraseña del wifi, pero todo es vital. Las pymes tienen  que estar protegidas.

P: ¿Recuerdas algún episodio de estas características cuando eras vicealcaldesa? ¿Cómo os protegíais?

R: Nosotros sufrimos un ataque en 'Calle 30', te lo recuerdo, y algunos más que no se publicitaron. Yo viví ataques, mi imagen ha sido suplantada por inteligencia artificial y está pasando que esas suplantaciones puedan usarse con fines ilícitos. Este debate tiene que colarse en la agenda política. ¿Cuál es el problema? El problema es que se habla de ciberseguridad o de ciberdelincuencia en la página de sucesos. Interesa como anécdota pero no se observa desde el punto de vista estratégico.

P: ¿Qué es un hacker? Me has hablado de algunos de ellos como tecnólogos.

R: Esos son los hackers éticos, como los que tenemos trabajando en nuestra compañía. Es el conocimiento lo que te define, la capacidad de hacer cosas. Hay gente que se apunta al mal, porque se gana mucho dinero, y gente que se apunta al bien. En España hay mucho talento, antes el 80 por ciento de él estaba en la oferta, y el 20 por ciento en la demanda. Ahora ocurre al contrario, Cuesta mucho encontrar gente formada para trabajar. Lo que tenemos que procurar, como empresa y como país, es que los hackers estén en el lado bueno.

P: Hablemos de liderazgo. Cuéntame que tipos de liderazgo te has encontrado en tu vuelta al sector privado, en una empresa como BeDisruptive.

R: Cuento con la suerte de tener un jefe al que admiro que es Xavier Michelena. Aunque tal vez no sea muy conocido, en nuestro sector sí lo es porque es el padre de la ciberseguridad en España. Es tremendamente inspirador porque es alguien que se lo cree. Sigue siendo un startupero que cree tremendamente en su labor a nivel social, a nivel civil, y que desde todos los lugares en los que ha ido trabajando ha querido siempre volcar, aportar a la sociedad.

En el año 2000, viendo cómo evolucionaba todo, hizo un congreso de hackers éticos en Mallorca y se presentó la Guardia Civil y la Policía Nacional. Les invitó a entrar, por supuesto, y un año más tarde creó la primera empresa de ciberseguridad en España. Su empuje ha logrado que España se sitúe, en el ránking mundial, en el cuatro puesto. Es un dato del que poco se habla en España porque nos encanta fustigarnos. Paradójicamente somos también uno de los países más atacados, estamos en el séptimo lugar.

P: ¿Por qué?

Al final los políticos se corrompen, acaban haciendo todos lo mismo

R: Estamos protegidos, pero la gran mayoría de pymes y de ciudadanos no son suficientemente conscientes del peligro. ¡La parte mala de trabajar aquí es que sé tantas cosas que casi prefería no saber! Estoy encantada, eso sí, porque estoy rodeada de muchísimo talento.

P: ¿Qué opinas del actual liderazgo político en España? ¿Qué opinas de lo que está pasando? Da la impresión de que el Congreso se ha convertido en un circo, con los recientes debates sobre la Ley de Amnistía, por ejemplo.

R: En Madrid tuvimos un buen gobierno de coalición que fue capaz de liderar los 'Acuerdos de la Villa', ejemplo de consenso a nivel nacional. Había un partido de centro fuerte, y eso era muy importante. Observo que los líderes han comprado una única forma de hacer política que es la que más rentable les sale a corto plazo: repartiendo hostias. ¡Me dices que no me corte y no me corto! Lo que pasa es que esto es un círculo vicioso. Yo hice cosas de las que me siento muy orgullosa, como el bosque metropolitano de Madrid. Sin embargo, el 95 por ciento de los madrileños no conoce el proyecto, a pesar de haber sido reconocido por la ONU. Se trata de un proyecto de 75 kilómetros que va a ordenar la ciudad de Madrid y que en buena medida ya está siendo plantado. Es un trabajp que nos va a cambiar la vida y que va a transformar la ciudad. Eso no vende. Eso los medios no lo dais. ¿Por qué no? Porque la gente no lo compra, porque no le interesa. Si yo salgo insultando, si me meto, por ejemplo con Ortega Smith, que es con quien más debatí, saldré en todas partes porque los medios lo vais a dar y porque la gente lo va a comprar. Los políticos tienen un incentivo muy perverso porque para salir tienen que jugar a eso.

P: Pero uno no entra en política para eso.

R: No, pero al final los políticos se acaban corrompiendo y hacen todos lo mismo. Se puede hacer otro tipo de política, pero no se atreven. Al final sólo se ven insultos por aquí y por allí, una trinchera y otra trinchera, pero al final acabas dividiendo a un país y luego tienes que coserlo. Esto lo decía Obama. Eso va a ser muy difícil. La palabra de moda el año pasado fue polarización, no por casualidad. Ojo, no carguemos todas las culpas en los políticos. Los ciudadanos también tenemos algo de responsabilidad porque acabamos comprándolo.

P: Dejar la política y entrar en esta empresa, en la que te veo muy feliz, ¿ha sido para ti una derrota?

R: Una derrota personal y profesional no. En realidad he ganado. En España hace mucha falta el centro. Gente que pare el balón, gente que calme. No se puede tener la calle incendiada todo el día.

P: Se ha hablado mucho de esa concepción del centro, de su necesidad, del fenómeno de Ciudadanos en su auge y en su desastre final. ¿Hay realmente un espacio para que un partido de centro triunfe?

R: Hay espacio porque, de cuando en cuando, hay gente que quiere votarlo. Yo quiero votarlo. Es bueno para un país, porque las democracias liberales que son funcionales tienen un espacio de centro.

Tuvimos un bipartidismo con todos los problemas que sufrimos en aquella época: falta de reformismo, corrupción. Lo bueno era que si tú querías ganar las elecciones, te disputabas el centro. Ahora tenemos ese bipartidismo en polos y están desgarrando a la sociedad. Lo que hace el centro es coser. Hay mucha gente que creemos en el centro y que no queremos eso, la tercera España, que siempre existirá, gente que no queremos más insultos y que queremos reformar el país. Somos muchos los que aspiramos a que eso exista y que no queremos que se desgarra el país. La sociedad civil va muy rápido, el mundo cambia a toda velocidad, y en vez de hacer reformas perdemos mucho tiempo en pelearnos entre nosotros en lugar de acompasarnos al ritmo de la sociedad.

P: ¿Vislumbras líderes políticos que estén dentro de los principales partidos y que puedan protagonizar esa tercera vía?

Albert Rivera fue un líder inspirador"

R: Sí porque esto va de liderazgos, no de partidos. Hay muchas personas que son así, pero hace falta valentía para protagonizar otra forma de hacer política y no sumarse a lo de siempre. Siempre que alguien lo intenta es muy atacado porque la gente no lo entiende, les descuadras. Te he hablado de mi discurso; cuando comencé y dije que les iba a sacar las vergüenzas a todos, se miraron muy asustados. Todo el mundo da por hecho que un político tiene que salir ahí a repartir. Cuando vas por la calle te dicen: '¡Begoña, dales caña!' Seguro que a Ayuso le ocurre igual. Yo llamo a este fenómeno la 'política reallity'. A día de hoy la política ya forma parte de la industria del entretenimiento. 'Este da juego, este me cae bien', la gente vota conforme a las reglas del reallity. Estamos buscando al CEO de España. Tenemos que volver a reconectar con esto: ¿A quién quieres? Quiero a la persona más preparada, que venga de la sociedad civil, que haya tenido un trabajo anterior y que tenga piel de autónomo, o de empresario, o de trabajador, que lo haya vivido, porque no tiene nada que ver haber pasado por la calle con haber vivido siempre en un partido. Necesitamos gente que aporte, a quienes elegiríamos como jefes. Hay que cambiar las dinámicas. En Ciudadanos éramos una excepción porque veníamos del sector privado pero, en general, los políticos tienen la sensación de que le deben más a su partido que al país.

P: ¿Qué recuerdos guardas de Albert Rivera?

R: Fue un líder inspirador, se lo creía. En la vida busco a gente auténtica. Se nota tanto la diferencia entre los que actúan y los que dicen las cosas de verdad... Tengo mucho cariño a Albert y a mis antiguos compañeros, y también a muchos de otros partidos. Me ocurre con la actual vicealcaldesa de Madrid, Inma Sanz. Alguna vez he pensado que podían haber puesto a alguien peor.

P: ¿Te arrepientes de algo de lo que hayas hecho en política, o de lo que no hayas hecho?

R: Me arrepiento de las veces que me he apuntado a la política fácil. Hace unos días subí una foto mía a Instagram con un lema de Escohotado: 'El mundo avanza cuando los políticos duermen'. Esto conllevaba algo de autocrítica. He intentado ser ética en mis decisiones. He buscado no traicionarme a mí misma. No siempre es fácil pero no hay ninguna votación en la que me haya traicionado. He intentado seguir siendo libre y creo que lo he conseguido.

P: ¿En qué sumas en tu empresa actual? ¿Qué objetivo tienes en ella tras haber aceptado este reto?

R: Son muchos mis objetivos. Al igual que antes, en la actividad pública, aportaba mi experiencia privada, ahora aporto mi conocimiento de lo que está al otro lado, que es sumamente útil. Aporto las relaciones con las distintas instituciones, que es muy importante, y la visibilidad, como en esta entrevista, sobre la importancia de la ciberseguridad. Ese es uno de los trabajos que tengo por delante; contribuir a esa pedagogía sobre la necesidad que tenemos como país, para garantizar nuestra libertad, de esa seguridad. Lo hago a nivel social y a través de asociaciones, de organizaciones y de foros. Lo que me está aportando a mí es mucho aprendizaje y eso para mí, que soy muy inquieta, me resulta muy ilusionante.

P: ¿Concilias mejor o peor que en política?

R: Mejor porque esta empresa, aparte de que permite un importante margen de teletrabajo, es muy moderna en ese sentido. Tenemos en ella 20 nacionalidades, 17 idiomas, un grupo de inteligencia artificial liderado por personas brillantísimas… es impresionante el talento con el que contamos.

P: ¿Qué dijeron tus hijas cuando abandonaste la política?

R: '¡Bien!' (risas) Fue un verano en el que mantuve un montón de conversaciones y me hinché de cafés que tenía pendientes, de cenas, de reconciliación con mi vida. Me encuentro en un momento vital óptimo.

P: Cerremos con un pequeño sueño, Begoña, el que tengas ahora.

R: Lo inmediato para mí siempre son mis hijas; están en un momento en el que están eligiendo sus carreras, su futuro, y me gustaría verlas como mujeres fuertes y felices.

P: ¿Influyes en su decisión?

R: Sí pero soy muy respetuosa porque son muy distintas y en la vida al final tienes que hacer lo que quieras. Trato de potenciarlas, de ser un acelerador en sus decisiones, pero las respeto por completo. Si me dicen que se quieren dedicar a la política las apoyaré, como si quieren dedicarse a cualquier profesión.