El empresario y propietario del Zamora CF involucrado en el la caso Koldo, Víctor de Aldama, hizo negocios con un hombre muy próximo a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, meses antes de que esta llegase al aeropuerto de Barajas en un polémico vuelo y antes de la pandemia cuando se enriqueció presuntamente de comisiones en contratos sanitarios. El Delcygate, como se bautizó al caso del viaje, ha vuelto a la actualidad debido a distintas informaciones que relacionan a Aldama con la noche del 19 de enero de 2020 en la que llegó la política.

En agosto de 2019, Aldama, propietario del Zamora Club de Fútbol, llegó a un acuerdo con el Deportivo Lara, un equipo de primera división de Venezuela. El club castellanoleones recibiría a un jugador sub23 del equipo latinoamericano. Entre los agradecimientos, el empresario español se dirigió al presidente del club, Jorge Giménez, al que le regaló una camiseta del Zamora. El acuerdo llegó a buen puerto, y el joven de 20 años Ignacio Anzola recaló en el club de Aldama.

Ese directivo venezolano es Jorge Andrés Giménez Ochoa, quien presidió el Deportivo Lara entre 2016 y 2021, y quien desde esa fecha dirige la Federación de Fútbol de Venezuela. Giménez Ochoa es muy próximo a la vicepresidenta Delcy Rodríguez. El periodista de investigación de ese país, Roberto Déniz, quien formó parte del equipo que destapó los Pánama Papers, lo sitúa en el avión que hizo escala en Madrid desde Caracas a principios de 2020.

Víctor de Aldama aparece en el sumario del caso Koldo como el gran conseguir de la trama para hacerse con contratos de la Administración en lo peor de la pandemia del Covid-19. En un informe de la Agencia Tributaria, el organismo de Hacienda le sitúa en Barajas la noche que llegó Delcy Rodríguez con una comitiva venezolana rumbo a Qatar, entre los que estuvo Jorge Giménez. Dos fuentes policiales niegan haber visto a Aldama en el aeropuerto, pero no pueden asegurar que no viajase en el avión.

Delcy en Madrid

El Delcygate investigó la presencia de la vicepresidenta de Nicolás Maduro en España, ya que tenía prohibido pisar espacio Schengen por las sanciones de la Unión Europea al país latinoamericano. Al enterarse de que el avión oficial iba a parar en Madrid, el entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y su asesor de confianza imputado en el caso de las mascarillas, Koldo García, se acercaron en mitad de la noche para disuadirla de pisar suelo nacional.

Rodríguez viajó con una gran cantidad de enseres. Un guardia jurado, expedientado más tarde por la empresa concesionaria de la seguridad, afrimó ante notario que la comitiva venezolana llevase 40 maletas. El contenido se desconoce hasta hoy, ya que la causa se terminó archivando en un juzgado de Plaza de Castilla, en Madrid, y las grabaciones de las cámaras se terminaron destruyendo.

Entre los acompañantes de la vicepresidenta iba Jorge Andrés Giménez Ochoa, con quien Víctor de Aldama acababa de hacer negocios meses antes. El directivo de fútbol venzolano es una persona muy cercana al régimen bolivariano. Según el medio del citado periodista de ese país, su entramado empresarial va desde la intermediación de alimentos para los conocidos como Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) hasta la comercialización exterior del petróleo del país. Esto último lo habría conseguido a través de contratos con PDVSA y ha sido confirmado por él mismo.

Giménez Ochoa ha desembarcado sus negocios en España en los últimos meses, tal y como ha contado Vozpópuli. El empresario puso en marcha el año pasado FVF Operaciones Globales, una empresa de actividades deportivas con sede en Madrid.

Aldama en Sudamérica

Las conexiones de Aldama con Venezuela van más allá de un fichaje con un hombre de confianza de Delcy Rodríguez o de haber acudido a Barajas el mismo día que la vicepresidenta. Entre el sumario del caso Koldo, al que ha tenido acceso este periódico, figura un contrato con Globalia, la matriz de la aerolínea Air Europa, por el que el empresario trabajó como consejero para la compañía. El objetivo del acuerdo era que intermediase con el Gobierno venezolano para que la sociedad española cobrase una deuda de unos 175 millones de euros. Además, la trama contaba entre sus miembros con un comandante de la guardia civil destinado en la embajada española de Venezuela.

Los negocios de Aldama con Air Europa no se quedaron ahí. La trama de las comisiones utilizó aviones de la empresa para fletar las mascarillas que luego vendieron a distintas administraciones. Además, como publicó El Confidencial, tanto él como el propietario de la aerolínea, Javier Hidalgo, se reunieron con la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, mientras el Consejo de Ministros apuntalaba los detalles del rescate de la compañía por valor de 615 millones de dinero público.

El empresario de las mascarillas, al que la Guardia Civil sitúa en la cúspide del entramado, también hizo negocios en México. Viajó en varias ocasiones con Hidalgo para establecer una ruta comercial entre el estado de Oaxaca y Madrid, entre ellas una visita a finales de 2018. A ese mismo territorio centroamericano viajó, poco después, con el ministro Ábalos y su asesor Koldo García. Se presentó el 4 de febrero de 2019 en la comitiva oficial como "cónsul honorario", aunque nunca lo fue. Consiguió un título menor un día después de acompañar al ministro, como ya contó este periódico.