En el ecuador de la campaña de las elecciones catalanas hay dos cuestiones que han generado dosis de incertidumbre en la sala de máquinas del PP. La primera es hasta qué punto la penúltima pirueta de Pedro Sánchez ha servido para dar una patada al tablero electoral de modo que marque un "antes y un después" que no sólo termine de catapultar al socialista Salvador Illa, sino, además, pueda asfixiar la capacidad de crecimiento de las siglas de la gaviota. Porque si bien socialistas y populares catalanes no comparten electorado, el movimiento estratégico de Sánchez, con amago de dimisión incluida, puede movilizar al votante de izquierdas.

Esta es una duda compartida por el conjunto de las fuerzas políticas catalanas, ante un movimiento inédito -comparado con el peronismo más populista, dicen en el PP- que ha les ha dejado desconcertados y descolocados a partes iguales. En cambio, públicamente, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, dice ver a Sánchez "más débil porque sus socios se han dado cuenta de que sin ellos no puede seguir siendo presidente de Gobierno".

Así se manifestó este viernes desde el Museo Dalí de Figueras (Gerona) acompañado de su cabeza de lista a las elecciones europeas y coordinadora de la campaña catalana, Dolors Montserrat. E insistió en esta idea de la debilidad argumentando que, además, han quedado a la vista las costuras de un PSOE sin recambio, abierto a un debate de sucesión que Sánchez quiso cercenar afirmando que quizá se presentaría a un nuevo mandato.

La segunda incógnita, arrastrada desde las elecciones vascas del 21 de abril, reside en la capacidad de resistencia de Vox, aunque Génova confía en que el perfil de su candidato, Alejandro Fernández, -quien, por su parte, se ha esforzado por alejar cualquier sospecha de connivencia con el PSC de Illa-, permita asegurar al electorado más "rocoso" del PP huido a Ciudadanos y, en menor medida, pero también, al partido de Santiago Abascal.

No son estas unas elecciones en las que el líder del PP se la juegue, pero sí necesita consolidar un proceso ascendente en Cataluña, comunidad en la que llegaron a tener 19 escaños en tiempos de Alicia Sánchez-Camacho al frente del liderazgo autonómico, siendo fundamentales entonces para la gobernabilidad de Cataluña. Ahora, como en el País Vasco, juegan a ser "decisivos" ante una aritmética parlamentaria muy fragmentada, que puede complicarse más con la casi segura entrada de los ultras independentistas de Alianza Catalana, y con el partido de Clara Ponsatí.

Un Illa que aumenta la distancia

El CIS del próximo lunes -el último día de publicación de encuestas con intención de voto- augura un vuelco de opinión a favor de Illa, según ha podido saber El Independiente. Cerrado el pasado 30 de abril, el socialista se distancia más de Junts, cuyo candidato, Carles Puigdemont, puede quedar más lejos de las expectativas que se había marcado en esa vuelta prometida llena de épica. No obstante, los indecisos se estiman en más de 800.000, muchos de los cuales no decidirán el sentido de su voto hasta que lleguen al colegio electoral, incluso hasta se encuentren ante la urna.

Los populares, como el resto de las fuerzas políticas, apelan a estos ciudadanos en unas elecciones autonómicas que, además, pueden sentenciar la duración de la presente legislatura nacional si se ven frustrados los planes de Sánchez, esto es, no sólo que su candidato gane las elecciones, a fin de cuentas eso ya pasó hace tres años y medio, sino que el independentismo no sume y esa es una de las posibilidades hacia la que apuntará también el sondeo del lunes. El último estudio del Centro de Estudios de Opinión (CEO), conocido como el CIS catalán, ya impulsaba al candidato socialista hasta los 47 escaños, eso sí, con unas horquillas muy amplias, siendo la más baja de 40. La mayoría absoluta es de 68 diputados.

Génova aspira a una significativa recuperación electoral en Cataluña. Si hace tres años y medio rozaron en el Parlament el abismo de quedar casi sin representación, además de tragar el sapo de verse sobrepasados por Vox, este 12-J esperan recuperar terreno, con Ciudadanos, muy posiblemente desaparecida en combate. Además, cuando el domingo 12 los ciudadanos catalanes acudan a las urnas, el Partido Popular habrá pasado la tercera meta volante de su camino hacia las elecciones europeas del 9 de junio, a las que han dado un carácter plebiscitario por ser la primera consulta de ámbito nacional desde las generales del 23-J.