Pedro Sánchez es el auténtico candidato del PSC. Es uno de los argumentos que el independentismo ha utilizado desde el inicio de la campaña, un clásico del nacionalismo catalán, que siempre ha jugado la baza de la dependencia del PSOE en contra del socialismo catalán. Esta vez, el propio Sánchez parece empeñado en dar la razón a Carles Puigdemont cuando habla de Salvador Illa como el "delegado de la Moncloa". Lo demostró este jueves, en su primer acto de campaña, que se convirtió en un tributo del socialismo catalán al presidente español.

Los cinco días de reflexión de Sánchez y su retorno al ruedo en Cataluña -el miércoles con un baño de masas en la Feria de Abril, el jueves con su primer mitin de campaña- han impulsado las expectativas de voto de los socialistas catalanes. Pero también han obligado a Salvador Illa a entrar en el debate sobre los pactos post electorales, incluyendo a Junts en la ecuación. Un discurso que puede echar a una parte de los votantes constitucionalistas en brazos del PP.

De momento, la irrupción de Sánchez ha impulsado el crecimiento del voto socialista en las encuestas. También en los traking del fin de semana, mientras el presidente del Gobierno dejaba el país en vilo, que apuntan a un crecimiento sostenido de los socialistas, con un Junts que se estanca y Esquerra sigue confirmando una fuerte caída respecto a los 33 diputados obtenidos en 2021, como reconocen fuentes del PSC.

El PP también crece

Otro tanto confirman fuentes del PP catalán, a los que la polarización entre los dos grandes partidos nacionales beneficia también en su empeño por superar los diez escaños y recuperar el papel de cuarta fuerza en el Parlament. "PSC y PP subimos un poco, pero no es una revolución" advierten desde la sede popular.

El último sondeo publicado, en este caso de SocioMétrica para El Español, apunta también a un crecimiento del PSC hasta los 42 diputados, mientras Junts recupera los 32 de 2021 y ERC cae a los 26. El PP alcanzaría los 13 escaños, Vox mantendría 11, Comuns y la CUP caen y entra Aliança Catalana.

Los sondeos, en todo caso, mantienen una elevada franja de indecisos, en torno al 20%, en los que estará la clave de los resultados. Y entre esos indecisos se mueve una parte importante del voto de Esquerra, que no consigue movilizar a sus fieles como sí han hecho y Illa y Puigdemont.

Según el Barómetro del CEO el 21% de los indecisos dudan entre PSC y Esquerra, el 20% entre los republicanos y Junts y otro 22% entre los de Pere Aragonès y las candidaturas de los Comunes o la CUP. Un contexto en el que un debate público centrado en la batalla entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo es el peor escenario para los republicanos.

Dinámica española

Desde Junts defienden que su progresión es espectacular si se tiene en cuenta que antes de la campaña las encuestas los situaban muy por debajo de Esquerra. Pero reconocen también que la "dinámica española" que PSOE y PP están imprimiendo al debate no les beneficia.

El propio Puigdemont lamentaba este jueves la "españolización de la campaña catalana" y denunciaba el "interés" de los partidos nacionales en que "las elecciones catalanas se conviertan en una primera vuelta de unas españolas". Eso sí, Puigdemont se atribuye el mérito del inesperado protagonismo de Sánchez en la campaña del 12M: "Nuestras encuestas dicen que vamos subiendo tanto que han tenido que sacar a Sánchez, evidenciando que el candidato en estas elecciones no es Illa, es Sánchez".

Una dinámica que Junts intenta combatir entregándose sin pudor a la recuperación de la antigua Convergencia. Tras la reaparición de Jordi Pujol, a principios de semana, este miércoles ha llegado el turno de Artur Mas. Ambos han repetido la misma frase en sendos actos de Junts: "Votaré a Puigdemont y votaré a Junts".

Pactos post-electorales

La continuidad de Sánchez en la Moncloa abre otro flanco al PSC: el del castigo de Junts a un voto de los socialistas catalanes en contra de la investidura de Carles Puigdemont. Lo repetía este miércoles el propio candidato: una investidura de Illa en segunda vuelta "es absolutamente incompatible con seguir dando apoyo al Gobierno español".

Era la respuesta de Puigdemont al anuncio de un gobierno "transversal" hecho por Illa poco antes. Una oferta de diálogo "a todos" menos Vox y Aliança Catalana, que buscaría una entente con Esquerra y Junts para evitar que los independentistas retiren su apoyo al PSOE en el Congreso. Pero Puigdemont ya ha dejado claro que da por descontada la victoria de Illa, y aún así aspira a ser investido president, a costa de la abstención de los socialistas.