Génova elude reiteradamente la pregunta sobre el futuro orgánico del que es todavía presidente de los populares catalanes, Alejandro Fernández. Ni siquiera está agendada la fecha del congreso regional, el único pendiente de celebrarse, pospuesto a después de las elecciones europeas, lo que no significa tampoco que vaya a tener lugar antes del verano. Fernández lleva cinco años y medio de presidente territorial con un mandato estatutariamente caducado que debiera haberse confirmado o renovado hace tiempo, aunque en el PP es habitual no cumplir los plazos de celebración de congresos.

Ese retraso respondía fundamentalmente a la resistencia del propio dirigente catalán a facilitar el paso a otro liderazgo y la negativa de algunos de sus compañeros de filas, como Dolors Montserrat, a medirse contra él en un cónclave sin garantías de éxito dado el apoyo que Fernández recaba entre las bases del partido. A fuerza de posponer su sustitución, el calendario se le echó encima a Génova. El hoy dimitido Pere Aragonès convocó elecciones catalanas y Fernández se hizo fuerte para la candidatura a la Generalitat, sacando al partido de la insignificancia parlamentaria para alzarse con 15 diputados. Y aunque bien podría argumentarse que parte de ese ascenso responde a la recuperación electoral general del PP, incluso a su presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, lo cierto es que ahora resulta complicado de justificar su relevo al frente de la jefatura de los populares catalanes.

Tellado: "Hombre realista y pragmático"

Pero además, tiene un aliado de peso, un "hombre pragmático y realista", según le definen en el entorno de Fernández, que bien podría hacer inclinar la balanza a su favor para seguir al frente del PPC. Porque ese aliado tiene línea directa con su jefe de filas y mucha influencia en la toma de decisiones. Se trata del actual portavoz del Grupo Popular en el Congreso, el gallego Miguel Tellado, según ha podido saber El Independiente. Tellado y Fernández se conocieron gracias a la gira que el primero realizó nada más desembarcar en Génova de la mano de Feijóo y ser nombrado vicesecretario general de Organización, puesto que ahora ocupa la castellanomanchega Carmen Fúnez. De ahí viene la relación de ambos y la asunción, por parte de Tellado de la solución más sencilla para evitar abrir una crisis interna que Génova preferiría ahorrarse.

La experiencia electoral del 12-M ha dejado buen sabor de boca en el cuartel general de los populares, de ahí que no se entienda al mismo tiempo su reserva para confirmar a Fernández más allá de la necesidad de mantener las formas procedimentales, esto es, la convocatoria de primarias y la neutralidad de la dirección nacional. Sí ponen en valor cómo "se confeccionó una candidatura que recogía las distintas sensibilidades del PPC" la forma en que ésta "trabajó en torno al candidato, dando buenos réditos", explican. Lo cierto es que a Fernández se le impuso una lista y un equipo de campaña, sin apenas margen de maniobra, pero el resultado fue, efectivamente, muy bueno para los populares.

"Algo se ha hecho bien en esta campaña. Alguna credibilidad ha ofrecido el PP en Cataluña a los electores y aspiramos a seguir creciendo. Lo ha dicho nuestro candidato en Cataluña y es algo que compartimos plenamente", dijo el pasado lunes el portavoz del PP, Borja Sémper, en plena subida de autoestima electoral, para agregar que el partido “no tiene techo” y “aspira también a ser alternativa” en esta comunidad.

La buena valoración de Dolors Montserrat

Dolors Montserrat fue la principal apuesta de Feijóo para volver a tomar el timón el partido en Cataluña. Un destacado parlamentario, partidario de la continuidad de Fernández, explica a este medio que dicha preferencia no respondía tanto "a una mala valoración de Alejandro" como a una muy buena de Montserrat "en sus análisis sobre la situación en Cataluña", fuente de la que bebía Feijóo cuando se hizo con la presidencia nacional del PP.

Además, en Cataluña se encontró con un líder muy contestado internamente en el territorio por el resto de dirigentes y cuadros del partido. Le acusaban de haber abandonado la organización, no convocar a los órganos internos y refugiarse en el Parlament, donde demostró todas las semanas sus dotes de orador. Tampoco ayudaron en Génova sus explícitas palabras contrarias a cualquier tipo de sondeo, conversación o acercamiento a Junts para cuadrar la imposible aritmética de la investidura de Feijóo tras las elecciones del 23-J. Y si de hay de algo presume Fernández es de no equivocarse nunca de adversario.

Las bases del PPC han pasado del apoyo "a la adoración"

Llegado este punto, con unas bases que han pasado del apoyo "a la adoración" tras los resultados del 12-M, según subrayan fuentes de su entorno, "se ha hecho intocable", pero no le falta tarea por delante. Lo dijo Feijóo en la reunión del comité ejecutivo del pasado martes en alusión tanto a Cataluña como al País Vasco: "Nos queda mucho partido por construir, mucha base por ensanchar, mucho territorio por cubrir y talento por captar para representar a la mayoría de la sociedad". 

Fernández tiene ahora Grupo Parlamentario propio y financiación, que no es un tema menor para unos populares catalanes "que carecían de moral y de dinero". Ha experimentado un fortísimo incremento de votos, de porcentaje y de escaños más allá de la mera simplificación de haber absorbido los restos del naufragio de Ciudadanos. Es consciente, además, de que "debe trabajarse el área metropolitana de Barcelona y las otras tres capitales catalanas, el resto es territorio indepe, y ahí es por donde puede crecer aún más en generales" en beneficio de Feijóo. Y si va emprendiendo esa tarea y mantiene el apoyo de ese peso pesado de Génova que es Tellado, tiene mucho ganado.