Nunca antes la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, se había implicado tanto en una campaña electoral con la excepción de las generales del 23-J, de la que ella era candidata a la presidencia del Gobierno. Pero esta vez tiene dos retos personales a superar, por un lado, quitar la razón a aquellos que cuestionan a su cabeza de lista europea, una desconocida Estrella Galán y, por otro, frenar las posibilidades de su otrora compañera de Consejo de Ministros, Irene Montero, al frente de la candidatura de Podemos, que va acortando distancias de una forma preocupante para Sumar.

El CIS preelectoral conocido este jueves confirma ese empate técnico entre los magentas y los morados. Se le dé la credibilidad que se le quiera dar a la cocina demoscópica de José Félix Tezanos -que vuelve a marcar la diferencia con el resto de los sondeos publicados otorgando un claro triunfo al PSOE en las europeas- el partido de Yolanda Díaz obtendría, según el instituto público, cuatro europarlamentarios, con un 5,2 por ciento de estimación de voto, y Podemos alcanzaría el 3,8 por ciento lo que se traduce entre dos y tres representantes en el Parlamento de Estrasburgo. En ambos casos, el margen de error es del +/- 0,5.

Una cuestión de supervivencia

Los morados admiten que "la circunscripción única nos beneficia", de ahí su apuesta por Montero para encabezar la lista. Es su última bala en la recámara. Y es que tras los desastrosos resultados cosechados en todas las consultas electorales desde las locales y autonómicas del 28 de mayo, el partido de Ione Belarra necesita para su supervivencia futura salvarse este 9-J y cuenta para ello con uno de sus principales valores y caras más reconocidas, esto es, la ex ministra de Igualdad de la anterior legislatura.

Díaz, por contra, ha optado por un perfil ignoto para el conjunto de los ciudadanos, más allá del entramado de las organizaciones sociales y ONGs, y no testado electoralmente. De ella dijo, al conocerse su designación, que "es un orgullo que sea la candidata de Sumar para las elecciones europeas" y puso el acento en que representa una Europa "más social, verde, feminista y comprometida con los derechos humanos. Nos jugamos el futuro", sentenció.

Galán intenta hacer de sus flaquezas una fortaleza. Por eso uno de sus primeros actos de campaña fue aprovechar el amplio conocimiento que tiene de los movimientos asociativos vinculados a la izquierda -en su calidad de directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) durante trece años-, para organizar como inicio de campaña una reunión el pasado viernes en el Congreso con el delegado del Frente Polisario, Addulah Arabi, y ya de paso marcar distancias con la política de Pedro Sánchez de acercamiento a la posición Marruecos sobre el Sáhara. Y es que en esta contienda, Sumar no sólo lucha contra Podemos sino también contra ese gran molino de viento que es el PSOE y las tentaciones que pueda haber entre un sector del electorado de izquierdas no socialista de votar útil y meter en la urna la papeleta con el nombre de Teresa Ribera.

Doce actos electorales

En el entorno de Díaz admiten que Estrella Galán "es una desconocida, por eso Yolanda la acompañará, todo lo que la permita su agenda, en la mayoría de los actos electorales", un total de doce actos, algo inédito en la vicepresidenta segunda. La ministra de Trabajo arrancó campaña el jueves en Madrid, siguió el viernes en Jerez (Cádiz) y este sábado en Vigo para continuar el domingo en Zaragoza. Tras tres días de pausa para atender cuestiones de su Ministerio, retoma el jueves 30 -tras la votación en el Congreso de la ley de Amnistía- en Asturias, el viernes en Barcelona, el sábado un doblete en Madrid y Córdoba para terminar la semana en Sevilla. Y ya en la recta final, el jueves 6, se desplazará a Málaga, para intervenir el viernes 7 en Valencia en el mitin de cierre de campaña.

Nunca antes se había implicado tanto. Muy al contrario, no pocas veces se le reprochó ponerse de perfil en campaña para no asumir el coste de un mal resultado augurado los sondeos, confirmado posteriormente en las urnas. Galicia supuso para ella un duro golpe reputacional, dado el desastre electoral cosechado en su tierra y muy especialmente en su pueblo, Fene. De hecho, Sumar llegó a sopesar no presentarse a esos comicios sabedores "de que el BNG se iba a llevar todo el voto de la izquierda alternativa" como así fue, confirmando una vez más el sorpasso al PSdG.

Las cosas no fueron mejor en las elecciones vascas y, ni siquiera, en Cataluña, donde la esperanza de los comunes está puesta en ser decisivos para Salvador Illa, tras bajar dos escaños en el Parlament, aunque la responsabilidad en este caso es más atribuible a Ada Colau y Jessica Albiach por rechazar los presupuestos de la Generalitay y desencadenar una convocatoria electoral anticipada.

La guerra de la lista europea

La batalla por la confección de la lista europea de Sumar fue un buen ejemplo de los nervios entre los socios, que lucharon a brazo partido por un lugar en la candidatura que les asegurara un europarlamentario y eso, de momento, sólo parecen tenerlo garantizado Galán, el catalán Jaume Asens, y el valenciano Vicent Marzà. De hecho, Compromís llegó a amagar con la ruptura si no le daban el número tres, mientras que Izquierda Unida tuvo que conformarse con un cuarto puesto para el ya eurodiputado Manu Pineda. De confirmarse los augurios del CIS, además de Irene Montero podrían conseguir su acta de diputado europeo por Podemos Isa Serra y Pablo Fernández, ambos coportavoces de la formación morada.

La batalla en el espacio a la izquierda del PSOE está servida.