El de este domingo fue un acto poliédrico que lo mismo pretendió servir para decir no a la ley de Amnistía que se aprobará este jueves, que para rechazar la arremetida contra la prensa y para pedir el voto en las europeas del 9-J, aunque la cabeza de lista popular, Dolors Montserrat, no tomara la palabra para sorpresa e incomprensión de muchos. También lo fue para pedir elecciones anticipadas por entender el PP que, "más allá de la amnistía, Pedro Sánchez no tiene votos para nada más. No puede gobernar. Ha perdido el apoyo hasta de su Gobierno", dicen a cuenta de los revolcones parlamentarios de la pasada semana.

El acto convocado por Génova, con el telón de fondo de la Puerta de Alcalá, quiso servir para todo ello, pero, por encima de cualquier otra consideración, su objetivo final era y es movilizar al partido, hacer una demostración de fuerza en mitad de una campaña electoral a la que los populares han dado un carácter plebiscitario.

Porque uno de los grandes escollos de este tipo de consulta es, precisamente, la falta de movilización y motivación del votante, de ahí que también los socialistas le den una dimensión de refriega doméstica, con unos mensajes muy coincidentes con las elecciones generales del 23-J respecto a la supuesta unidad de acción de la derecha conservadora con la ultraderecha, pero esta vez en el escenario europeo.

Un destacado barón territorial popular admite que la movilización "es lo más gordo" del 9-J, de ahí el llamamiento insistente que viene haciendo Alberto Núñez Feijóo a los suyos en privado y en público. Este domingo volvió a insistir en que "tenemos que movilizarnos y hacer la mayor manifestación que jamás ha ocurrido en España por la igualdad, la dignidad, las libertades y el futuro". Génova necesitaba que lo de este domingo le saliera bien como el pistoletazo real de arranque de la campaña.

Guerra con el PSOE a cuenta de los asistentes

Por ello, la batalla numérica en torno a si acudieron muchos o pocos a la Puerta del Sol no es baladí. Desde el PP alardeaban de haber superado la asistencia de la concentración de la Plaza de España, el pasado 28 de enero, "pese a tener 20 grados más que aquel día" y arrojaron la cifra de 80.000 personas. La Delegación del Gobierno lo rebajó a 20.000, dato contra el que se revolvieron los populares, y el PSOE dijo en su cuenta oficial de Twitter, y hasta con hastag propio, que lo de Feijóo había sido un "pinchazo".

"La Puerta de Alcalá es testigo. El #PinchazoFeijóo es un hecho. Los asistentes no llegan ni a la mitad de su última convocatoria. Nueve veces menos que en noviembre del 2023", escribían en Ferraz en alusión a la convocada por el PP en la Puerta del Sol.

"Que la Delegación el Gobierno de Pedro Sánchez quiera rebajar la magnitud de la asistencia al acto de hoy no nos sorprende", arrancaban fuentes del partido a través de un mensaje a la prensa, "pero sí que el PSOE diga que 20.000 es 'pinchar' cuando ellos presumían de manera oficial de convocar en Ferraz a la mitad hace tres semanas en apoyo de su secretario general", en periodo de "reflexión" tras amagar con dejar la polìtica.

Los populares replican que pinchazo fue lo de los militantes del PSOE ante la puerta de Ferraz

Pedían asimismo que no se restara importancia al hecho de que 80.000 personas "pidan" la convocatoria de elecciones y "si les parece poca la afluencia de hoy, les invitamos a que la igualen o mejoren la semana que viene", retaban como un duelo al sol en el que es uno de los principales objetivos de su campaña, llevar a su votante ante las urnas dentro de dos domingos.

Un presidente autonómico señala a El Independiente que el acto "ha ido bien, se han cubierto las expectativas", pero ante la pregunta de si la afluencia ha sido menor a las concentraciones anteriores, admite que "son otras circunstancias". En cambio, un compañero de filas, también con mando en plaza, se muestra más entusiasta al negar pinchazo alguno: "¡Que va! Ha ido mogollón". Su única pega es "el sitio, la hora y el calor", sobre todo el calor.

El otro gran escollo para los populares tiene tres letras: Vox. Sobre todo en aquellas comunidades con un peso agrario considerable dado que "dentro del bloque de la derecha hay un sector muy antieuropeista que demoniza la Política Agraria Común (PAC) y la Agenda 2030", discurso en el que puede pescar mucho el partido de Santiago Abascal, admite un destacado dirigente. Ya no se trata tanto de otros debates más ideologizados, o que forman parte de eso que se llama la batalla cultural, como puede ser la inmigración, sino el sector agrario, con un peso muy importante en unas elecciones de circunscripción única en las que no se pierde ni un solo voto y todos valen lo mismo.

Vox, el otro competidor

El PP cree poder replicar esos mensajes apelando al hecho incontestable de que el grueso de las ayudas a los agricultores y ganaderos españoles "llega precisamente de Europa" y que pasearse del brazo de la francesa Marine Le Pen, como hace Santiago Abascal, "no es la mejor idea puesto que defiende un mayor control de las importaciones del sector agroalimentario". Pero aunque el sector ha abandonado las protestas que jalonaron los meses de enero y febrero, -incluida una multitudinaria tractorada, precisamente, en la Puerta de Alcalá, mismo escenario que la manifestación de ayer-, temen que parte del voto rural se vaya a Vox.

Por eso, la demostración de fuerza de este domingo no iba sólo para Pedro Sánchez sino también para el otro competidor por la derecha. En todo caso, ninguno de los dirigentes y barones autonómicos del PP que se dieron cita, como un solo hombre, en Madrid, se refirieron a esta cuestión. Apelaron a la igualdad, a la defensa de la democracia, al fin de las "mentiras" presidenciales o a la libertad de los medios de comunicación. La letra pequeña habrá que leerla en otros actos electorales.