Euskadi es una sociedad envejecida. Su demografía de cada vez mayor edad tiene un impacto creciente en su modelo sanitario que se resiente ante la cada vez mayor demanda de servicios. Sostener la calidad en el que durante años ha sido el Ente de referencia institucional del Gobierno vasco, no está siendo sencillo. Las críticas al Servicio Vasco de Salud y el malestar creciente de la sociedad vasca por su deterioro fue uno de los argumentos centrales de las pasadas elecciones autonómicas que auparon a Imanol Pradales como lehendakari. El nuevo presidente del Ejecutivo vasco se comprometió a un gran pacto por la sanidad y a poner soluciones al deterioro del modelo sanitario vasco. Lo citó el mismo día de su proclamación: “Hay que curar las heridas que tiene el sistema”, apuntó. Fijó la sanidad como la “máxima prioridad” de sus propuestas.
En sus primeros presupuestos al frente del Gobierno, el lehendakari lo ha plasmado en un significativo incremento de la partida dedicada a Salud. En 2025 la sanidad absorberá prácticamente uno de cada tres euros del total del presupuesto vasco. En las líneas maestras de las cuentas que Pradales avanzó ayer aseguró que el presupuesto sanitario superará por primera vez la barrera de los 5.000 millones de euros. Supone una cuantía muy importante si se tiene en cuenta que el presupuesto global vasco que plantea su Ejecutivo para el próximo año será de 15.728 millones de euros, el más alto de los planteados hasta ahora.
De este modo, el País Vasco gastará en sanidad más de 2.300 euros por habitante. Representa la cifra más alta de todo el país. Los más de 5.000 millones presupuestados en el proyecto esbozado ayer por Pradales representan un incremento muy importante de hasta el 26% respecto al presupuesto sanitario de hace cinco años. En 2020 Euskadi destinó a este fin una partida de 3.964 millones de euros. Actualmente uno de cada cuatro habitantes de Euskadi supera los 65 años de edad.
Un referente europeo
Desde su conformación a mediados de los años 80 la sanidad pública vasca fue ganando prestigio y dimensión. Aún hoy mantiene ambas. Pero el orgullo que otrora atesoraba hace años que comenzó a perder brillo. Lo hizo de modo especial durante la pandemia. Diversos escándalos en OPEs, las carencias laborales denunciadas por sus trabajadores o las listas de espera al alza han hizo resintiendo esta institución que el Gobierno vasco siempre presentó como la 'joya de la corona' del autogobierno vasco.
Hoy, cuando la creación del Servicio Vasco de Salud, Osakidetza, supera los 40 años, la preocupación que se sitúa casi a la cabeza –sólo por detrás del empleo- de las preocupaciones de los ciudadanos es la sanidad. Hasta que llegó la pandemia apenas figuraba en ese ‘ranking’. Su lugar oscilaba entre la 10º o 11ª preocupación. El último sondeo del Gobierno vasco revela que es ya la 2º de las preocupaciones de los vascos. El ascenso hasta esa posición ha sido imparable desde 2019. En un primer momento pareció que el impacto de la pandemia concedía una tregua para sobreponerse a ella. Sin embargo, casi cinco años más tarde el sistema vasco de salud continúa sin recomponerse y la percepción negativa de la sociedad se ha extendido.
Ahora, en sus primeras cuentas, el lehendakari sitúa la Salud como su prioridad. Recuerda que “desde el primer día nos marcamos como objetivo prioritario contar con una sanidad pública de referencia a nivel europeo”, asegura. Además de incrementar la partida presupuestaria, ha creado la Mesa de Salud, cuya misión es consensuar la bases para afrontar los retos de futuro. En ella participan todos los agentes implicados, desde los grupos parlamentarios, sindicatos, colegios profesionales, universidades hasta representantes de pacientes.
Acceso a la vivienda
La educación es otro de los ejes que definen los próximos presupuestos. El Ejecutivo quiere mejorar los resultados de sistema educativo vasco, cuya calidad se ha resentido en algunos de los últimos indicadores internacionales.
Facilitar el acceso a la vivienda con nuevas iniciativas públicas y privadas “para ampliar la oferta y limitar los precios, y también la acción coordinada de todas las instituciones públicas”, es uno de los objetivos que se ha marcado.
Con respecto a la seguridad, Pradales compromete a garantizar que “las personas puedan sentirse libres y seguras en las calles de Euskadi”. Las acciones que propone el Gobierno Vasco son: “Ampliar las labores preventivas, combatir el delito y a quien delinque, reforzar las actuaciones contra la violencia de genero y ofrecer respuestas a los nuevos riesgos de la seguridad en el mundo digital”.
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