La detención del jefe de antiblanqueo de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional en Madrid, Óscar Sánchez, deja entrever que los clanes de la droga han trasladado sus centros de operaciones a Ecuador. La inestabilidad política, la entrada de grupos criminales extranjeros y la facilidad del país para salir al mar explican el cambio de ubicación.

El inspector jefe fue detenido la semana pasada en una segunda fase de una operación antidroga que la Policía desarrolló en Algeciras. Los agentes, apoyados por Vigilancia Aduanera y sus compañeros ecuatorianos, intervinieron 13.062 kilos de cocaína en la aprensión de estupefacientes en la historia de España. La investigación duró cuatro años y desembocó en el arresto de Sánchez y su mujer. Asuntos Internos llevaba detrás de él desde principios de este año. Le encontraron 20 millones entre las paredes de su casa y 900.000 euros en su despacho oficial, en dependencias policiales.

Los investigadores creen que Sánchez llevaba casi cinco años facilitando la entrada de contenedores contaminados con cocaína. Investigan si trabajaba para una única organización o para varias. En esta ocasión, la mercancía venía de Ecuador, una tendencia que los mandos antidroga tanto de Policía Nacional como de la Guardia Civil han detectado al alza.

Guayaquil se ha convertido en el corazón de la exportación de cocaína en Ecuador. La veintena de puertos, terrestres y marítimos, ven partir mil contenedores cada día. Muchos de ellos llevan en su interior bananas, que son usadas por los narcotraficantes para transportar la droga. Los abren, los vacían y los vuelven a tapar tras introducir el cargamento. A simple vista parece una fruta más al uso. Otras veces levantan un muro de cajas, con mercancía legal, tras el que se ocultan los estupefacientes. Así fue en el caso de las 13 toneladas que llevaron hasta el jefe de Policía español.

Grupos extranjeros

Otro motivo para entender el auge de Ecuador como punto neurálgico de la exportación de polvo blanco es la entrada de clanes extranjeros en el país. Por un lado, cárteles mexicanos, que han visto que la pueden trasladar más rápido desde allí que desde Colombia. Pero también de Europa. El temido clan de los Balcanes, que controla la mayoría de la cocaína que llega al viejo continente, trasladan hasta el país a sus lugartenientes para supervisar todo el proceso, desde la producción hasta el envío.

Otro ejemplo en España. En septiembre de 2023, la Policía intervino 1,7 toneladas de cocaína. Eran propiedad del cartel de los Balcanes y venían de Ecuador. Como la semana pasada, la mercancía venía oculta en contenedores de frutas. Entró por el puerto de Valencia, que en los últimos años se ha convertido en un gran punto de recepción de contenedores contaminados.

Un punto importante para entender lo que pasa en Ecuador es la inestabilidad política. Los grupos criminales, algunos considerados terroristas por las autoridades nacionales, han desplegado un gran poder en las calles y han sembrado el terror. El que más preocupa son Los Tiguerones. Es la organización que en enero de este año tomo por la fuerza un canal de televisión pidiendo que se liberasen a sus presos. La orden se dio desde España, donde vivían los cabecillas huidos de la justicia. La Guardia Civil los detuvo el mes pasado.

Aunque la producción mundial se centra en Colombia, en los últimos ocho años las autoridades han visto que también ha subido en Ecuador. El origen está en el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno colombiano y las FARC. Algunos grupos disidentes se han trasladado al suroeste, cerca de la frontera ecuatoriana. Los laboratorios se suceden ahora a un lado y al otro de la línea divisoria del país.