Guarda uno de los mayores tesoros gráficos del final del Sáhara español, la provincia número 53 ocupada desde 1975 por Marruecos, y de la posterior lucha de los saharauis por su independencia. José Luis de Pablos es el autor y albacea de un fondo documental que lucha contra la desmemoria y sirve ahora para reivindicar la batalla inconclusa de la última colonia de África.
“Mi primer encuentro con el Sáhara fue completamente fortuito”, rememora el fotoperiodista español en una entrevista con El Independiente. “Estaba trabajando en Cambio16 y en ese momento Ander Landáburu y yo salimos para el Sáhara. Cuando llegamos a El Aaiún resulta que en el mismo avión de Iberia que habíamos llegado nos querían devolver porque el territorio era materia reservada”, relata De Pablos.
Los españoles nos hemos terminado yendo de otros lugares del mundo porque eran difíciles de mantener o lejamos o lo que sea y han llegado otros y los han ocupado
Su primer viaje, en 1974
Reportero y fotógrafo aterrizaron en el Sáhara en 1974, en los últimos compases de la presencia española en el territorio hoy bajo yugo marroquí. Pocos podían vaticinar la Marcha Verde -la invasión marroquí de la colonia española de la que se cumplen este año el medio siglo- que meses después certificaría el fin del Sáhara español. “Nos terminaron autorizando la entrada en el territorio y fuimos los dos primeros periodistas en iniciar la cobertura”, rememora De Pablos.
Ambos acabarían entrando en contacto con el Frente Polisario. “Era la guerrilla clandestina saharaui que se había formado un poco antes. Nos reunimos con ellos”, desliza. “Había una lucha armada contra el ejército español para conseguir la independencia. Hubo saharauis y militares españoles que perdieron la vida”. “Recabamos dos versiones: la de los militares españoles, que lo hacían con cierta precaución porque pertenecemos a una revista polémica para el Gobierno; y la del Polisario, que nos recibió con los brazos abiertos. Nos facilitaron entrevistas y se reunían con nosotros de una forma muy disimulada en diversos lugares”, evoca.
Uno de aquellos encuentros fue con el actual líder del Polisario, Brahim Ghali. “En los retratos van cubiertos para que no fueran reconocidos por el ejército español. Todos pertenecían a familias saharauis bien establecidas, con negocios. Era gente bastante seria. Sabían muy bien lo que estaban haciendo y sabían que la única forma de conseguirlo era mediante la lucha armada, pero necesitaban apoyo internacional”. Más tarde, De Pablos acabó empotrado en las unidades de asalto saharauis. “Hay imágenes en las que capto ese circo impresionante cuando nos empiezan a atacar. Era de noche y uno se preguntaba qué es lo que se nos venía encima”.
El Sáhara captado por José Luis de Pablos
A aquella primera visita iniciática le siguieron otras. “En 1975 volví con la Marcha Verde. Estuve en el momento de la retirada del ejército español y la entrada de los marroquíes a medida de que las tropas españolas se iban retirando. Hubo ahí algún tipo de enfrentamiento con los saharauis, pero no pudieron hacer nada. A partir de aquel momento empezaron a escapar hacia el desierto”, cuenta. Su archivo fotográfico, que abarca desde mediados de 1970 hasta el 2000, contiene alrededor de 90.000 negativos y levanta acta del final del franquismo y la titubeante transición democrática. Un 10% del material corresponde a los sucesivos viajes al Sáhara.
Una batalla inacabada
“Era un tema totalmente desconocido. Cuando llegabas, te encontrabas con un puesto de Radio Nacional de España y con unos buenos acuartelamientos del ejército español. El Aaiún, la capital, estaba rodeada de zonas de jaimas de nómadas saharauis”, indica. Había un fuerte sentimiento de independencia, subraya De Pablos. “Recuerdo una ocasión cuando la ONU aterrizó en el Sáhara que, de pronto, aparecieron decenas de banderas saharauis. Aún se me ponen los pelos de punta recordándolo”.
A punto de conmemorarse los cincuenta años de la ocupación, el fotógrafo considera que “la historia no ha terminado”. “El Sáhara sigue dependiendo de España. Se construyó un muro de más de 2.000 kilómetros de extensión y Rabat se quedó con dos de los recursos más valiosos, los fosfatos y la pesca. Pero el Polisario siguió atacando en ofensivas muy divertidas: parecían las guerras de los indios que aparecen en las películas. Asaltaban caravanas de marroquíes y luego desaparecían rápidamente. En una ocasión que le acompañamos llegamos a quedarnos cerca de El Aaiún, donde estuvimos haciendo fotografías de los barcos españoles que habían sido apresados por el Polisario y ataques”.
De Pablos presume de ser uno de los reporteros gráficos que ha firmado el trabajo más concienzudo y sostenido en el tiempo. “Tengo incluso imágenes del ejército del Polisario preparándose y entrenándose en los campos militares para atacar el muro y desactivar las bombas que ponían en los carros de combate”, detalla. Tras el 1975, volvió cada dos o tres años para documentar el conflicto armado. “Los preparativos que hizo el ejército español para que no entrase la Marcha Verde tenían garantías: estableció minas y avisos de que, en caso de que pasasen tal línea, dispararían. Y así lo hicieron: la Marcha Verde llegó hasta un determinado punto. De ahí no pasó porque si pasaba, el ejército español estaba dispuesto a responder. Cuando los soldados españoles se marcharon, pues tranquilamente ellos fueron entrando poco a poco y ocupando los lugares que había dejado España, los cuarteles que había dejado el ejército español y la legión”.

Del medio siglo que ha transcurrido, De Pablos ha extraído la convicción de que Marruecos es un vecino del que desconfiar siempre. “Siempre que ha habido un acuerdo, los marroquíes lo han roto. La situación hoy es muy difícil. Con Marruecos no se puede llegar a ningún tipo de acuerdo porque es un pueblo bastante traicionero. No puedes conseguir nada. Cuando parece que vas a conseguir algo, lo rompen”, murmura.
Durante algún tiempo a finales de la década de 1970 De Pablos se imaginó volviendo al territorio saharaui. Hoy, en cambio, lo veo más remoto, menos posible. “Nosotros pensábamos que, después de la salida de los territorios del Sáhara, pronto íbamos a volver hasta el punto que habíamos quedado en que seríamos los dos primeros periodistas que regresaríamos al Sáhara con ellos. No se consiguió”, admite. Landáburu falleció en octubre de 2022 a los 77 años, sin poder cumplir esa promesa.
"El tiempo no existe"
“Una de las cosas que tienen los pueblos árabes es que el tiempo no existe. Entonces es a largo plazo. Y los humanos tenemos fecha limitada”, advierte. De Pablos ni siquiera cree que España haya firmado cambios trascendentales respecto al Sáhara. “Las Malvinas eran españoles y se abandonaron, se dejaron. Entonces llegaron los ingleses y las ocuparon y los argentinos protestaron. Nos hemos terminado yendo de otros lugares del mundo porque era difíciles de mantener o lejos o lo que sea y han llegado los otros y la han ocupado. Las últimas eran unas islas que teníamos en el Pacífico. Así hemos sido siempre”.
La deuda histórica está y existe
Una tendencia al abandono frente a la que el fotógrafo, testigo privilegiado de un tiempo no tan remoto, reivindica un ejercicio de memoria. “La deuda histórica está y existe. Es inconcebible que, si era una provincia española, a sus ciudadanos no se les permita ahora renovar el carnet de identidad cuando cumplió su vencimiento”.
“Hay muchos temas que han sido importantes para mi en mi vida profesional pero posiblemente es el que más tiempo he estado cubriendo. Incluso me tomaba días de vacaciones para irme a hacer temas”, reconoce quien busca destino final para su archivo fotográfico. “No quisiera que cuatro armarios llenos de negativos terminen en el rastro”, apunta. En ese fondo en busca de un archivo que lo acoja, De Pablos ofrece una mirada a un conflicto inacabado, que sigue causando dolor y exilio junto a interrogantes. “Es uno de los episodios más negros, si no el más, de nuestra historia reciente. Es un tema que indigna a buena parte del pueblo español. Al Gobierno no. Pero, ¿quién manda? No son los representantes nuestros. ¿Por qué no nos dejan opinar en un referéndum para ver qué es lo que hay que hacer con esa situación? Están los poderes por encima, que son los que dicen: quieto, calladito y punto”.
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hace 3 segundos
José Luis de Pablos tiene en su archivo fotográfico del Sáhara que un día fue provincia española un auténtico tesoro documental.
Sería una pena, una tragedia, que no encontrara una ubicación adecuada para su conservación y estudio el día que él falte.
Es posible que nuestras autoridades no muestren interés por un archivo que ilustra lo que, como bien dice el fotógrafo, es una de las páginas más negras, más lamentables de nuestra historia reciente.
Además, al actual Gobierno español todo lo que huela a derechos del pueblo saharaui le produce repulsión, pues lo aparta de su sumisión a los intereses de Mohamed VI.
En estas circunstancias, alguien tendrá que actuar para garantizar la salvaguardia y puesta a disposición de estudiosos y público en general de un conjunto testimonial de valor incalculable.