"La gente está con los dedos cruzados". Un jefe de un aparato provincial socialista resume el estado de ánimo en el partido. A la espera, nervioso, muy inquieto, "desesperado", agobiado por la investigación, que apenas acaba de arrancar, de su último secretario de Organización, Santos Cerdán, desde el lunes en prisión provisional, comunicada y sin fianza, acusado de integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias. El PSOE continúa teniendo el alma en un puño por cada noticia que se publica, por cada decisión del juez instructor del Supremo, por cada paso que den los integrantes del "triángulo tóxico", el que forman José Luis Ábalos, Koldo García y el presumible vértice, el jefe de la trama, el propio Cerdán, el hombre que ha pasado de la planta noble de Ferraz, la quinta, a la celda de la prisión de los vips y de los políticos del PP implicados también en casos de corrupción. La situación es absolutamente crítica y en el partido no se diluye la sensación de que no valen tiritas, medidas "cosméticas". Muchos cuadros piden al líder, a Pedro Sánchez, cambios drásticos, profundos en Ferraz. Y algunos de ellos incluso creen que una posible salida es la de un congreso extraordinario, que sirva para relegitimar al secretario general y coger algo de aire en medio de la tempestad. Pero esa alternativa, al menos por el momento, no la contempla el presidente: "No se prevén volantazos, ni giros copernicanos", advierten en su núcleo directo. No se cuenta, por tanto, con anuncios rupturistas en el comité federal del próximo sábado, 5 de julio.
Desde que Cerdán fue obligado a renunciar a su acta y a abandonar sus cargos, el pasado 12 de junio, el PSOE sigue dando vueltas a cómo escapar de su mayor crisis interna e institucional de los últimos años. No hay ninguna fórmula óptima, básicamente porque en los militantes y los cuadros se ha instalado la angustia de la provisionalidad, la frustración porque cualquier medida puede ser insuficiente porque al día siguiente la actualidad, el avance del caso Cerdán / Koldo / Ábalos, se la puede comer. Se ha barajado la opción del adelanto electoral, de la cuestión de confianza, incluso de la dimisión de Sánchez. También la del congreso extraordinario, una salida que estaba en el debate interno desde el primer día —la invocó en público incluso el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna—, pero que en las últimas horas, a raíz de la entrada en prisión del ex número tres, ha cogido algo de vuelo.
Ya en la reunión de la ejecutiva del pasado 16 de junio se puso sobre la mesa la idea de un congreso extraordinario, para relegitimar a Sánchez y apagar las voces críticas. Lo planteó el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis
En la reunión ejecutiva federal del pasado 16 de junio, un integrante de la dirección, el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, secretario de Política Institucional y de Formación, también vicepresidente primero del Congreso de los Diputados, planteó esa opción. La del cónclave extraordinario. Pero para implicar a la militancia, apuntalar a Sánchez y apagar las voces de los críticos. Su reflexión no pudo sonar extraña a presidente, porque Gómez de Celis, que siempre le ha acompañado en todos sus procesos de primarias, desde 2014, se la había trasladado por mensaje durante el fin de semana anterior. En el encuentro de la cúpula, el secretario general del PSOE emplazó a sus compañeros a que hablaran sin cortapisas, en libertad, e hizo un gesto al dirigente andaluz para que rompiera el hielo. En la reunión, que se prolongó bastante más de lo normal —fueron casi cinco horas de deliberación—, otros responsables plantearon fórmulas alternativas para dar más peso a las bases como una conferencia política o asambleas abiertas. Pero esas cartas se desecharon.
El debate sobre la conveniencia de un congreso extraordinario no se ha cerrado, sin embargo. Pero, ¿qué supone? Se trata de una figura distinta a la del cónclave ordinario, porque, como prescribe el artículo 25 de los estatutos, se puede reunir "cuando circunstancias especiales" lo aconsejen o "cuando proceda para tratar sobre algún tema específico". No hace falta atender a los plazos normales. Es decir, que se puede convocar con menos de 45 días de antelación. El congreso federal extraordinario sirve, básicamente, para que el millar de delegados elija unos nuevos órganos de dirección. El último que se celebró con estas características fue el de 2014, el que entronizó a Sánchez por primera vez después de las primarias que libró con Edu Madina y con José Antonio Pérez Tapias.
El cónclave extraordinario está regulado en el artículo 25 de los estatutos federales y se prevé para circunstancias especiales y con un periodo de convocatoria inferior a los 45 días de antelación. Serviría para elegir una nueva ejecutiva completa
No cabe que el PSOE pudiera organizar un cónclave ordinario, porque los estatutos imponen que este se reúne entre el tercer y el cuarto año desde la celebración del anterior. Los socialistas clausuraron su 41º Congreso Federal el 1 de diciembre de 2024, hace siete meses. Además, ahora no se trataría de redactar una nueva resolución política y unos nuevos estatutos, sino de proclamar a Sánchez como secretario general una vez más —no se espera que tire la toalla, y por tanto es impensable que nadie pueda realmente rivalizar con él— y votar su propuesta de ejecutiva. No obstante, el artículo 25.3 de las normas internas deja claro que el congreso extraordinario "solo puede adoptar resoluciones sobre las materias previstas en el orden del día para el cual fue convocado".
"Es el tema del día"
çLa demanda de un cónclave ha reverdecido, sin que se haya convertido, al menos por ahora, en un clamor, a la vista de que los planes de Sánchez pasan más por una reestructuración de la ejecutiva, pero quizá no tan amplia como la que muchos demandan. Pero la ansiedad crece de cara al comité federal del sábado, en el que el líder anunciará sus planes inmediatos para redinamizar un partido hundido y herido, un primer paquete de medidas que se completará con las que verbalice ante la Cámara baja en el pleno del 9 de julio. "Más gente pide ahora congreso extraordinario, e incluso algunos empiezan a decir que a lo mejor Pedro tiene que irse, y no son del club de los resentidos. Gente que comenta que esto no es soportable y que la legislatura puede continuar, pero con otro presidente, y hasta ahora no había nada de eso", afirma un mando territorial. "El congreso extraordinario es el tema del día —observa otra responsable autonómica—. El lunes fue el shock por el encarcelamiento de Santos, y hoy [por este martes] la búsqueda de una reacción, porque así sin hacer nada no se puede seguir. Y cuatro cambios en la ejecutiva no sirven en los territorios. Si el presidente quiere circunscribir la crisis al PSOE, tiene que hacer un congreso extraordinario para mandar una señal contundente. Seguramente él se ratificaría pero además la organización sería copartícipe y se moverían e implicarían todas las estructuras. La limpia sería inevitable y su liderazgo reforzado de abajo arriba sin rastro de cerdanistas".
Está todo el partido desesperado. Esa opción suena más fuerte y se le hace llegar. Un cambio radical en el Gobierno y en la dirección, que solo se puede resolver por congreso. Deshacerse de todo lo que huela a Santos", aseguran desde una importante federación
Y es que ya desde hace casi tres semanas varios dirigentes vienen advirtiendo de que una remodelación amplia de la ejecutiva no puede ser aprobada simplemente por el comité federal, el máximo escalón de poder del PSOE, precisamente porque la legitimidad de la dirección emana del congreso. Sánchez no ha precisado el alcance de los ajustes, aunque en su comparecencia en Ferraz del 16 de junio habló del relevo del secretario de Organización y de su equipo. "Está todo el partido desesperado. Sí, cada vez suena más fuerte la opción de un congreso extraordinario y se le hace llegar —señala un alto mando de una importante federación socialista que conoce de cerca al líder—. Un cambio radical en el Gobierno y en la dirección, que solo se puede resolver en un congreso. Deshacerse de todo lo que huela a Santos, que es tanto como cargarse a media ejecutiva, o a tres cuartos".
Dirigentes de distintas federaciones ratifican que la idea de un cónclave extraordinario vuelve a situarse en el debate interno. Como una posible opción que debería valorar Sánchez. "Se escucha más, pero no es una petición global", observa un diputado nacional. "La petición está, pero no es un clamor", constata un alcalde y senador. "Yo diría que hay dos grandes tendencias —describe un veterano responsable territorial con asiento en las Cortes Generales—. Una, la de los que creen que hay que arrimar el hombro, asumir los cambios en la dirección que anuncie Pedro y las nuevas normas internas que se impulsen y que pase la tormenta. Y los que quieren que se vaya y que dé paso a otro presidente, o que convoque elecciones, porque cuando pase más tiempo peor será la situación del PSOE. Pero yo diría que la opción mayoritaria es apretar los dientes y hacer cosas que nos puedan ayudar a salir del atolladero y ganar tiempo".
En realidad, lo que está produciendo, ya con el comité federal a la vuelta de la esquina y con un miedo que no se quita del cuerpo, más aún tras la imagen "desgarradora" y "dolorosa" de Cerdán poniendo un pie en la cárcel, es que los dirigentes intentan buscar una salida. La que sea. Pero es difícil. "Esto parece una enfermedad terminal", cuenta con desazón un cargo provincial. "Pedro considera que el congreso extraordinario aporta poco en términos políticos y que no compensa el esfuerzo. Creo que, en puridad, tiene razón —sentencia un cuadro que tiene hilo con la Moncloa—. Pero al mismo tiempo creo que el efecto reconstitutivo del comité federal ya está amortizado y todo el mundo pide más o tiene la impresión de que hay que ofrecer algo más. Nadie contaba con la foto de Soto del Real. Un congreso extraordinario equivale a una cuestión de confianza dentro del partido".
Todo el mundo pide más o cree que hay que ofrecer algo más", señala un cuadro con hilo con Moncloa. "Un congreso tiene sus pros y sus contras, aunque no creo que Pedro vaya por ahí. Es una opción que solo puede evaluar él", indica un interlocutor habitual
Coincide en su análisis una responsable mucho más alejada de Ferraz: "La idea del congreso la dice cada vez más gente, porque lo de la cárcel ha sido un mazazo. Es que la gente no sabe cómo salir de esta. Eso es todo". Otro responsable de primera línea con mucho oficio y con contacto habitual con el jefe del Ejecutivo se muestra prudente: "Como todo, un congreso tiene sus pros y sus contras. Pero no creo que vaya Pedro por ahí. En cualquier caso, es una opción que solo puede evaluar el secretario general, y debe responder a una estrategia global".
Entre los más críticos, hay más dudas respecto a la conveniencia de un cónclave: "Es que me parece una broma —protesta una dirigente de peso de una de las federaciones más distanciadas de Sánchez—. Ya está bien de maniobras de supervivencia aprovechándose de la militancia. Ya no caben carambolas efectistas. Haga lo que haga, se diluirá en el próximo audio, acusación o lo que quiera que salga. Veo a todo el mundo esperando el milagro de los panes y los peces. El domingo, o pare un ratón o la lía con algún giro de guion. Nadie lo sabe".
"Firme y decidido a seguir adelante"
En el núcleo duro de Sánchez son conscientes de que la ansiedad ha aumentado en las últimas horas, tras la entrada en prisión del ex número tres, imágenes que "son muy fuertes" y que cuestan "absorber". Y también han podido constatar la agitación interna que ha provocado la tribuna publicada por el escritor Javier Cercas en El País de este martes, en la que apuesta sin ambages por la dimisión de Sánchez para que le releve otro dirigente en el Gobierno y dé tiempo, hasta final de legislatura, para que la marca se recupere del golpe y llegue en mejores condiciones a las elecciones generales de 2027. "Pero no hay nada nuevo", avisan. El presidente ha mantenido su agenda en Sevilla, como anfitrión de la IV Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo de la ONU, y en estos días "no ha habido ninguna reunión ni discusión sobre si conviene o no ir a un congreso extraordinario".
En el núcleo duro insisten en que el presidente está centrado en la cumbre de Sevilla pero no se espera "ningún giro copernicano". Son conscientes de la ansiedad interna, pero "no hay nada nuevo"
"No se prevé ningún volantazo ni nada adicional a lo que ya se sabe, que son los cambios en la dirección —asegura a este diario un miembro del estrecho círculo de confianza de Sánchez—. El jefe hará lo que tenga que hacer en el comité y de aquí a entonces hay presión y ansiedad, pero no nada nuevo, ningún giro copernicano. Pero de verdad, estamos todos aquí en Sevilla y no ha habido una reflexión sobre eso. Al presidente yo le veo firme y decidido a seguir adelante y continuar con lo que está haciendo, que es coger el toro por los cuernos". Resistir. Los colaboradores más cercanos del líder insisten en que no le han recomendado convocar un cónclave extraordinario, "otra cosa es lo que algunos puedan comentar en privado o con la prensa".
En la Moncloa dicen ser conscientes de la gravedad de la situación, pero creen que pese a todo el fuego no se ha expandido. También porque el Gobierno tienen a los socios —empezando por su compañero de coalición, Sumar— a su lado. La solución "no pueden ser las elecciones" y entregar el poder a la derecha y la ultraderecha, repiten: "Se han hecho un montón de cosas en estos siete años en el Ejecutivo y eso nadie lo puede negar. Y somos unos firmes convencidos de que merece la pena y nuestros socios también lo creen. Que esto es más difícil que hace tres meses, sí, pero ¿debemos abandonar porque sea más complicado? La respuesta es no. Y tampoco creemos que haber designado a dos secretarios de Organización ahora implicados en un caso de corrupción [Ábalos y Cerdán] sea motivo de dimisión. No es que lo pensemos nosotros. No lo piensan tampoco los militantes del PSOE y buena parte de sus cuadros".
En la Moncloa insisten en que "merece la pena" el esfuerzo de aguantar para no entregar el poder a la derecha y la ultraderecha. Se espera para el sábado un comité no especialmente hostil, aunque sí quizá largo
Por lo tanto, en el equipo directo de Sánchez no contemplan ni un congreso extraordinario, ni elecciones anticipadas, ni una dimisión suya. Ni tampoco una cuestión de confianza, porque asumen que cuentan todavía con el apoyo del bloque de investidura, aunque la tensión del momento les haga estar a sus aliados más alerta y reacios, a lo que el Gobierno debe responder siendo "comprensivo" con ellos. "La solución, en definitiva, no pasa por tirar la toalla. El ciudadano sabe discernir, como se ve en las encuestas en las que no caemos tanto, y nos dará la razón", remachan fuentes de la Moncloa.
Sánchez atará sus decisiones a partir del viernes, ya vuelto de Sevilla. Hasta el momento, el mensaje clarísimo es el de que aguantará. Aunque con él nada se puede dar por seguro hasta el último momento, precisamente por su gusto por los giros de ultimísima hora. Su partido le mira. La expectación es total de cara a un comité federal que se prevé largo pero no especialmente hostil, por su composición y porque casi nadie suele optar por el choque directo con el secretario general. Pero la tarea más importante que tiene el presidente frente a sí es calmar la angustia interna. Misión titánica porque, como resume una portavoz autonómica, "hay una sensación de que se haga lo que se haga no va a valer", porque el ambiente "es derrotista". "El presidente tendrá un apoyo mayoritario en el comité", anticipa un ministro, "pero será también importante el efecto sanador de juntarnos y reflexionar todos juntos".
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1 Comentarios
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hace 22 minutos
Es una vergüenza y un sinsentido que el PSOE solo parece mirarse al ombligo.
Mi culo y solo mi culo….
Al pueblo que le den.
A lo que piense el pueblo ni agua.
Ahhh que sabemos que si hubiesen elecciones no gobernaríamos? Y a nosotros que nos importa, lo que nos importa es el poder y la pasta
Que los nuestros y no cualquiera son unos puteros y han trincado dinero de todos a espuertas? Nosotros a resistir y recomponer el partido y las relaciones con los socios que nos sangran.
El PSOE es una secta