El comité federal del PSOE aún no ha comenzado y ya está reventado. Los miembros del máximo órgano de poder del partido se levantaron con una nueva información devastadora: Paco Salazar, elegido por Pedro Sánchez como segundo adjunto de Organización, alto cargo también de su Gabinete en la Moncloa, era acusado por varias mujeres por "comportamientos inadecuados" cuando él era su jefe, según avanzó elDiario.es. Automáticamente, el clima interno se oscureció aún más. La presión para que el presidente paralizara su nombramiento, que verbalizaron a la entrada de Ferraz distintos dirigentes, se hizo más y más intensa. Finalmente, él mismo renunció.

Lo notificó el partido a través de un comunicado después de que varios integrantes del comité, como la exvicesecretaria general Adriana Lastra, exigieran su caída. Salazar "ha solicitado al PSOE la apertura de unas diligencias previas de información sobre las noticias conocidas esta mañana, y de la misma forma ha solicitado ser apartado de sus funciones actuales en la comisión ejecutiva federal". La dirección "iniciará estas diligencias de inmediato, a pesar de que no constan en el PSOE denuncias al respecto en ninguno de los canales habilitados", concluyó el comunicado. El máximo órgano, además, va a "reforzar el comité de garantías y los estatutos del partido".

El puesto que el líder había propuesto para Salazar, el de segundo adjunto de Organización, no se cubre, quedará vacante. A media mañana, la Moncloa informó de que el dirigente también había solicitado provisionalmente de su cargo como secretario general de Coordinación Institucional, un puesto clave en el organigrama del Gabinete del presidente. Nadie le vio aparecer este sábado por Ferraz, tampoco sus compañeros.

La renuncia de Salazar es un terrible mazazo, otro más, para el PSOE y singularmente para su secretario general. Porque este sería ya el tercer nombramiento fallido. De nuevo, un hombre de su máxima confianza manchado. En este caso, no por presunta corrupción, como sucede con los dos últimos secretarios de Organización, José Luis Ábalos y el ya encarcelado provisionalmente Santos Cerdán. Pero sí por denuncias de acoso a mujeres, una actitud intolerable para el partido, más aún después de las repugnantes grabaciones del exministro y su exasesor hablando de prostitutas e intervenidas por la Guardia Civil. El presidente del Gobierno incluso se reunió ayer por la tarde en la sede de Ferraz con cerca de un centenar de mujeres para expresarles su dolor e intentar de alguna manera resarcirlas por lo ocurrido.

Pero es que lo ocurrido convierte en fiasco en apenas 24 horas el rediseño de la ejecutiva planificado por Sánchez, antes incluso de que pudiera arrancar el comité federal. El presidente había compuesto una estructura con una secretaria de Organización, la valenciana Rebeca Torró como sustituta de Cerdán, con tres adjuntos: la almeriense Anabel Mateos, el sevillano Paco Salazar y el madrileño Borja Cabezón. Una remodelación en la que también situó a otras dos mujeres en puestos de visibilidad: a la catalana Montse Mínguez como portavoz y a la madrileña Enma López como adjunta. Ahora, con la renuncia de Salazar, su plaza se amortiza.

En la entrada a la sede, la portavoz del Gobierno y secretaria general de los socialistas aragoneses, Pilar Alegría, antes de que se conociera la renuncia, defendió la "integridad" de Salazar. Pero Lastra, referente de las feministas del partido, mostró su oposición rotunda: "No puede ser nombrado". También la líder del PSPV y ministra de Ciencia, Diana Morant, y el jefe de los socialistas de Cantabria, Pedro C