El comité federal del PSOE aún no había comenzado y ya estaba reventado. Los miembros del máximo órgano de poder del partido se levantaron con una nueva información devastadora: Paco Salazar, elegido por Pedro Sánchez como segundo adjunto de Organización, alto cargo también de su Gabinete en la Moncloa, era acusado por varias mujeres por "comportamientos inadecuados" cuando él era su jefe, según avanzó elDiario.es. Automáticamente, el clima interno se oscureció aún más. La presión para que el presidente paralizara su nombramiento, que verbalizaron a la entrada de Ferraz distintos dirigentes, se hizo más y más intensa. Finalmente, él mismo renunció.

Lo notificó el partido a través de un comunicado después de que varios integrantes del comité, como la exvicesecretaria general Adriana Lastra, exigieran su caída. Salazar "ha solicitado al PSOE la apertura de unas diligencias previas de información sobre las noticias conocidas esta mañana, y de la misma forma ha solicitado ser apartado de sus funciones actuales en la comisión ejecutiva federal". La dirección "iniciará estas diligencias de inmediato, a pesar de que no constan en el PSOE denuncias al respecto en ninguno de los canales habilitados", concluyó el comunicado. El máximo órgano, además, va a "reforzar el comité de garantías y los estatutos del partido".

La dirección iniciará "diligencias de inmediato, a pesar de que no constan en el PSOE denuncias al respecto en ninguno de los canales habilitados". Tampoco la Moncloa dice tener constancia. Salazar no prevé regresar a ninguno de sus puestos

El puesto que el líder había propuesto para Salazar, el de segundo adjunto de Organización, no se cubre, quedará vacante, aunque sus competencias de Acción Electoral pasan a la nueva secretaria de Organización, Rebeca Torró. A media mañana, la Moncloa informó de que el dirigente también había solicitado su salida provisional de su cargo como secretario general de Coordinación Institucional, un puesto clave en el organigrama del Gabinete del presidente, aunque posteriormente fuentes del Ejecutivo precisaron que su marcha será definitiva, que no regresará aunque se aclaren los hechos y se vea que no hay nada contra él. La Secretaría General de Presidencia ha puesto en marcha también "los mecanismos establecidos para esclarecer los hechos conocidos esta mañana y determinar si procede la activación del protocolo de actuación frente al acoso sexual y por razón de sexo, tal y como establece la Administración General del Estado. Hasta la fecha, ningún empleado o empleada ha solicitado la activación de dicho protocolo ni se ha tenido conocimiento de ningún hecho o comportamiento verbal o físico de naturaleza sexual que pudiera ser constitutivo de una actuación degradante, ofensiva o intimidatoria en la Presidencia del Gobierno que pudieran afectar a Francisco Salazar", apuntaron en el Gobierno.

Salazar no apareció en ningún momento en Ferraz. Según señalaban fuentes de la Moncloa, él tuvo "muy claro desde el principio" que tenía que renunciar, lo supo desde que elDiario.es publicó la noticia, de madrugada, a la 1.08 de la mañana. "Paco está destrozado. Él dice que no ha hecho nada, pero es consciente de que no puede huir con una acusación así", explicaban.

Salazar tuvo "muy claro desde el principio" que debía dar un paso atrás. "Paco está destrozado. Él dice que no ha hecho nada, pero es consciente de que no puede huir con una acusación así", indican en la Moncloa

La renuncia de Salazar es un terrible mazazo, otro más, para el PSOE y singularmente para su secretario general. Porque este sería ya el tercer nombramiento fallido. De nuevo, un hombre de su máxima confianza manchado. En este caso, no por presunta corrupción, como sucede con los dos últimos secretarios de Organización, José Luis Ábalos y el ya encarcelado provisionalmente Santos Cerdán. Pero sí por denuncias de acoso a mujeres, una actitud intolerable para el partido, más aún después de las repugnantes grabaciones del exministro y su exasesor hablando de prostitutas e intervenidas por la Guardia Civil. El presidente del Gobierno incluso se reunió ayer por la tarde en la sede de Ferraz con cerca de un centenar de mujeres para expresarles su dolor e intentar de alguna manera resarcirlas por lo ocurrido.

Pero es que lo ocurrido convierte en fiasco en apenas 24 horas el rediseño de la ejecutiva planificado por Sánchez, antes incluso de que pudiera arrancar el comité federal. El presidente había compuesto una estructura con una secretaria de Organización, la valenciana Rebeca Torró como sustituta de Cerdán, con tres adjuntos: la almeriense Anabel Mateos, el sevillano Paco Salazar y el madrileño Borja Cabezón. Una remodelación en la que también situó a otras dos mujeres en puestos de visibilidad: a la catalana Montse Mínguez como portavoz y a la madrileña Enma López como adjunta. Ahora, con la renuncia de Salazar, su plaza se amortiza.

Pilar Alegría defiende primero a Salazar como una persona "íntegra", apenas minutos después de que se anunciara su salida. Adriana Lastra había sido clara respecto a que no podía ser nombrado

En la entrada a la sede, la portavoz del Gobierno y secretaria general de los socialistas aragoneses, Pilar Alegría, antes de que se conociera la renuncia, defendió la "integridad" de Salazar. Pero Adriana Lastra, referente de las feministas del partido, actual número dos de la federación asturiana, mostró su oposición rotunda: "No puede ser nombrado". También la líder del PSPV y ministra de Ciencia, Diana Morant, y el jefe de los socialistas de Cantabria, Pedro Casares, deslizaron que el partido tendría que tener en cuenta esas acusaciones. Fuentes próximas a Alegría alegaron que la ministra tenía que actuar como portavoz del Ejecutivo, sin dar un paso más allá, y que cuando ella habló ante los medios Salazar estaba "a punto" de renunciar, pero no había materializado todavía su salida.

Salazar lleva acompañando a Sánchez desde su regreso al poder socialista en 2017. Le apoyó en aquellas primarias fratricidas contra Susana Díaz y, cuando dio el salto a la Moncloa, le integró en su Gabinete, primero como director general del Departamento de Análisis y Estudios de la Presidencia del Gobierno (2018-2019) y luego como director adjunto de Gabinete (2020-2021), o sea, como número dos de Iván Redondo. Juntos, Redondo y Salazar, dirigieron la exitosa campaña de Salvador Illa en las autonómicas catalanas de febrero de 2021, pero en cambio fracasaron estrepitosamente en las madrileñas de mayo de ese año. Cuando Redondo fue cesado por Sánchez, también salió con él Salazar, a quien no obstante se le compensó como presidente del Hipódromo de la Zarzuela (2021-2022). Tras ese breve exilio, regresó a la Moncloa en 2022 como secretario general de Planificación Política del Gabinete (2022-2024), para ocupar desde septiembre de 2024 hasta ahora el cargo de secretario general de Coordinación Institucional.

Salazar pasó a formar parte de la Moncloa desde que Sánchez aterrizó en el poder. Solo estuvo fuera apenas un año, entre 2021 y 2022, cuando cayó por la salida del que era su jefe directo, Iván Redondo

Sánchez lo sumó a su dirección del PSOE desde aquel 39º Congreso, en 2017, concediéndole la cartera de Acción Electoral, que colgaba de Organización, en manos de Ábalos (y con Cerdán de mano derecha). Sí salió de la cúpula en el 40º Congreso, en 2021, pero regresó a ella en enero de 2024, con la remodelación que el presidente presentó en A Coruña. Y luego le renovó su confianza en el último cónclave, el número 41, el que se celebró en Sevilla y se cerró el 1 de diciembre pasado. Para este sábado estaba previsto su último ascenso. Pero las denuncias por presunto acoso acabaron de manera fulgurante con él.