Paco Salazar como síntoma. Paco Salazar como la señal de alarma inequívoca de que el presidente del Gobierno, en el mejor de los casos, no cuenta con toda la información necesaria ni siquiera de su entorno más próximo. Como la prueba palmaria de que su aislamiento le puede llevar a tomar decisiones erróneas.

Lo que ocurrió el pasado sábado no era anecdótico. La publicación de la noticia en elDiario.es de que varias mujeres denunciaban "comportamientos inadecuados" de Francisco Salazar cuando él era su jefe en la Moncloa decía mucho no solo de él mismo, sino también de la burbuja en la que vive Pedro Sánchez. Suscitaba una pregunta lógica de inmediato: ¿cómo era posible que el presidente no se hubiera dado cuenta de un "rumor que circulaba bastante en el partido" sobre las actitudes machistas de uno de sus hombres fuertes? Más aún, ¿cómo podían caer tres piezas claves de su círculo, José Luis Ábalos, Santos Cerdán —en la cárcel desde el 30 de junio— y ahora Paco Salazar, y le pillaran desprevenido?

La inquietud ha llevado estos días a algunos miembros de la confianza de Sánchez, tal y como indican desde la cúpula socialista a este diario, a pedirle que "escuche más y a más gente", para que escape del "síndrome de la Moncloa, que es real y que ya pasó a Felipe [González] y a [José Luis Rodríguez] Zapatero", porque es "imprescindible" para poder afinar en las decisiones en un momento delicadísimo para el partido y para el Ejecutivo.

En la dirección creen que Sánchez debe escapar del "'síndrome de la Moncloa', que es real y que ya pasó a González y a Zapatero", porque es "imprescindible" para poder afinar en las decisiones

El último mazazo resultaba ya difícil de digerir. Sánchez se enfrentaba el pasado sábado, 5 de julio, a un comité federal duro, largo, también catártico, pero había intentado sosegar las aguas adelantando la primera línea de mando de la nueva ejecutiva. Al frente de Organización, el área que es la sala de máquinas del partido, Rebeca Torró, y para fomentar una gobernanza colegiada y más horizontal, la dirigente valenciana estaría ayudada por tres adjuntos: la almeriense Anabel Mateos, el sevillano Paco Salazar y el madrileño Borja Cabezón.

El peso específico de Salazar, el hombre que desde Dos Hermanas le abrió las puertas de la federación andaluza en las primarias de 2017, las que ganó a la favorita, Susana Díaz, hacía suponer a no pocos dirigentes que el jefe del aparato en la sombra sería él. Por su profundo conocimiento del partido, por su estrecha relación con el presidente, por su experiencia orgánica siempre entre bambalinas, fuera de los focos. Por su condición de enlace con la Moncloa, porque además de ser secretario de Análisis y Acción Electoral de la dirección era secretario general de Coordinación Institucional en el Gabinete de Sánchez. También por su buena relación, admitían en el PSPV, con la propia Torró. El nombre de Salazar había sonado, de hecho, como sucesor de Cerdán. Finalmente, no lo sería, pero avanzaba un paso en el escalafón. Estaba destinado a ser uno de los responsables imprescindibles de Ferraz.

Salazar ha sido un hombre de la confianza del presidente durante años, por su conocimiento del partido, por su condición de enlace entre Moncloa y Ferraz, por su buena relación, también con Torró. Ahora iba a ser ascendido

En la tarde del viernes, con los nombres más relevantes de la nueva dirección ya sobre la mesa, Sánchez protagonizó en Ferraz un acto con las responsables de Igualdad del partido, en los territorios y en las Cortes, en el que quiso pedirles perdón en persona por haber elegido como secretario de Organización a un Ábalos que en las grabaciones intervenidas por la UCO trata a las mujeres como mercancía en sus conversaciones con Koldo. Ante ellas, ante sus compañeras, se confesó "roto de dolor" por haber confiado en él y en Cerdán.

"Paco solo pidió que se investigase cuanto antes"

Cuando en la madrugada del viernes al sábado, a la 1.08 exactamente, elDiario.es publica la noticia, se desata el terremoto interno. Salazar negó los hechos —"Yo no he hecho nada con ninguna persona, tengo una pareja de toda la vida, en mi época de universidad pudo ser... pero no entiendo de dónde sale eso", aseguró al periódico—, estaba "destrozado", según el relato de la Moncloa. "Vaya nochecita... Paco reaccionó bien, aunque decía que no se acordaba, pero hacia las siete de la mañana ya había aceptado que no podía quedarse en la ejecutiva", sostiene un miembro de la ejecutiva conocedor de los intensos contactos que se sucedieron esa madrugada y la mañana siguiente hasta que se formalizó la renuncia de Salazar a ocupar el cargo en la dirección y el abandono de su puesto en el Gobierno.

Narbona, Montero, Torró y Bernabé fueron quienes insistieron en que Salazar debía estar fuera. Sánchez les "dio la razón enseguida", "estaba muy dolido". La presidenta del PSOE le relató que había recibido testimonios en la línea de los publicados

Y es que la presión de varias mujeres de la dirección socialista fue clave para que el responsable sevillano diera un paso atrás en Ferraz y en la Moncloa: Cristina Narbona, la presidenta del PSOE; María Jesús Montero, la vicesecretaria general (y vicepresidenta primera del Ejecutivo); Rebeca Torró, la nueva jefa del aparato, y Pilar Bernabé, la secretaria de Igualdad y delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana. Sánchez les "dio la razón enseguida", acusó el golpe, estaba "lógicamente muy dolido". Narbona le relató que había recibido testimonios en la misma línea que los que publicó elDiario.es, así que la decisión no tenía más vuelta de hoja. El sevillano debía irse. "Paco no pidió nada, solo que se investigase cuanto antes porque no quería hacer sufrir a su familia", relatan desde la dirección socialista.

Hacia las ocho y media de la mañana los primeros espadas de la cúpula, incluido Sánchez, ya estaban en Ferraz. Primero se cerraron cuestiones del orden del día con los miembros de la mesa del comité federal, presidida por la alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, y después Narbona, Montero, Torró y Bernabé cerraron el comunicado a la prensa de la renuncia de Salazar en el despacho del presidente en la sede federal.

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), preside la reunión de la comisión ejecutiva federal del partido de este 7 de julio de 2025 en Ferraz. De izquierda a derecha, la nueva secretaria de Organización y Acción Electoral, Rebeca Torró; la presidenta del partido, Cristina Narbona; Pedro Sánchez; a vicesecretaria general y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, y la secretaria de Igualdad, Pilar Bernabé. | EFE / CHEMA MOYA

En la calle, las delegaciones territoriales iban llegando a Ferraz. La ministra portavoz, Pilar Alegría, también secretaria general del PSOE aragonés, lo hizo sobre las diez de la mañana, explicó que no había podido leer la información y que en todo caso conocía a Salazar "desde hace muchos años", y "ha sido y es un compañero absolutamente íntegro". Una afirmación que le acabaría pesando mucho aquel sábado y que después tuvo que matizar y su entorno explicar que se expresó como portavoz del Ejecutivo, por lo que estaba obligada a ser más prudente, porque además no se había cerrado la salida del dirigente sevillano, estaba "a punto".

Lastra fue muy contundente a su llegada a Ferraz respecto a que no podía ser nombrado, pero para cuando ella intervino, según indican en la sede federal, "ya estaba todo resuelto"

Después de Alegría aterrizó Adriana Lastra, ex vicesecretaria general del PSOE, hoy número dos de la federación asturiana y delegada del Gobierno en el Principado, y fue rotunda: su delegación lo había discutido previamente y concluyó que Salazar no podía ser nombrado. Lastra no hablaba por sí misma y por su federación: ella es un referente para el sector feminista del partido. En la dirección esgrimen que para cuando la dirigente asturiana habló ante los medios "ya todo estaba resuelto". Una versión que no casa para otros cuadros que conocen qué ocurrió en la planta noble de Ferraz aquella mañana de vértigo. A las 10.27, el comunicado oficial de renuncia de Salazar a ocupar el cargo previsto entraba en el WhatsApp de los medios —a las 12.30 se remitiría la nota de la Moncloa informando de su salida como secretario general de Coordinación Institucional—.

Un comentario que no llegó a sus oídos

La presión se rebajaba pero lo ocurrido, en el fondo, reventaba el comité federal y, sobre todo, desarticulaba en parte la estrategia de Sánchez. Pero se intentó cerrar la crisis sin más dolor: se prescindió de la segunda adjuntía de Organización y parte de las competencias de área que iba a seguir desempeñando Salazar, las de Acción Electoral, pasaron a Torró. El secretario general, en su discurso, no hizo referencia explícita a la caída de quien había sido también su hombre de confianza, pero sí anunció un refuerzo de los canales internos de denuncia y animó a las compañeras socialistas a utilizarlos sin miedo porque el partido las "protegerá".

Confiamos en que entienda el mensaje. Ya le insistimos mucho para que el viernes se reuniera con mujeres y luego se alegró de esa reunión. Le vemos más permeable y se lo estamos diciendo más gente", aseguran fuentes de la dirección

"Parece que lo del síndrome de la Moncloa es real, le pasó a Felipe y a Zapatero. Le hemos insistido mucho a Pedro en que tiene que escuchar más, a mucha más gente. Esperemos que lo haga y le daremos la lata porque nos parece imprescindible —indican a este diario fuentes de la dirección socialista—. Confiamos en que entienda el mensaje. Ya le insistimos mucho para que el viernes se reuniera con mujeres y luego se alegró de esa reunión. Le vemos más permeable y se lo estamos diciendo más gente".

El aislamiento de Sánchez es un mal que a muchos dirigentes les preocupa, aunque no todos se lo hayan verbalizado. Él ya lo demostró en sus cinco días de reflexión, en abril de 2024, cuando no comunicó previamente a su equipo que iba a escribir una carta en la que abría la posibilidad de abandonar la Presidencia del Gobierno por el acoso que decía estar sufriendo su mujer, en aquel momento recién imputada por el juez Juan Carlos Peinado. Mantuvo la reserva de su decisión hasta prácticamente el final: no se la adelantó a su núcleo duro hasta pocos minutos antes de su comparecencia ante los medios.

Paco Salazar (d), junto al director de Gabinete del presidente, Diego Rubio (i), llegando a la sede de Ferraz el pasado 7 de septiembre de 2024, a la reunión del comité federal del partido. | EFE / MACARENA SOTO

"Felipe y Zapatero se encerraron más en la Moncloa en sus últimos años, los más duros para ambos. Les hemos visto sufrir las consecuencias de ese encierro y haremos lo posible para que Pedro cambie en este momento tan crítico", continúan desde el estado mayor socialista, donde no obstante señalan que no es justo endosarle toda la responsabilidad al presidente: "¡Ahora resulta que todo el mundo había avisado de todos los males a Pedro! Hacer esa denuncia justo algunas horas antes del comité federal no deja de ser curioso. Pero vamos, menos mal que la noticia no salió con la ejecutiva ya nombrada". Que la denuncia hubiera aflorado después habría agravado la crisis reputacional y de credibilidad que padece el partido.

Yo es que lo veo dolido", apunta otra integrante de la cúpula, y creo que no hace falta apalearlo más. Que ha hecho mucho más de lo que otro hubiera hecho. Está bien que seamos muy exigentes, pero darle más me parece excesivo"

Lo cierto es que el rumor sobre los comportamientos "inadecuados" y machistas de Salazar ya rondaban desde hace tiempo en el partido. "Yo lo hice llegar a las alturas, pero a él no le llegó, de eso estoy seguro", manifiesta un alto mando que sí tuvo conocimiento de esas denuncias y las trasladó. Pero la comunicación interna, en algún punto, se detuvo. En las filas socialistas también se recuerda estos días que, a fin de cuentas, el dirigente sevillano no tenía un perfil muy distante al de Ábalos y Cerdán. Los tres fueron claves para el regreso de Sánchez al trono de Ferraz en 2017 y los tres integraron el núcleo de Organización con el 39º Congreso, el que siguió a las primarias que ganó a Susana Díaz. Los tres formaban un equipo en el que no se encontraba la entonces número dos, Adriana Lastra. Salazar solo salió de la órbita del presidente apenas un año, entre julio de 2021 y agosto de 2022. Él marchó de la Moncloa cuando fue cesado su jefe, Iván Redondo, como director de Gabinete de Sánchez, pero volvió por la puerta grande un año más tarde. El secretario general lo recuperó para la dirección del partido en enero de 2024, en la convención de A Coruña, y lo ratificó a final de año en el 41º Congreso Federal, en Sevilla.

Un aislamiento "en la mente de todos"

"Es que además Pedro es la antítesis de esos hombres que nos han salido rana", apuntan en Ferraz. En el Gobierno hay quienes no comparten esa lectura. "Yo no tenía ni idea de lo de Paco, nadie me había hablado de él en esos términos, y sinceramente es que no le pega nada. Yo no le he trasladado al presidente que escuche más y a más gente, pero escuchar siempre es bueno. Las antenas son clave", apunta un miembro del Consejo de Ministros. "Yo es que creo que no es una cuestión de aislamiento —prosigue este integrante del núcleo de confianza de Sánchez—, simplemente creo que es una persona poco comunicativa. Es su carácter. Y cada uno tiene el suyo, con sus virtudes y sus defectos".

Yo no le he trasladado al presidente que escuche más y a más gente, pero escuchar siempre es bueno. Las antenas son clave", afirma un ministro, que apunta que lo que le sucede a Sánchez es que es una persona "poco comunicativa": "Es su carácter"

Otro ministro que tampoco había recibido noticia de las acusaciones de mujeres contra Salazar coincide con que no es cierta esa imagen de bunkerización de Sánchez: "No está aislado. Él habla con mucha gente", subraya. Es cierto que, tras la caída de Cerdán, el presidente mantuvo contacto con barones y dirigentes de su partido y referentes de la sociedad civil para recabar así un abanico de propuestas y de opiniones. El presidente es un dirigente político, no obstante, que cuenta con un puñado de responsables de su entera confianza, un reducido anillo de poder con el que consulta y con el que toma las decisiones. A él pertenecían Ábalos y Cerdán y, en otro escalón inferior, Salazar. Lo ocurrido con ellos tres puede hacer que aún coja más distancia, se teme un miembro de la dirección parlamentaria: "No me extraña que Pedro tienda a no hablar. Es que a estas alturas, y visto lo visto, yo no sé si me fiaría de alguien". "Sánchez sufre el síndrome de todos los presidentes. Su aislamiento está en mente de todos después de la guinda de Paco", observa un veterano cuadro territorial que tiene contacto cotidiano con el corazón del Ejecutivo.

La nueva portavoz de la comisión ejecutiva federal del PSOE, Montse Mínguez, durante su rueda de prensa posterior a la reunión de la dirección de este 7 de julio de 2025, en Ferraz. | EFE / CHEMA MOYA

Una integrante de la ejecutiva recuerda que en el comité federal se pidió "más presencia de ministros y cargos en los territorios, algo que no es novedad, porque se pide siempre, pero siempre que hay ocasión de pedírselo se le pide". Y añade que hay ser comprensivo con Sánchez: "Yo es que lo veo dolido, y creo que no hace falta apalearlo más. Que ha hecho mucho más de lo que otro hubiera hecho. Está bien que seamos muy exigentes, pero darle más me parece excesivo". El PSOE decidió el sábado apuntalar la hoja de ruta de su líder, pero era imposible que desapareciera un hecho incontrovertible y que él jamás ha negado, que fueron dirigentes de su total confianza los que le han "traicionado". Un error en la selección de personal que el caso Salazar no hizo más evidenciar. Una designación que descarriló a tiempo pero que desnudaba el preocupante, para muchos, aislamiento del presidente.