En la docuserie que Marruecos trató de evitar con su denso silencio, los rostros españoles de la crisis se despachan con detalles hasta ahora desconocidos. El entonces ministro de Defensa Federico Trillo desvela un diálogo que precedió a la orden final para ejecutar la operación Romeo-Sierra. Sucedió en la sala de crisis donde se reunieron los principales responsables del asalto, entre los que figuraban dirigentes civiles y militares, y tiene como protagonista al entonces presidente del Gobierno José María Aznar.
La operación militar, que implicaba a los tres ejércitos, se había aplazado mientras proseguían los esfuerzos diplomáticos con un Marruecos que daba largas. Aznar evitó implicar al entonces rey Juan Carlos I, muy cercano a la Casa Real alauí, en la tarea de mediación. El jefe mayor de Tierra, el general Pardo de Santayana, se dirigió a Aznar y le espetó: "Cada día que pasa va en nuestra contra. Si fuéramos británicos, ya habríamos tomado la isla". "Y el presidente Aznar le mira y dice: ¿Por qué si fuéramos británicos?", recuerda Trillo en Perejil (La guerra que no fue), una serie de MovistarPlus+ producida por El Terrat (The Mediapro Studio).
El general le respondió: "Porque los británicos, señor presidente, cuando se trata de cuestiones de dignidad nacional o soberanía, no les importa el precio de sangre". "Y Aznar, muy pausado, le mira y dice: 'El moro nos ha despreciado. Y o reaccionamos o nos destroza. Avanzará. Solo puede avanzar. Así que, general, ahora tendremos que actuar alguna vez como los ingleses'".
Es una de las joyas que ofrece Trillo en un documental donde también cuenta, por ejemplo, que encargó en un local cercano a su casa una maqueta del peñasco para diseñar el asalto final. El ex ministro de Defensa y luego embajador de España en Reino Unido se muestra hablador y dado a recordar aquel pasaje de la historia reciente de España. Confiesa que celebró el éxito de la operación con un desayuno del equipo a base de "huevos fritos con chorizo" y una misa. Admite que a la pastora marroquí se la terminó indemnizando por el sacrificio e ingesta de sus cabras por los militares apostados durante unos días en Perejil. Y también admite que un desliz permitió a Estados Unidos, desde la base de Morón, enterarse de los preparativos del asalto y poner sobre aviso a Rabat.
Aznar: "Si la operación sale mal, dimito"
El ex presidente del Gobierno se sincera también al reconocer que barruntó su dimisión -aún le quedaba año y medio de legislatura- si la operación para "reconquista Perejil", como la califica, fracasaba. "Recuerdo que hice una reflexión personal que evalué en solitario todas las posibilidades, todos los riesgos, todas las incertidumbres que teníamos que pasar y tomé la decisión y las consecuencias de la decisión. Y entonces, yo dije a una persona, concretamente a mi mujer, si la operación sale mal, dimito", manifiesta.
También pone al descubierto sus encontronazos con el entonces presidente galo Jacques Chirac, al que acusa de ser "el impulsor" de la ocupación de Perejil por su cercanía con Hasán II y su sucesor e hijo Mohamed VI. En conversaciones privadas, el francés le había tratado de convencer para realizar cesiones a Rabat. "Me pidió que cambiara de posición en el Sáhara y entregara Ceuta y Melilla", desvela Aznar. Su respuesta, agrega, fue siempre negativa.
El expresidente del Gobierno sigue insistiendo en que su decisión de tomar militarmente Perejil estaba justificada. "Yo di la orden de reconquistar la isla. ¿Para qué? Para respetar el status quo; no para ninguna otra cosa. No para hacer ningún alarde de poder; para recuperar el status quo, volver a la normalidad y mandar un mensaje muy claro: España, cuando se hacen estas cosas, interviene. Y segundo: es deseable que no se vuelvan a hacer estas cosas.", arguye.
"Palacio era reticente a hablar"
La predisposición de Trillo contrasta con las declaraciones de Ana Palacio, quien accedió al cargo de ministra de Exteriores en mitad de la crisis diplomática. "Fue difícil entrevistarla", reconoce Tian Riba, el director de la obra. "Así como Trillo tenía muchas ganas de contar su versión, Palacio era más reticente. Yo sé que Aznar le pidió también que participara en el documental, Crero que esas largas que da Palacio se explican por el cargo que ocupaba cada uno. Trillo era ministro de Defensa. Palacio hubiese preferido solucionarlo por la vía diplomática. Luego, además, Palacio ha tenido muy buena relación con Mohamed Benaissa, y este contexto explica un poco las declaraciones que hace cada uno en el documental", arguye Riba.
"Mire, las negociaciones es como la fabricación de las salchichas. Lo que importa es el producto final. ¿Cómo se ha hecho las mezclas que se han conseguido? Bueno, hay que tener buenos ingredientes y ya está", responde Palacio cuando se le interroga por las gestiones posteriores al asalto, comandadas por Colin Powell para lograr un acuerdo por el que Marruecos y España se comprometían a restablecer el statu quo, esto es, un islote deshabitado en el que no luce ninguna bandera. El documental reconstruye el viaje de Palacio a Rabat, la tensión con la que fue recibida la delegación y el "feliz cumpleaños" con el que terminaron agasajándola los marroquíes al cerciorarse de que era su aniversario.
La biografía posterior de Palacio ha despertado suspicacias. La hemeroteca recuerda que en 2017 Palacio visitó los territorios ocupados de El Aaiún "para examinar la sostenibilidad de las operaciones del Grupo OCP, de cuyo Consejo Asesor Internacional formo parte". Ha participado, además, en un foro sobre geopolítica y seguridad en Rabat de la mano de OCP. Su currículum, incluido en algunas de las compañías para la que ha trabajado, incluye una referencia que la vincula con la explotación de los fosfatos del Sáhara Occidental y el expolio llevado a cabo por Marruecos. Palacio reconoce ser "miembro del Consejo Asesor Internacional del Grupo OCP, líder mundial en la industria de los fertilizantes" aunque ha negado en alguna ocasión sus servicios a Marruecos.
Los militares entrevistados también aportan un testimonio valioso sobre los preparativos y los últimos reveses que a punto estuvieron de hacer abortar toda la operación. Ni siquiera el intento de aterrizaje de los helicópteros resultó sencillo "al alba, con viento fuerte de levante", como dijo Trillo en el Congreso de los Diputados al describir los hechos. "Tuvimos demasiada suerte aquella noche", confiesa uno de los uniformados implicados.
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