No se trata de recentralizar competencias, tampoco de que cada una de las administraciones actúe en solitario, sino de "mejorar" y potenciar la coordinación entre ellas en la lucha contra la emergencia climática. En el combate a los fenómenos extremos, cada vez más frecuentes, como los incendios forestales —que han devorado 330.000 hectáreas en este 2025— o las danas. Para ese objetivo, el presidente del Gobierno plantea crear una nueva Agencia Estatal de Protección Civil y Emergencias. Uno de los puntos estrella de su propuesta de pacto de Estado frente a la emergencia climática, oferta ahora abierta al resto de grupos parlamentarios, agentes sociales, comunidad científica y tercer sector, con la que Pedro Sánchez abrió este lunes curso político en Madrid. Otro es el compromiso de que todas las administraciones mantengan todo el año operativas sus plantillas de prevención y lucha contra los eventos climáticos extremos. O la adaptación de la legislación y el territorio a las olas de calor.

Ese planteamiento de un gran acuerdo ya fue anticipado por el líder del Ejecutivo en una de sus visitas sobre el terreno este letal agosto de fuegos, pero no lo había aterrizado. Hoy lo hizo en el complejo ministerial de Cuzco, en Madrid, ante la gran mayoría de miembros de su Ejecutivo —ministros tanto del PSOE como de Sumar—, y representantes de la patronal y los sindicatos y de los equipos que han luchado contra las llamas este verano. La firma de un pacto de Estado se antoja, sin embargo, prácticamente imposible por la rotunda negativa del PP, pero la Moncloa quiso dejar claro que es una de sus grandes apuestas de este comienzo de curso a la que concedió máxima solemnidad, ya que de teloneros de Sánchez actuaron la vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, y los titulares de Agricultura e Interior, Luis Planas y Fernando Grande-Marlaska, todos para remachar ese mismo mensaje, el de que no caben demoras ni vacilaciones porque "el cambio climático mata", como recordó el líder socialista, y se está produciendo una aceleración de sus devastadoras consecuencias.

"Tenemos que hacer mucho más", apremió Sánchez. Si queremos que los próximos veranos no traigan fuegos semejantes, ni los siguientes otoños golpeen el país con inundaciones monstruosas, "hay que actuar ya, de forma unida, cooperando", de manera "sostenida" en el tiempo, haciendo de la lucha contra la emergencia climática, insistió, una "política de Estado". Y a su juicio es necesario involucrar a todas las administraciones pero también a toda la sociedad. El Ejecutivo es consciente de que en una política española "marcada por la polarización" puede resultar "ingenuo" demandar un gran acuerdo nacional, pero para el presidente urge defender ese "posibilismo y el optimismo como actitud" y remarcar que la sociedad española, cuando ha tenido delante grandes desafíos, ha "estado a la altura", como ocurrió con la firma del pacto de Toledo para el sostenimiento de las pensiones, o el recientemente renovado acuerdo de Estado contra la violencia de género, o la reducción de los accidentes de tráfico. O la superación de la pandemia del covid-19. "Cuando hemos querido, hemos podido hacerlo, y creo que podemos volver a hacerlo, estar a la altura de lo que exige el país, apagar el ruido, acordar entre todas las administraciones" y con el "apoyo" de la sociedad", defendió.

El Gobierno ha trabajado así en una propuesta "abierta" de pacto de Estado frente a la emergencia climática con "diez compromisos concretos para mejorar los mecanismos de preparación, prevención y respuesta ante desastres climáticos". Diez compromisos que enunció por primera vez Sánchez y que ahora están sujetos al debate. Son estos:

  • Crear fondos permanentes, dotados con recursos económicos nacionales y autonómicos, para acelerar la reconstrucción de los municipios afectados y para financiar trabajos de limpieza, acondicionamiento y construcción. A los pueblos que han estado "en primera línea de esa batalla" contra el fuego se les debe dar "más apoyo aún", subrayó.
  • Que "todas" las administraciones "se comprometan a aumentar y mantener todo el año los medios técnicos y humanos necesarios para prevenir y combatir los eventos climáticos extremos". Responde así al Ejecutivo a una de las acusaciones más repetidas durante este agosto a los gobiernos autonómicos: que no estabilizaran sus plantillas de prevención y extinción de incendios, que no las tengan suficientemente formadas, que no sean públicas y estén externalizadas. Para el presidente, es comprender que "de nada sirve ahorrarse un euro en prevención" si mañana hay que gastarse "mil en extinción y luego en la recuperación".
  • Crear una Agencia Estatal de Protección Civil y Emergencias, que potencie y garantice el buen funcionamiento del sistema. Se trata de "seguir mejorando la coordinación y toma de decisión compartida", adujo. Sánchez convino, en respuesta al PP, que incluso en los países más centralizados, como Francia, se ha probado que la gestión de las emergencias es más eficaz desde la administración más cercana, pero asumió que también ese combate "funciona mejor" cuantos más instrumentos de "intercambio" existen. "Necesitamos una acción urgente y coordinada", había solicitado antes Marlaska, y para ello se requiere "fortalecer el sistema de protección civil", lo que significa que "cada uno de sus actores" ha de "mejorar", porque la ciudadanía "demanda un sólido consenso nacional".
  • Avanzar hacia un modelo de gestión forestal, adaptado a las realidades sociales, económicas y climáticas del siglo XXI. Los montes, indicó el líder socialista, "deben ser espacios vivos", y hay que escuchar tanto la voz de los ecologistas como las del sector primario, como minutos antes había resaltado el ministro Planas.
  • Desplegar una Respuesta Nacional de Resiliencia Hídrica, destinada a aumentar la capacidad para lidiar con inundaciones y sequías. Para Sánchez, hay que actualizar los planes hidrológicos y la normativa de ordenación del territorio, sin que los gobiernos sean "víctimas del negacionismo climático", dijo, en otro aviso al PP y a su relación con Vox.
  • Adaptar la legislación y el territorio a las olas de calor. Crear una amplia red de refugios climáticos en todo el país: infraestructuras verdes, corredores de sombra, asistencia a personas vulnerables, protección de los trabajadores frente al estrés térmico... El presidente recordó que en 2050 Madrid puede tener un clima semejante al de Marrakech, y Barcelona, como el de Túnez.
  • Reconocer y potenciar el papel esencial que el mundo rural en la protección del medio ambiente y en la lucha contra los eventos climáticos extremos. El campo, sostuvo el jefe del Ejecutivo, es también "preservación y prevención" y las administraciones deben "apoyar esa contribución" a través de ayudas, incentivos fiscales o estímulos a la repoblación.
  • Fortalecer la contribución del sector silvícola a la lucha contra el fuego, las sequías y las lluvias torrenciales. Sánchez propone el fomento de la ganadería extensiva, el pastoreo o el riego eficiente.
  • Promover desde las instituciones una cultura cívica de la prevención y la reacción ante emergencias.
  • Compromiso de todas las administraciones a acelerar la transición ecológica y a exigir a la Unión Europea una mayor ambición, porque Bruselas "debe hacer de todo menos dar marcha atrás". Se trata, por tanto, de "mirar a largo plazo con respuestas inmediatas".

El Consejo de Ministros de este martes aprobará la hoja de ruta para materializar este pacto de Estado, en la que se concretarán los pasos que dará el Ejecutivo sobre la base de los contenidos avanzados por el presidente este lunes. Además, el Gobierno presentará su propuesta a los ejecutivos de Francia y Portugal para "trabajar conjuntamente" y los grupos de PSOE y Sumar solicitarán al Congreso la creación de una subcomisión parlamentaria.

La Moncloa desea que este gran acuerdo cuente con "todas las aportaciones posibles" a través de un proceso "abierto, participativo", en el que todos aquellos que quieran "podrán participar". El Gobierno se dirigirá así a los grupos políticos, a los gobiernos de los distintos niveles de la Administración, a la comunidad científica, a los ecologistas, los agentes sociales, el sector del campo, las ONG... La idea, pues, es articular un pacto de Estado "que trascienda la legislatura y los mandatos de uno u otro Gobierno". "Pido que no polaricemos con esto", reclamó Sánchez. Que se dejen al margen, en fin, las "disputas competenciales, territoriales y partidistas". "Si no queremos la España en gris que dejan el fuego y las llamas, la España en marrón que dejan las danas, España necesita ser más verde", avisó.

El Ejecutivo, aseguró, emprende el proceso con "vocación de acuerdo, actitud de escucha y con humildad", con un "objetivo muy noble", y es el de hacerlo por los ciudadanos que han padecido los incendios o las inundaciones. Aagesen había advertido de que la aceleración de los efectos del cambio climático "obliga a más", a una "respuesta país", coral, que se construya "con el mejor conocimiento técnico y científico", sobre un consenso "político y social"." El tiempo de las dudas ha terminado —señaló la vicepresidenta tercera—. El futuro se construye desde el acuerdo. No nos podemos permitir el negacionismo, la desidia o la desesperanza. Tiene que nacer la respuesta no desde el miedo, sino desde la responsabilidad"

El presidente justificó la necesidad de ese pacto en unas cifras que hablan por sí solas. España, remarcó, ha sufrido la peor ola de incendios forestales de su historia reciente —la peor, de hecho, desde 1994—: 130 fuegos solo en agosto, un total de 330.000 hectáreas arrasadas, una superficie equivalente a seis veces la isla de Ibiza. Las llamas exigieron la "movilización de todos los recursos disponibles" del Estado, reivindicó frente a un PP que ha criticado al Gobierno por no haber ayudado lo suficiente a las CCAA: se han desplegado más de 3.400 miembros de la Unidad Militar de Emergencias, 26.000 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, 650 brigadistas forestales y 300 efectivos europeos, y se han activado "todos los mecanismos de respuesta de solidaridad nacional gracias al sistema de Protección Civil". En suma, el "mayor despliegue humano y técnico hecho nunca para combatir los incendios".

Ahora, son tres las prioridades "claras" para el Ejecutivo: extinguir los fuegos todavía vivos, transferir los recursos económicos que se aprobaron en el Consejo de Ministros del pasado martes y hacer "lo que haga falta para que la tragedia no vuelva a repetirse en la dimensión de este último año". Por eso se trata de "aprovechar estos meses", ya pasado el calor sofocante del verano, "para entender qué ha pasado y actuar". Porque en el Gobierno están "convencidos" de que la ola de incendios sufrida en el último mes "no es fruto de la casualidad" pero tampoco, como cree el PP, de una "trama pirómana". "Seamos serios, rigurosos", advirtió, es el resultado de "tres factores fundamentales". Por un lado, una política de prevención de incendios "claramente insuficiente", que se refleja en la "falta de planes" y en la "ausencia" de políticas de prevención y de plantillas estables de bomberos y brigadas forestales" —una acusación implícita a las comunidades, que son las competentes—.

Por otro, una gestión "inadecuada" del territorio, con "montes cargados de biomasa, caminos sin cortafuegos, falta de especies autóctonas y resistentes al fuego, infraestructuras obsoletas". Y el tercer factor, el cambio climático, que provoca fuegos "más virulentos, letales, impredecibles". Más números: los últimos cuatro agostos han sido "los más cálidos", de los 70 días transcurridos de este verano, un tercio ha pasado ya bajo olas de calor, se han batido 59 récords de temperatura, en los últimos cinco años las muertes por calor han crecido un 17%, las sequías han afectado al 40% del territorio y las llamas han devorado una superficie el triple de grande. Una emergencia climática que España sufre en primera línea y que comparte con otros países como Portugal, Albania, Turquía, Grecia, Chipre y otros también de la cuenca mediterránea.

Los eventos climáticos extremos han provocado, en los cinco últimos años, sostuvo el presidente, unas pérdidas materiales de 32.000 millones de euros, una cifra que representa "el mismo presupuesto" invertido en educación, y han provocado la muerte de más de 20.000 personas, el doble que las víctimas por accidentes de tráfico. Por eso, a ojos de Sánchez, el negacionismo climático que "profesa una parte importante" de la Cámara y que es creciente, resulta "tan incomprensible como preocupante". Hablar de la emergencia climática "no es una forma de escurrir el bulto", como le acusa el PP, sino "un paso esencial". El presidente abría así con ese apremio de pacto de Estado el curso político. Pero también con la práctica certeza de que su iniciativa estaba y está abocada al naufragio. Al menos por ahora. Una entente con el PP, y más en este punto, se presume más que lejana.