El PP inicia el curso activando de nuevo la estrategia del voto útil frente a Vox. El mantra: "Para echar a Sánchez solo vale la papeleta azul. Frente a la papeleta verde, muchos votantes acabarán cogiendo la azul". Así se posicionó el lunes pasado el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la jornada de trabajo en Aranjuez de la dirección nacional, al calor de una nueva oleada de encuestas. Dentro del PP hay consenso en que el partido se mueve por encima de los 150 escaños como vienen señalando un importante grueso de sondeos. Pero, ante las fotos fijas que aportan, se invita a esperar. Se cree que una vez haya una convocatoria electoral real —azuzado por posibles nuevos escándalos o más deterioro del Gobierno—, la apuesta por el PP será más amplia.
El reto de Feijóo, como vienen incidiendo en su partido y él mismo en alguna que otra declaración periódica es lograr superar la barrera de los diez millones de votantes. Ello, para la sala de máquinas electoral de Génova es más que suficiente para conseguir la mayoría absoluta y gobernar en solitario. O, en su defecto, dependiendo del reparto provincial de escaños, para quedarse muy a las puertas del número mágico: los 176 diputados y poder gobernar con acuerdos puntuales con algunas fuerzas minoritarias como UPN, Coalición Canaria o con el PNV, con quien pese a todo las relaciones están muy fragmentadas por esa confianza que siguen brindando al PSOE.
Fuentes de la dirección nacional del PP calculan que están muy cerca de conseguir esa cifra. "Estamos a tan solo un millón" de lograrlo. Una cifra que, pese a todo, supone aún un importante número de electores. Hay que atender a los resultados previos: Feijóo, en el peor momento electoral de Vox tras su consolidación, con 33 escaños de los 52 anteriores, consiguió 137 representantes en el Congreso y 8.160.837 votos. Por lo que al auto ubicarse el PP en "unos nueve" millones, habrían conseguido adherir según sus estudios a unos 800.000 nuevos electores.
Teniendo en cuenta que Vox viene recuperándose intermitentemente, con picos altos y algunos más bajos, pero que le sitúan cerca del resultado cosechado en 2019, los populares estiman que su principal granero de votos son indecisos de la derecha que son más pragmáticos y utilitaristas que ideológicos. También personas abstencionistas o, en menor grado, socialistas desencantados con Sánchez que creen que debe haber un cambio. Si bien preocupaba el voto joven, ahora el PP cree que está en un buen momento de adhesión. Sí aprecian cierto parón y estabilidad en las atribuciones de los últimos meses. Por lo que, para ese reto de los diez millones, se vuelve crucial intentar arañar el voto más fiel de Vox.
"La única posibilidad de cambio pasa por coger la papeleta azul y no la verde", empiezan a vender los populares. Vuelven a esas apreciaciones de la campaña del 23-J en 2023, donde consiguieron reflotar de 89 a 137 —absorbiendo todo el voto de Ciudadanos pero también haciendo daño a Vox—. Se apeló al voto útil frente a Sánchez y todo quedó a cinco escaños.
Bajo ese argumento, de insistencia en que solo la papeleta del PP garantiza un cambio se quiere mover en lo que resta la legislatura Génova. Lidiando con los ataques de Vox que, al contrario, intenta afianzar el argumento de que las recetas del bipartidismo son las mismas y que solo con ellos condicionando al PP va a haber un verdadero cambio para dejar atrás el sanchismo. Frente a la ofensiva de Vox, el PP se muestra relajado: "Puede que [de aquí a las elecciones] haya gente que se vaya a Vox, pero habrá mucha que elegirá al PP". Así ha llegado a referirse Feijóo en conversaciones con los periodistas.
Hasta que llegue el momento, la principal duda de los de Feijóo es cómo afrontar la competencia con Vox: si al ataque, a la defensiva o ignorándoles por completo. Desde que Feijóo asumió la presidencia del PP en abril de 2022, se han pasado por todas las fases.
Se ha renegado de ellos, se ha pactado en distintos ámbitos, incluso coaliciones regionales ya rotas, y hasta se ha 'comprado' algunos ejes discursivos como el de la inmigración en niveles menos agresivos. En Génova se aprecia que el migratorio y el de la inseguridad es la única bala que les puede distinguir y hacer más atractivo a Vox frente a la apuesta de gestión y economía del PP. Por lo que desde el congreso de julio, los populares han entrado de lleno a hablar de inmigración. Sin criminalizar, ni hablar de deportaciones masivas, pero sí instando al respeto de la ley y validando la regular ligada al mercado del trabajo.
El voto del PP, el mayor de los socios europeos
En el PP hay tranquilidad respecto a su nivel de voto. Saben que el momento político es complicado, que en Europa los nacionalpopulismos están en su mejor momento, con ejemplos como el alemán, el portugués o fuera de la UE el británico, con Reform UK de Nigel Farage en máximos en las encuestas y con opciones de gobernar si hubiese elecciones. "Somos los que más voto tenemos" dentro del Partido Popular Europeo. Se hace referencia al 33,06% de apoyo en las urnas en unas generales. Por encima, ligeramente, de la Plataforma Cívica del primer ministro polaco, Donald Tusk. También de la CDU alemana y del ÖVP austriaco.
Además, mientras los sondeos mantienen estable al PP en las urnas, se destaca que Vox si bien ha escalado posiciones, lo ha hecho para quedarse en niveles anteriores sin perjudicarles a ellos. Se alude a SigmaDos y a SocioMétrica, que sitúan en 48 y 53 escaños a Vox con el 15,1% y el 16,1%. Incluso creciendo algo más de medio punto respecto a 2019, Vox solo suma un escaño. 149-150 suma el PP ahora. Salvo en el CIS —que no lo cuentan— y GESOP, el resto de sondeos desde principios de año mantiene estables a los de Feijóo bajando o subiendo como mucho un par de escaños respecto a esa horquilla. En el caso de Vox, se aprecia más volatilidad dependiendo del momento. Se demuestra inestabilidad y voto por oleadas, por lo que el PP refuerza ese argumento de 'llegado el momento de sacar a Sánchez, habrá apoyo masivo' ante el riesgo de que suceda lo que hace dos años.
Vox empezó en torno a los 40 diputados el año. En abril descendió a 37-38. Volvió a niveles anteriores para caer a esa misma horquilla en mayo de nuevo. En junio algunas encuestadoras le dieron hasta 50 escaños que viene manteniendo e incluso supera levemente. La tesis de Génova se mantiene: mientras subimos 13 escaños sin perder, ellos recuperan fondo pero no superan sus mejores cifras. Eso para los de Feijóo ni preocupa ni puede entenderse como "un éxito" frente al contexto internacional.
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