El Ejecutivo se conduce en una semana a una nueva derrota en el Congreso. Pero no será de una iniciativa con ADN de la coalición de PSOE y Sumar. El pleno de la Cámara baja tumbará, con seguridad —salvo giro no previsto—, la proposición de ley que los socialistas firmaron con Junts para delegar las competencias migratorias a Cataluña. Podemos votará no, tal y como mantuvo desde el principio, por considerar que se trata de una iniciativa "racista", así que el texto descarrilará. La pregunta, por tanto, es qué ocurrirá después. Y en el Ejecutivo esperan que los posconvergentes no tomen represalias porque ellos, argumentan, no pueden ser responsables del voto de otros grupos, igual que hace una semana la formación de Carles Puigdemont decidió aplastar el proyecto de ley de reducción de la jornada laboral, desmarcándose del bloque de investidura y alineándose con PP y Vox.

PSOE y Junts suscribieron a primeros de marzo un acuerdo muy trabajoso y enormemente controvertido, el de la delegación de las competencias migratorias a la Generalitat. Era la factura que los independentistas catalanes extendieron a la Moncloa por su apoyo a los primeros decretos de la legislatura, convalidados agónicamente en enero de 2024. Los dos partidos prolongaron durante meses unas negociaciones que solo culminaron tras mucho tira y afloja. La proposición de ley conjunta contenía dos puntos muy sensibles: el control de fronteras —los Mossos trabajarían junto a Policía y Guardia Civil— y las expulsiones —la Generalitat tendría mando para instruir y ejecutar las (pocas) devoluciones de inmigrantes que hay en Cataluña y podría proponer la salida en aquellos casos que requieran expediente, pero lo materializaría el Estado—. En todo caso, se trataría de una delegación de competencias, no de una cesión, porque la titularidad continuaría recayendo en el Estado, por lo que podría revertirse.

Los posconvergentes habían presionado mucho para que los socialistas cerrasen el acuerdo. Pero, una vez que se alcanzó, en marzo, la iniciativa entró en barbecho. Desde el primer minuto, Podemos mostró su rotundo rechazo, porque consideraba "racista" la proposición. El texto durmió en el baúl hasta este martes.

La Junta de Portavoces del Congreso acordó la inclusión de la toma en consideración de la propuesta de PSOE y Junts en el pleno de la semana que viene. ¿Por qué, si no tiene los apoyos necesarios? Los posconvergentes tenían turno para incluir una de sus proposiciones de ley en la sesión que arranca el martes 23 de septiembre. Y solo tenían una registrada: la firmada con los socialistas para la delegación a Cataluña de las competencias migratorias.

Junts, por tanto, solo tenía dos opciones: o gastaba su cupo e incluía el texto en el próximo pleno o bien lo retiraba para guardarse el turno para más adelante, pero entonces tendría que registrar la misma proposición de ley más adelante y que el Gobierno le diera su conformidad (un mero trámite formal, porque la redacción está pactada). Es decir, no podía jugar con distintas proposiciones de ley suyas y elegir una de ellas para llevar a su debate, porque solo tenía una presentada y lista para su primera discusión. "Si nos hubieran pedido que retirásemos conjuntamente la iniciativa, les habríamos acompañado, pero no era el caso. Pero sí nos dijeron que llevarían el texto a debate la próxima semana", indican fuentes gubernamentales.

Inmigración como "problema"

El desenlace ya está más que claro: la propuesta de la formación de Puigdemont morirá en una semana. Podemos reiteró este martes su total oposición. Confirmó su no con un duro razonamiento: no avalará "una ley con intenciones abiertamente racistas, como se puede leer en el preámbulo de la misma, donde se habla de la inmigración como un problema y 'un riesgo para la convivencia y la cohesión social'". Los morados tienen claro que la intención de los posconvergentes es "desplegar una agenda racista y no abordar el autogobierno de Cataluña", pues el propio expresident dijo, aludiendo al texto, que "sin integración no hay nación".

"Es una norma que solo se entiende en el marco de la pugna electoral que mantienen Junts y Aliança Catalana, un hecho constatado por todos los analistas políticos en Cataluña y en el conjunto del Estado, ya que Aliança Catalana recorta distancias con Junts en las encuestas. Lo dijimos en el pasado y lo mantenemos: para hacer leyes racistas no se puede contar con los votos de Podemos, menos aún para pugnas electorales racistas", apuntaron fuentes del partido de Ione Belarra. Lo que quieren los morados es "garantizar los derechos de las personas migrantes en Cataluña y en España", y por eso ve "urgente" la regularización y que "se derogue la Ley de Extranjera", con medidas como el cierre de los centros de internamiento de extranjeros (CIE) o "el fin de las redadas basadas en el perfil étnico".

"Podemos siempre ha defendido la plurinacionalidad y el autogobierno, también cuando más difícil era y cuando PSOE y PP apoyaban [la aplicación d]el 155. En ese sentido, como siempre ha hecho, Podemos seguirá apoyando las legítimas demandas de autogobierno del pueblo catalán y de cualquier otro, y denuncia que sean utilizadas por Junts para un fin tan lamentable como es extender el racismo", remacharon desde la dirección de los morados.

La respuesta fue inmediata por parte de la portavoz de los posconvergentes en el Congreso, Míriam Nogueras: "Quedan siete días para la votación y la izquierda española [o sea, Podemos] tiene dos opciones". Una, "dejar de llamar racistas a millones de catalanes que hace muchos años que están reclamando que se gestione y se solucione el descontrol migratorio que hay y por tanto que facilite la delegación de competencias a Cataluña". La segunda alternativa que tienen los morados, siguió, en sus declaraciones a los medios, es unir sus votos a PP y Vox (algo que Junts, por cierto, hizo la semana pasada cuando con tumbó, con la derecha y la ultraderecha, la reducción de la jornada laboral).

Fuentes de Junts, informa EFE, reprocharon a Podemos que no se hayan querido reunir con ellos para hablar de su propuesta de ley, pese a haberlo intentado, como prometieron que harían. A su juicio, son los morados los que están de espaldas a la realidad catalana.

"Que no cuenten con Podemos"

Los posconvergentes aseguraban desconocer si los socialistas habían intentado negociar con los de Belarra. En la Moncloa respondían que no hay margen ninguno con Podemos, que puso desde el principio "el listón muy alto" y tenía "decidido" su voto desde el primer momento. "Para leyes racistas que no cuenten con los votos de Podemos", ratificó este martes Belarra a la entrada del pleno en el Congreso.

Tanto en el Ejecutivo como en la cúpula parlamentaria socialista no interpretan la decisión de Junts de llevar a pleno su iniciativa como un gesto de presión. "Tenían que retirar el texto para retener el cupo y eso está feo también", apuntan desde la dirección del PSOE. En cualquier caso, no creen que los posconvergentes vayan a vengarse al ver caída la proposición con la que tanto habían insistido. "No tendría por qué influir. También es verdad que Junts no necesita excusas para votarnos lo que sea en contra, así que esto no cambia gran cosa. Además, nosotros vamos a votar a favor de la iniciativa, y la vamos a defender públicamente, como hemos hecho hasta ahora", sancionan en el Gobierno. "También se perdió la reducción de la jornada. Así que si se pierde la delegación de las competencias migratorias no es por falta del apoyo del PSOE. Si se pierde es por la aritmética parlamentaria", completan desde el grupo.

El portavoz parlamentario socialista, Patxi López, recordó este martes que la iniciativa estaba firmada por su partido, así que su grupo "cumple con sus compromisos". Su homóloga de Sumar, Verónica Martínez Barbero, incidió en que su formación sí es partidaria del traspaso de competencias, por lo que no cambiará de opinión por mucho que Junts votara en contra de la reducción de jornada. "Nosotras no vamos a hacer un revés a la ciudadanía catalana que aspira a tener más autogobierno porque Junts decida votar en contra de una medida que también quiere la ciudadanía catalana y el 72% de sus votantes. No somos tan poco congruentes", sostuvo, informa Europa Press. La dirigente, informa confió en que todos los partidos que integran Sumar y que en su momento ponían objeciones, como Compromís o Sumar, apoyen el texto, "más allá de las cuestiones de matiz y técnicas" porque es "un paso en el buen sentido en la federalidad de nuestro país".

Pero aunque no hubiera grietas en Sumar, la iniciativa, previsiblemente, no prosperará por el no de Podemos. Así que al Gobierno le espera una nueva derrota en el Congreso la próxima semana, aunque en este caso no se la juega con una propuesta suya, sino que la firma uno de sus aliados más incómodos. Será, en cualquier caso, el tercer suspenso del curso, porque este martes fue Junts quien se unió a PP y Vox —otra vez— para rechazar la creación de una Oficina de Prevención de la Corrupción, eje de la proposición de ley de Sumar.

En el Ejecutivo insisten en que no ven señales de alarma en su relación con la formación de Puigdemont, aunque el expresident ya advirtió de que en el otoño puede replantearse su interlocución con los socialistas. Y es que los posconvergentes siguen intranquilos porque no hay avances en otras carpetas pendientes, como la oficialidad del catalán en Europa o la aplicación de la ley de amnistía, cuestiones, responde el Gobierno, que no dependen de su voluntad. La caída de la proposición de ley de delegación de las competencias migratorias puede tensar más los ánimos. "No es una buena noticia —resuelven fuentes socialistas que conocen bien el diálogo con Junts—, pero ellos sabían cómo está Podemos".