Se da la paradoja de que quien menos representación tiene esta legislatura en el Congreso de los Diputados, más está condicionando las votaciones llevadas por el Gobierno a pleno. Por un lado, Junts juega a apretar y soltar a Pedro Sánchez de acuerdo a sus necesidades, tensionando para reivindicarse como fuerte frente alternativas como la xenófoba Aliança Catalana, pero dejando cierto margen para que los socialistas no se vean abocados a la convocatoria de elecciones anticipadas. Por otro lado, Podemos apuesta por la incógnita hasta el último momento cada semana. Ya por encima de la lógica izquierda-derecha, y solo de acuerdo a sus intereses estratégicos. A lo que cree que le dará más votos.

Un mes después del inicio del ciclo de sesiones, Podemos ha mantenido esa postura en prácticamente todas las votaciones vitales para el Gobierno. Se resistió hasta el final a desvelar su posición respecto a las enmiendas a la totalidad de la reducción de jornada laboral, moviéndose entre la abstención y el voto a favor. Ocurrió lo mismo con la convalidación del real decreto ley de permisos y cuidados impulsado por Sumar desde el Ejecutivo. Durante semanas lo tachó de insuficiente, hasta el punto de insinuar que podría hacerlo caer por no remunerar ocho semanas por cuidado de los hijos. Finalmente, lo apoyó.

Más contundente fue al rechazar el traspaso de competencias de inmigración a la Generalitat de Cataluña hace dos semanas, aunque hubo intentos por parte del Ministerio de Presidencia y Relaciones con las Cortes de orientarles hacia una abstención. Los morados siguen mostrando dudas sobre si se abrirán a esa trasferencia si hay retoques en la iniciativa de PSOE y Junts. Algo por lo que abogarán los socialistas pero que los neoconvergentes no ven con buenos ojos.

Ahora, ese escenario de dudas vuelve a darse una semana más, llevando la legislatura hacia un grado de inestabilidad nunca visto. El objeto de debate es la convalidación del real decreto ley de embargo para la compraventa de armamento a Israel, la segunda gran apuesta de Sumar en esta legislatura tras la subida anual del SMI y la fallida reducción de la jornada. Podemos no revela sus cartas y está dispuesto hasta situarse en el 'no' de ser necesario. Mientras que la mayoría de partidos ya han desvelado su sentido del voto, los morados lo harán o bien en el debate de convalidación o bien ya directamente en la propia votación.

El argumento es el mismo: consideran que la medida es maquillaje electoral por parte de Sánchez y los suyos para conseguir titulares sin que el decreto consiga nada. De hecho se critica que Sánchez "se ha subido al carro" de la causa palestina por interés electoral, porque le beneficia. Desde la cúpula de Podemos se quejan de que el propio planteamiento del decreto deja la puerta de atrás abierta a permitir que se sigan dando comercializaciones de material militar con Israel. Por un lado, se cuestiona que a través de las bases de Rota y Morón, EEUU va a seguir brindando un puente comercial a Israel. Por otro, se cuestiona que el PSOE haya insistido en dejar una cláusula que permitirá acuerdos de compraventa en momentos excepcionales.

Esto último, Sumar quiere reformarlo mediante enmiendas exigiendo que el decreto se tramite como proyecto de ley, pero Podemos sabe que este mecanismo -ya lo comprobó en la legislatura anterior- no garantiza nada. Sumar, en privado, lo confirma. Pero asegura que menos es nada y que por intentarlo no va a quedar. En conversaciones con El Independiente, los magentas se muestra muy duros con la estrategia de Podemos. Trasladan que Belarra y los suyos quieren atraer el foco hasta el último momento, hasta minutos antes de la votación para sacar el máximo partido posible pese a su escasa representación. "Saben que los medios van a estar hasta el final preguntando", indican.

Fuentes nacionales de Sumar no creen que Podemos pueda repetir el voto con las derechas de finales de septiembre. "No se puede volver a votar con PP y Vox", afirman a la vez que se reprocha que conviertan cada medida en algo propio y personal. "Esto no puede ir solo de ellos", critican a la vez que censuran que los morados hagan de la causa palestina su 'todo o nada' para intentar recuperar el pulso en la calle y ganar peso para unas futuras generales. Sumar, si bien reconoce que todas las fuerzas de izquierda han dado más o menos peso "al genocidio en Gaza" como uno de los ejes discursivos, creen que Belarra e Irene Montero deberían priorizar el "interés común". Aunque comparten que podría hacerse más desde el seno de Gobierno, instan a garantizar "lo posible" frente a "lo ideal".

Votar a favor del embargo es votar por la humanidad. Votar en contra es apoyar a los genocidas.No hay espacio para ponerse de perfil.💬 @larahernandez.bsky.social

Sumar (@movimientosumar.es) 2025-10-06T12:18:30.426Z

Sumar cree que Podemos terminará absteniéndose tanto al embargo de armas como a la Ley de Movilidad Sostenible porque no puede volver a votar con la derecha

La votación de este martes puede ser un anticipo de un golpe mayor al Gobierno. Si Podemos decide tumbar el decreto -al prever que el descontento social con lo que ocurre en Palestina puede ir a su favor si se ubica en una postura de máximos-, quedará por delante la votación del dictamen que sale de la Comisión de Transportes y se eleva a pleno el miércoles: la Ley de Movilidad Sostenible.

Aunque internamente se aprecia la posibilidad de aproximarse a una abstención tras sostener la semana pasada una negativa, la imposibilidad de que el Gobierno suspenda las obras para la ampliación del puerto de Valencia o de remodelación del aeropuerto del Prat, en Barcelona, dificultan que pueda sacarse adelante el proyecto. De él depende el desbloqueo o no de 10.000 millones de euros de fondos europeos para la transformación de infraestructuras en el transporte. En solo un mes, Podemos habría impedido prosperar hasta tres leyes esenciales de Moncloa.

Los socialistas, pese a no dialogar prácticamente con Podemos, se muestran optimistas para sacar adelante el decreto y el proyecto de ley. Sin apenas conversaciones con Podemos desde principios de año, fuentes nacionales de los morados acreditaron que se retomaron los contactos de cara a la votación del decreto de permisos. Y luego ha habido llamadas para cambiar el voto de Podemos respecto a las competencias migratorias, sin éxito.

Estratégica de máximos contra Sánchez y Sumar

Una de las prioridades de Podemos desde abril ha sido la de escenificar una ruptura total con el PSOE y los partidos integrantes de Sumar, por cuestiones como el rearme europeo y la mayor contribución de PIB en defensa por la membresía a la OTAN. Para trasladar la idea de falta de compromiso con principios de la izquierda e intentar llevarse a los "defraudados". Sin embargo, en privado, se han seguido dando contactos puntuales entre partidos a excepción de Sumar. Además, la apuesta para confrontar desde la izquierda ha sido la de apretar en cada votación pidiendo siempre más de lo que el Gobierno planteaba, con el colchón que da estar en la oposición, a sabiendas de que no había riesgo de daño electoral y evocando la idea de que con ellos y no con Sumar como socio se iría más allá.

Sumar admite que hay poco margen para conseguir reformas ambiciosas por la composición del Congreso, como pretende Podemos

Pero ante cuestiones como el embargo, los socios del Gobierno alertan de que a Podemos le puede salir mal la jugada e ir a lo máximo. Si ya se le reprochó desde el ala nacionalista e independentista rechazar el voto a la transferencia de competencias de inmigración a Cataluña, ahora se sugiere que impedir algo "moderadamente bueno dentro de las posibilidades que permite la mayoría en el Parlamento", podría provocar un descontento amplio con los morados entre el electorado de izquierdas. Esta idea la refrendan algunas voces de la mayoría de legislatura, del ala progresista, pero lo verbalizó públicamente el Movimiento Sumar en su rueda de prensa del lunes. Lara Hernández, coordinadora de las siglas, defendió la necesidad de mejoras, "pero para eso debe haber una convalidación, necesitamos los votos".

Se entiende que medidas más contundentes no las aprobarían partidos como Junts, lo que incapacitaría cualquier propuesta. A priori, Podemos parece querer asumir ese riesgo ante sondeos electorales que le dan de 2 a 4 escaños de haber hoy elecciones. Pero por no se aprecia una capitalización del descontento de la izquierda, más ubicado en la indecisión o el abstencionismo. Con esa estrategia en curso, el secretario de Organización de Podemos, Pablo Fernández, abrió dos sendas este lunes al margen del debate parlamentario, de confrontación con el PSOE pero también con Sumar.

Primero, vuelve a intensificar el rechazo a la colaboración con el PSOE por medio de los ataques por presunta corrupción. Si los morados alcanzaron su pico tras el informe de la UCO sobre Santos Cerdán, el último del viernes pasado ha hecho a Podemos recuperar esa beligerancia. Para Podemos la entrega de sobres con dinero hacen pensar que el PSOE "se presta a situaciones de corrupción". "Es una manera extraña" de pagar, por lo que Fernández cree que los socialistas deben "dar muchas explicaciones". Contrasta con lo trasladado por Hernández desde Sumar, que ve mejor seguir trabajando en el seno de Gobierno hasta que haya una información contundente, de darse, o una sentencia firme.

Frente a los de Yolanda Díaz, Podemos también ha dado un paso ya previsto ante la beligerancia con el resto de formaciones de la izquierda: abordará sus primarias para elegir candidatos en Andalucía. Están previstas entre finales de octubre y noviembre. Y aunque dependerá de las bases, los morados no tienen intención de aliarse de nuevo con los partidos de Por Andalucía -IU ya tiene un primer candidato, Ernesto Alba, aunque Podemos no quiere comentarlo-. La salida del coportavoz de Podemos Andalucía, José Manuel Gómez Jurado, favorable a la unidad de la izquierda, es una declaración de intenciones.