José Ramón Gómez Besteiro se halla cada día más solo, más cuestionado, más presionado internamente por el caso Tomé, rodeado de un partido en llamas. Muy tocado, pero no hundido. El secretario general del Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE) sobrevive. Por ahora. Porque Pedro Sánchez, quien decidió rescatarlo de las catacumbas después de que fuera absuelto de todas las causas judiciales en las que se vio envuelto, quien le dio su confianza para ser el candidato de las gallegas de febrero de 2024 y para reconquistar el liderazgo de la federación, ha optado por mantenerlo a flote. Al menos, aseveran desde su círculo más próximo, por el momento. A la espera de que la formidable tormenta que pesa sobre un partido roto vaya aclarándose. Y a la espera, también, de qué resuelve la cúpula gallega en la reunión convocada por Besteiro para este lunes, que a su vez citará al máximo órgano, el comité nacional, posiblemente para el sábado 27 de diciembre.
El PSdeG lleva años desangrándose. Encadenando malos resultados —el último, el de 2024, fue el peor en unas autonómicas: un 14,07% y nueve escaños, 5,31 puntos y cinco escaños menos que en los comicios anteriores, los de 2020—, consumiendo candidatos, sumido en la desorientación más absoluta desde que perdió la Xunta en 2009, tras la breve experiencia del bipartito que comandó Emilio Pérez Touriño. El último batacazo, que situó a la federación a un abismo del BNG (25 diputados) y del PP de Alfonso Rueda (40), dejó noqueados a sus dirigentes. Besteiro, pese a cosechar unos datos aún peor de lo esperado, fue ungido por Sánchez para llevar las riendas del PSdeG.
Los movimientos internos se multiplicaron después de que Besteiro reconociera que supo del supuesto acoso de Tomé en octubre y tras la dimisión de su secretaria de Igualdad, Silvia Fraga
Las raíces de su liderazgo ya eran muy débiles. Pero ahora lo son todavía más. Mucho más. El pasado viernes, él mismo reconoció en rueda de prensa, tras dos días de silencio, que sí supo en octubre, y por una "tercera persona", que había una "posible víctima" de acoso sexual del entonces presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, una información que compartió con su número dos, Lara Méndez, y con la secretaria de Organización del partido en Lugo, Pilar García Porto. Hubo encuentros con esa tercera persona —luego se conoció que era la madre de la mujer supuestamente acosada—, se le preguntó a Tomé y lo negó. "El partido no miró a otro lado", esgrimió el líder del PSdeG, y actuó en cuanto se registró, el pasado 8 de diciembre, la denuncia por el canal antiacoso del PSOE: empujó a Tomé a apartarse. Este renunció a la presidencia de la Diputación lucense, pero no a su acta de diputado provincial y de alcalde de Monforte de Lemos.
El cuestionamiento de Besteiro ya empezaba a ser palpable, pero la que acabó presentando su dimisión, ese mismo viernes, fue Silvia Fraga, la reputada secretaria de Igualdad de la ejecutiva gallega, por su desacuerdo con la gestión del caso Tomé. Esa salida no hizo sino multiplicar los movimientos contra el barón autonómico. Su renuncia soliviantó a buena parte del partido, igual que las polémicas palabras, el sábado, de uno de los hombres de confianza de Besteiro, Aitor Bouza, también secretario general en Santiago —"hay 45 personas más en la ejecutiva del PSOE", aseguró, desdeñando el papel de Fraga—, y eso aceleró los movimientos internos. El domingo salió a la luz un manifiesto impulsado por 70 mujeres socialistas, encabezadas por la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey. El texto, que mostraba su solidaridad con Fraga y apuntaba a la cúpula gallega, fue recabando más y más apoyo. Ya van más de 400 rúbricas, entre ellas las de los dos expresidentes de la Xunta del partido: Emilio Pérez Touriño y Fernando González Laxe. También prestaron su respaldo miembros de la propia ejecutiva de Besteiro, como Iván Puentes o Patricia Domínguez.
El martes fue denunciado por acoso laboral el alcalde de Barbadás, Xosé Carlos Valcárcel, que había firmado uno de los manifiestos críticos
La crisis no ha hecho más que enredarse. Con más acusaciones de acoso, en varios frentes. El martes fue denunciado por una militante a través del canal interno del PSOE el alcalde de Barbadás (Ourense), Xosé Carlos Valcárcel Doval, por supuesto acoso laboral. La afiliada aseguró que el regidor la represalió después de que ella señalara por acoso sexual a un concejal socialista de la corporación que acabó renunciando a su acta. Valcárcel era uno de los alcaldes que había firmado uno de los manifiestos críticos contra la dirección de Besteiro. El primer edil de Barbadás descartó dimitir, pero sí se dio de baja en el PSOE y cargó duramente contra el barón autonómico. Este prometió "tolerancia cero con el acoso".
"Sacar del foco" a la víctima
En el PSdeG, dirigentes críticos con Besteiro creen que este se dispuso a "utilizar el caso de Valcárcel" para "intentar blindarse a sí mismo". Porque la presión seguía arreciando sobre él y, de hecho, el martes mismo tuvo que seguir defendiendo su gestión del caso Tomé, aduciendo que su pretensión era "sacar del foco" a la víctima, porque eso era "lo fundamental".
La señal clara de que las entrañas del PSdeG se están removiendo estos días la dio el alcalde de Vigo, Abel Caballero. Tótem del socialismo gallego, su principal referente institucional. El dirigente que aun sin poder orgánico en la cúpula autonómica sí atesora un enorme poder fáctico. Caballero sentenció: la dirección del partido se "equivocó" en la gestión del caso Tomé. No actuó correctamente, al dejar pasar mes y medio desde que supo que había una posible víctima por acoso y fue "un error" que no se comunicase a Fraga, la responsable del área y "una persona de una enorme sensibilidad y trayectoria feminista".
La señal clara de que las entrañas del partido se están removiendo la dieron las palabras del alcalde de Vigo, que reconoció que la cúpula se "equivocó" en la gestión del 'caso Tomé'
El regidor vigués sí reconoció que el PSdeG sí "actuó rápidamente" cuando se hicieron públicas las denuncias, al pedir el acta a Tomé y que dejara todos sus cargos. "Pero es cierto, arrancaron tarde públicamente [...], no se siguieron los protocolos, que era decirlo rápidamente a los que tenían que tomar decisiones", sostuvo. Caballero celebró el manifiesto encabezado por Inés Rey —está "bien hecho"—, aunque en lo concreto él se adhiere, dijo, a la tribuna que el domingo publicó en el Faro de Vigo la presidenta del PSdeG, senadora y expresidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, que advirtió de que lo ocurrió debe marcar "un antes y un después". Silva es, desde hace muchos años, persona de la absoluta confianza de Caballero.
El partido no ha hecho más que sufrir más desgarros en los últimos días. Porque los cercanos al barón autonómico culpan a sus contrarios de agitar el patio para tumbarle y a su vez estos aprecian movimientos de los oficialistas para dejarlos en entredicho. Disparos de trinchera a trinchera. El resultado, un ambiente interno cada vez más tóxico.
Ferraz, oficialmente, no se ha pronunciado. El pasado lunes, los periodistas preguntaron al presidente, Pedro Sánchez, por el incendio en el PSdeG durante la celebración de la copa de Navidad en la Moncloa. "No tengo constancia de que se le esté cuestionando", despachó muy significativamente el líder socialista. En su entorno, defienden a este diario que por ahora no tiene entre sus planes propiciar la caída de su barón gallego: "José Ramón ha dado muchas explicaciones, así que de momento tranquilidad. Ha mantenido un relato coherente, que puede puede ser criticado y cuestionado, pero quien dijo primero que se tenía conocimiento de un caso de posible acoso en octubre fue él. Puede parecer insuficiente, pero lo explicó, pidió a esa tercera persona que animase a la víctima a denunciar, así que se ha puesto de su lado".
En el entorno de Sánchez son conscientes de que hay presiones sobre Besteiro, pero "no hay un escándalo" en torno a él y su relato es "coherente": fue él quien dijo que lo sabía desde octubre y animó a que la víctima denunciase
Fuentes próximas a Sánchez consultadas por El Independiente insisten en que es cierto que existen "presiones" en contra de Besteiro, un manifiesto que ha recabado centenares de firmas, que hay un cuestionamiento creciente, "pero no hay un escándalo en torno a Besteiro", ya que "no hay nada contra él". Ponen como ejemplo que también "se ha criticado mucho a Rebeca Torró", la secretaria de Organización del PSOE, por la gestión del caso Salazar, "y no por eso el presidente piensa en relevarla". En definitiva, que Ferraz "no va a intervenir por el momento, y la dirección no está preocupada por esto".
"Abres un debate a otro nivel"
Otros miembros de la dirección federal coinciden en que Sánchez, al menos por ahora, no ejecutará a Besteiro, un hombre en quien siempre confió y que ya de hecho tuvo que sacrificarse en 2016, cuando era líder del PSdeG y candidato autonómico, por imputaciones judiciales que finalmente se fueron deshiciendo. Por eso cuando todas las causas se archivaron, el presidente decidió recompensarle invistiéndole como cabeza de cartel en 2024 y facilitándole las riendas de la federación justo después, aun tras el descalabro. "Es que por esa regla de tres, ¿se actuó pronto o tarde a nivel federal con Paco Salazar? —se pregunta un integrante de la cúpula de Sánchez, a propósito de esos casi cinco meses de vacío en los que el comité antiacoso no se dirigió a las dos mujeres que denunciaron al ex alto cargo de la Moncloa—. Si siembras un precedente, si derribas a Besteiro por haber actuado tarde, abres un debate a otro nivel".
Lo que teníamos que decir en defensa de los derechos de las mujeres ya lo dijimos con claridad. En otros temas no estamos y no vamos a estar", advierten desde el círculo de Abel Caballero
Ferraz tampoco se siente compelida a actuar porque Vigo no empuja. "Nosotros no estamos en nada que tenga que ver con cuestiones internas. Lo que teníamos que decir en defensa de los derechos de las mujeres ya lo dijimos con claridad. En otros temas no estamos y no vamos a estar. Así que no tenemos nada que decir", responden a su vez fuentes próximas a Caballero. Es decir, que el superalcalde no se moverá para descabalgar a Besteiro. Y él es un dirigente cuya opinión cuenta y mucho para el presidente. Y él no va a maniobrar, convienen distintos mandos consultados, si Sánchez no se lo ordena.
Para acabar de complicar el escenario, este jueves se conoció que dos exconcejalas socialistas de A Coruña, Eva Martínez Acón y Esther Fontán, denunciaron por acoso laboral a la regidora, Inés Rey, y a su número dos y teniente de alcaldesa, José Manuel Lage. Lo hicieron a través del canal interno del PSOE, que está diseñado para que se reporten casos de acoso sexual, no laboral. Rey se defendió a través de un comunicado [aquí en PDF] en el que, primero, lamenta que se utilice esta vía para "fines que nada tienen que ver" con el acoso sexual, porque quien lo hace "daña a las auténticas víctimas". Además, en este caso no son denuncias anónimas, sino con nombres y apellidos. Se trata de dos exediles de su Gobierno, por lo que "a nadie se le escapa que esta maniobra es también un ajuste de cuentas por no haber repetido en las listas". "No se puede confundir la discrepancia política con el acoso", de modo que quienes discrepan tienen "otras vías y canales políticos para expresarse". Como también disponen de otro medio: el juzgado. "Y si no lo han hecho [...], entiendo que es porque saben perfectamente que no hay nada que denunciar y porque saben que en España la denuncia falsa es un delito".
Rey advierte de que "ninguna denuncia falsa" hará que deje de estar "al lado de las víctimas y denunciando los casos de violencia machista y de acoso sexual", por mucho que ahora la apunten a ella. "Si lo que pretenden es que me calle, no lo van a conseguir. Nadie me callará en mi defensa de las víctimas de acoso", remacha en su comunicado.
El otro actor en discordia, Gonzalo Caballero
La dirección del PSdeG evitó pronunciarse y se remitió a lo que ordene Ferraz, dado que ha sido su canal antiacoso el que ha recibido esos escritos. Y en la cúpula federal añaden que primero se analizará si esas denuncias encajan con la naturaleza de esa vía de comunicación interna, dado que lo lógico es que al tratarse de un caso de acoso laboral se reconduzcan hacia la comisión federal de ética y garantías. Se estudiarán los expedientes, señalan a este periódico, y a partir de ahí se resolverá. En el entorno de Rey, una figura en alza dentro del PSdeG y referente de las mujeres feministas del partido, se confiesan tranquilos. "Primero, entre concejales no existe el acoso laboral porque no hay una relación laboral. Y Martínez Acón fue cesada en noviembre de 2020, hace cinco años y un mes, y era la anterior secretaria general de la agrupación de A Coruña que perdió las primarias contra ella. La otra no la llevó tampoco en la lista".
En Ferraz señalan que se estudiarán las denuncias y se derivarán a la comisión de garantías si se constatan que son por acoso laboral. En el entorno de Inés Rey se confiesan tranquilos
Es decir, que lo que entrevén en el equipo de la alcaldesa son "maniobras" en su contra. Promovidas no por Besteiro, creen, sino por uno de sus enemigos, Gonzalo Caballero, secretario general del PSdeG de 2017 a 2021, sobrino díscolo del regidor vigués y también rival interno de Rey.
Que la dirección autonómica decidiese no actuar contra la regidora coruñesa era muy significativo. Porque ella es, junto con Abel Caballero, el principal referente institucional del partido en Galicia. "José Ramón sabe que no tiene sentido tocar a Inés, porque no hay nada y fue un hecho ya investigado y archivado por Ferraz en su día. Tocarla es hacer implosionar el PSdeG por dentro y a eso él no se atreve. Así que mucho mejor", apunta un integrante de la cúpula de la federación.
Tocar a Inés es hacer implosionar el PSdeG por dentro y a eso Besteiro no se atreve. Mucho mejor así", indica un miembro de la dirección del PSdeG
Las espadas siguen bien en alto y la crisis no se va a disipar en horas. Lo describe una dirigente que conoce muy bien las tripas de la federación: "Aquí todo está hirviendo. Y José Ramón nos va a llevar por delante a todos". Pero en el PSdeG y en Ferraz asumen que el relevo de Besteiro puede en todo caso llegar algo más tarde, cuando haya que elegir al candidato o candidata a las autonómicas de 2028, y para eso queda muchísimo tiempo. Hasta unas generales que lo pueden cambiar todo en el PSOE. Lo que sí que ha evidenciado el caso Tomé y sus réplicas es la descomposición interna en el PSdeG, una federación agotada por sus luchas intestinas, su colapso institucional y una erosión electoral que parece no encontrar suelo.
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