Rioja, Duero, Penedés, Cava... Son poderosísimas marcas que venden en todo el mundo, reguladas por unas denominaciones de origen (DO) hechas a la medida de los grandes productores. Un éxito comercial e industrial que ha llevado a los vinos españoles por todo el mundo. España recuperó el primer puesto como proveedor mundial de vino por litros producidos en el primer trimestre de 2023, por encima de Francia e Italia, según el Observatorio español del mercado del vino.

Pero algunos viticultores empiezan a poner en cuestión ese modelo. Es la batalla de unos cuantos, pequeños, que se rebelan contra la producción industrial y reivindican otra manera de hacer vino. Una historia que se repite en las zonas de producción vinícola de España y Francia, también con otros productos con DO como el queso manchego, que la documentalista Clara Isamat ha retratado a través de tres historias de pequeños productores catalanes en "La Contra Etiqueta: Lo que se ve y lo que se bebe". Un documental que abrirá el el Most Festival Internacional de Cine del Vino este martes, en la Filmoteca de Barcelona.

Relata Isamat que hacía tiempo que quería trabajar sobre el papel de las denominaciones de origen. "Están fuera de onda, no están en la realidad". La historia de Vinyataires lliures, el gremio de viticultores nacido a raíz de dos denuncias de la administración por incluir en sus etiquetas las localidades en las que producen, pese a no estar en la DO correspondiente, le dio "el hilo para reflexionar a través de historias personales".

"La gente joven que va al campo ya no entra en el juego de las DO

Clara isamat

Con este punto de arranque, el documental defiende la recuperación de una ruralidad perdida frente a la industrialización del campo y unas regulaciones estancadas en el tiempo. "Hay otra realidad, para mi más autentica, más libre, que reivindica su sitio y sus derechos", defiende la autora.

"La gente joven que va al campo ya no entra en el juego de las DO, porque es mas papeleo y dinero, y porque hay un tipo de consumidor que no se mueve por DO", argumenta, señalando que el auge de los vinos naturales ha traído un nuevo tipo de consumidores, que se guían más por estilos de vino que por zona".

Se trata de una realidad ligada a una forma artesana de trabajar que atrae cada vez más a jóvenes viticultores, que apuestan por una manera de vivir y una interpretación personal del un territorio.

"Esta mirada de jóvenes, libres, trabajando por la tierra, está en el mismo barco que las administraciones" reflexiona el sommelier Josep Roca, del Celler de Can Roca. Pero lo cierto es que trabajar al margen de las DO tiene mucho de batalla de David contra Goliat.

Esta mirada de jóvenes, libres, trabajando por la tierra, está en el mismo barco que las administraciones

JOSEP ROCA

"Me encantaría generar una reflexión sobre el pequeño productor" explica Isamat. "No puede ser que quieras ir al campo y ganarte la vida dignamente con una producción de 50.000 botellas y a nivel administrativo tengas las mismas obligaciones que una gran empresa que produce 300 millones". Son proyectos artesanales a los que "se mete en el paquete de la industria, y se ahogan".

Un problema, el de las regulaciones, incluso las ayudas, a medida de la producción industrial, que "pasa con el vino, pero también con el queso o la ganadería". Y no solo en España. El abogado penalista Eric Morain relata la historia de Olivier, un viticultor de la región del Loira que estuvo a punto de acabar en prisión por etiquetar sus cajas de vino con las iniciales A.O.C., en referencia a su origen en Anjou

Las historias

En plena pandemia y durante el confinamiento, dos bodegas, Dasca Vives en Valls y Ficaria Vins en La Figuera, ambas en Tarragona, reciben denuncias de la D.O. Tarragona y la D.O. Montsant respectivamente, interpuestas por el Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña por irregularidades en las indicaciones de los topónimos en la contra etiqueta de sus vinos.

A raíz de estas denuncias, se crea espontáneamente un fuerte movimiento de rechazo e indignación por parte de pequeños viticultores que elaboran fuera de denominación de origen y que reivindican sus derechos. Nace entonces el gremio de Vinyataires Lliures para tener visibilidad y voz frente a la administración.

Es la primera historia de la Contra etiqueta, que retrata también la producción artesanal de Mas Molla, una familia que lleva produciendo vino por el método tradicional desde generaciones, y que ganó la batalla legal contra la obligación de abandonar ese método para incorporar botas y fermentos industriales. O la iniciativa de Corpinat, la marca en la que se han unido productores de espumosos del Penedés para salir de la DO Cava.

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