El PP catalán podría hablar con derecho de un cierto "síndrome Vidal-Quadras", síndrome que asoma a su puerta de nuevo en los primeros compases de la pre-campaña catalana, con la elección del próximo candidato a la presidencia de la Generalitat. Una decisión en la que no tiene voz ni voto la organización regional.

La dirección nacional del partido decidirá, como siempre con las manos libres, quién se enfrenta a Carles Puigdemont, Salvador Illa y Pere Aragonès el próximo 12 de mayo. Y ya ha dejado claras sus dudas sobre el actual presidente del partido en Cataluña, Alejandro Fernández, al que Alberto Núñez Feijóo querría sustituir. El calendario y el apoyo de las bases a Fernández, sin embargo, dificultan la maniobra.

Los cuadros catalanes sí tienen, sobre el papel, la última palabra sobre quien debe presidir el partido en Cataluña. Pero en lo que llevamos de siglo XXI todos los relevos se han producido por mandato directo de Génova. Una dinámica que empezó Alejo Vidal-Quadras, quien ocupaba la presidencia del PP catalán cuando José María Aznar se hizo con su primera victoria electoral.

La herencia del Majestic

Vidal-Quadras llevó al PP catalán a sus mejores resultados históricos -17 diputados en el Parlament y el 13% de los votos- con un discurso duro contra los gobiernos de Jordi Pujol y la connivencia de los socialistas con el nacionalismo. Y cuando Aznar acudió al Majestic de Barcelona para conseguir el apoyo de Pujol a su investidura, la condición del president fue el cese de Vidal-Quadras. Aznar le sirvió su cabeza en bandeja y ascendió a la presidencia del partido en Cataluña a Alberto Fernández Díaz, hermano del entonces secretario de Estado y representante del sector "moderado" de aquel PP catalán.

Una maniobra que recordaba estos días Manuel Milián Mestre, histórico fundador del PP y colaborador de Manuel Fraga. "Otra vez la mano confusa de Génova, 13, trata de anular la voluntad del PPC. Es la eterna desgracia desde Aznar a esta parte. Error tras error y sin reconocer el interés auténtico de los catalanes del PPC" añadía en referencia a las dudas sembradas desde la cúpula del PP sobre la candidatura de Fernández.

De Piqué a Alicia Sánchez Camacho

Alberto Fernández duró en el cargo lo que Génova tardó en convencer al entonces ministro Josep Piqué para que encabezara el partido en Cataluña, con el mandato de hacerse con el electorado de centro catalanista cansado del pujolismo. Pero la fórmula Piqué no funcionó como se esperaba en el contexto del tripartito y el Pacto del Tinell.

La caída del ex ministro catalán llegó en forma de burda desautorización de Ángel Acebes a su mano derecha en el PP catalán. Fue en julio de 2008, a las puertas de unas elecciones generales en las que el PP esperaba volver a la Moncloa, y el portazo de Piqué todavía resuena en los pasillos del Parlament. El designado para sustituirlo con una gestora al frente del PP catalán fue Daniel Sirera, actual líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona.

Un año después, Alicia Sánchez Camacho se convertía en la primera presidenta del PP catalán, y llevaba al partido a sus mejores resultados: 18 diputados en el Parlament, recuperando el discurso duro contra el nacionalismo. Hasta que Artur Mas necesitó los votos del PP para ser investido. Los populares catalanes apoyaron también sus dos primeros presupuestos, mientras Mas se deslizaba hacia el independentismo y el choque con el Gobierno de Mariano Rajoy. Una estrategia que dio alas al nacimiento y consolidación de Ciudadanos (Cs) en el Parlament.

Mimitos a los independentistas

La estrategia frente al nacionalismo, ahora independentismo, vuelve a estar en el origen de las dudas de Génova sobre la candidatura de Alejandro Fernández. "A mi nadie me ha pedido que le haga mimitos a los independentistas" apuntaba con ironía el popular en una conferencia pronunciada el pasado septiembre, en pleno enfrentamiento con la dirección del partido por sus acercamientos a Junts.

Pero Junts se antoja, para algunos, la única vía por la que el PP podría romper la actual mayoría en el Congreso. Una vía que el propio Puigdemont ha explicitado en público. Lo hizo en el debate mantenido con el líder de los populares europeos, Manfred Weber, cuando advirtió que si el PSOE no cumple con sus exigencias, Junts podría apoyar una moción de censura. "Pero para eso, el PP tiene que dar un paso hacia nosotros, no pueden seguir tratándome como un terrorista", advirtió.

Apoyo del constitucionalismo

Frente a esas dudas de Génova, voces señaladas del constitucionalismo catalán se han apresurado a recordar en los última semana su apoyo a Fernández y su estrategia frente al independentismo. "En Cataluña no hay electorado 'catalanista'. Hay electorado nacionalista a quien representa el PSC y electorado independentista con ERC y Junts a la cabeza. Y luego estamos los que parece que nos vamos a quedar huérfanos, como sigamos con estas precampañas", advertía Ana Losada, presidenta de Asamblea por una Escuela Bilingüe, refiriéndose al posible relevo de Fernández.

En Cataluña no hay electorado 'catalanista'. Hay electorado nacionalista a quien representa el PSC y electorado independentista

ana losada

También Josep Ramon Bosch, expresidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), salió en su defensa: "Conozco a Alejandro Fernández desde hace muchos años. He mantenido desencuentros ideológicos y coincidencias con él, pero siempre desde el respeto mutuo y mi profunda admiración hacia su capacidad intelectual y dialéctica. Espero que el PP no se equivoque de nuevo".

Otro expresidente de SCC, Rafael Arenas, se ha expresado en términos parecidos: "Necesitamos candidatos que tengan claro que el catalanismo no es más que otro nombre del nacionalismo. Si hay dudas sobre esto, mal vamos. Para hacer de PSC ya tenemos al PSC". "Es el momento del constitucionalismo amplio, firme y cordial. Por eso es el momento de Alejandro Fernández", añadía Fernando Sánchez Costa, exdiputado del PPC en el Parlament que sustituyó a Arenas al frente de SCC.

La presidenta de la entidad juvenil S'ha Acabat!, Andrea Llopart, ha reivindicado al presidente del PPC: "Aquel que decide quedarse en Cataluña antes que irse a Madrid demuestra compromiso con su tierra y sus votantes. No es fácil tener voz propia en un partido, pero Alejandro Fernández es el claro ejemplo de defensor de la libertad. No hay mejor representante que él para el PP catalán".