El próximo jueves habrán transcurrido 24 años desde que ETA lo asesinó mientras se encontraba en el bar La Cepa de San Sebastián, junto a su secretaria, María San Gil. Hoy Gregorio Ordóñez ha sido recordado por su hermana Consuelo, con el respaldo de quienes fueron compañeros del PP vasco y la presencia del presidente de Vox, Santiago Abascal, en el cementerio de Polloe de la capital guipuzcoana. En su intervención, la presidenta del Colectivo de Víctimas del País Vasco se ha dirigido directamente a su hermano para contarle cómo es la sociedad sin ETA que siempre soñó. Una ilusión que, en palabras de Consuelo, nada se asemeja con la realidad del País Vasco sin la existencia de la banda terrorista que hoy existe, “las esencias de la banda terrorista siguen inamovibles, ETA no ha pedido perdón por matarte”, ha afirmado ante su tumba.

Tras la ofrenda floral, Ordóñez le ha relatado cómo los paseos tranquilos por La Concha “sin mirar incómodamente hacia atrás” o las vacaciones plácidas “sin amenazas telefónicas” o la inexistencia de manifestaciones y “carteles a favor de los asesinos” que siempre imaginó, no servirían para describir la realidad la Euskadi actual.

Le ha recordado que él “no dio la vida” por una sociedad como la actual en la que se ha puesto en marcha una “operación de blanqueo” para que los herederos de ETA puedan “deshacerse de la sombra de la banda terrorista”: “Y en la que los nacionalistas, los rentistas del terror, puedan seguir explotando los réditos políticos sin asumir sus responsabilidades ni sus complicidades”. En su descripción de la situación de la Euskadi que Gregorio no pudo conocer le ha recordado que la sociedad vasca de 2019 sigue tentada de olvidar el pasado para “no confrontarse a él” y esconder su “vergüenza moral” para iniciar un nuevo tiempo, “un año cero sin ETA”.

Los ciudadanos decentes debemos rebelarnos, plantar cara a la operación de blanqueo del terror, a remangarse en esta batalla"

Por ello ha apelado a los “ciudadanos decentes a rebelarse, a plantar cara a la operación de blanqueo del terror, a remangarse en esta batalla del relato que, en el fondo, un pulso contra el olvido”: “Las víctimas y los ciudadanos decentes ya perdimos una batalla que acabó con el entierro de nuestros muertos y no estamos dispuestos a enterrar el pasado”. Consuelo ha afirmado que se lo debe a su hermano y que no descansará hasta lograrlo, “te lo prometo”.

"No fue tu derrota soñada"

Le ha contado que el día en el que ETA escenificó su final “no fue de celebración para el Estado de Derecho”, como él hubiera imaginado, por derrotar a la banda. Tampoco de retirada avergonzada de “los que mataban y mandaban matar” sino más bien una celebración orquestada “por sus jefes de propaganda” con el amparo del Gobierno de España y el de Francia, “no era tu derrota soñada, ¿verdad, Goyo?”. Ha subrayado que “las esencias” de ETA siguen vivas. No han pedido perdón “ni a tu hijo, ni a tu viuda, ni a mí, tampoco al 60% de sus víctimas que los asesinos consideran enemigos legítimos eliminados en nombre del ‘pueblo vasco’”.

Le ha relatado que al día siguiente de la disolución de la banda terrorista aparecieron pintadas dando las gracias a ETA. También que aún hoy existen más asesinatos sin resolver “que terroristas en prisión” y que cientos de familias continúan estancadas sin conocer la identidad del asesinato de su ser querido, “mientras los que mataron y ordenaron matar salen de prisión entre vítores, aplausos y pasillos de honor”.

Los que te mataron y ordenaron matar salen de prisión entre vítores, aplausos y pasillos de honor"

Consuelo ha recordado la frase que en vida pronunció asegurando que los terroristas sólo deberían poder elegir “el color de los barrotes de la cárcel”: “Hoy pueden elegir muchas más cosas. Tienen en su mano incluso desvincularse de la violencia de ETA para cumplir la condena cerca de sus domicilios”. Pero ante ello ha denunciado que el entorno afín a la banda continúa responsabilizando a las víctimas del destino de los presos: “Se trata, Goyo, de la enésima maniobra de perversión del nacionalismo”.

Le ha recordado que algunos de sus compañeros de bancada en el Parlamento Vasco, del que formó parte, llaman ahora a “confraternizar entre diferentes”: “Incluyendo en el bombo a quienes no han condenado tu asesinato”. Ordóñez ha añadido que hacerlo en realidad no se diferencia mucho de “blanquear el terrorismo”: “Siento decirte que el precio que quieren pagar algunos de tus compañeros de escaño por la normalidad política pasa por el blanqueo del historial de los asesinos, los secuestradores y sus cómplices”.