Rafa Zouhier, condenado por el atentado del 11 de marzo de 2004 en el que murieron 193 personas, atiende a El Independiente por teléfono desde Marrakech (Marruecos) donde vive desde que el 16 de marzo de 2014 fuera expulsado de España tras cumplir 10 años de prisión. Quiere contar cómo vive él el aniversario de esta tragedia porque, dice, "debemos ayudar a la generación nueva e informarla de aquel día negro para España". Durante más de una hora, señala con paciencia que no guarda rencor y que se solidariza con las víctimas.

La condena que le fue impuesta por la Audiencia Nacional refleja que ayudó a suministrar los explosivos con los que se perpetró el atentado, sin embargo, él dice tener la conciencia tranquila porque advirtió a la Guardia Civil. "Yo no me considero un confidente. Yo era un traficante de hachís y después me convertí en atracador de los traficantes de hachís. Me daban los chivatazos de la mercancía. No avisaba de cualquier cosa, a mí no me gustan los chivatos", explica.

El haber proporcionado algunos datos sobre el tráfico de explosivos a dos agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita le trajo problemas en la prisión del Puerto de Santa María (Cádiz) donde pasó la mayor parte de su condena.

Unos me llamaban terrorista y otros me llamaban traidor"

"Pero cómo no voy a avisar de un tema tan grave, que iba a afectar a mi trabajo como traficante. Aviso de la cantidad, que me parece muchísimo, eran 150 kilos o más y les entrego una muestra, les digo quiénes son, les digo que esas personas van a vender explosivos a cambio de droga en Madrid", relata.

"Creo que cumplí con mi deber", dice, asegurando que no cobró nada por dar esa información. "Confié en que estaba todo controlado. ¿Por qué? Porque tenían toda la información en la mesa. Asturias, la mina, la cantidad, la muestra, los teléfonos, los coches, todo". Además, contesta al juez Javier Gómez Bermúdez, ponente de la sentencia, que en una entrevista publicada este martes con este medio, señaló que la información de los confidentes nunca fue del todo clara: "Yo he sido claro en mis denuncias, como demuestra que se han puesto nerviosos porque sabían que yo decía la verdad".

Se identifica incluso con el exmagistrado que "dice que después de la sentencia lo llamaban el rojo más peligroso de España, es decir, que estaba entre la espada y la pared. Igual que yo estuve entre unos que me llamaban terrorista y otros que me llamaban traidor".

ETA no tuvo nada que ver. Tenía 22 años, era muy joven, desde luego no voy a conocer a los autores intelecutales del atentado"

Zouhier no mantiene contacto con ninguno de los condenados porque sostiene que ni siquiera los conocía anteriormente. Sólo a Antonio Toro y José Emilio Suárez Trashorras, a quienes delató. A su juicio, la teoría de que la banda terrorista ETA pudo estar tras el atentado nunca tuvo credibilidad. "Siempre yo he sentido que ETA no tenía nada que ver", remarca, pero expresa que no sabe quién pudo ser el autor material del atentado yihadista. "Tenía 22 años, era muy joven, no era un delincuente. Ahora está hablando con usted una persona de 43 años que ha estudiado. Con 22 años, desde luego, no voy a conocer a los autores intelectuales de este atentado. Yo lo que conocía es que Trashorras y Toro ofrecían explosivos en Madrid a todo dios a cambio de hachís".

El marroquí cuenta que en la cárcel española estudió Ciencias Políticas y Psicología. No se atreve a señalar directamente a ningún país tras el crimen, pero sí desliza que alguien tenía intereses en que ocurriera. "Los que venden hachís normalmente suelen ser marroquíes. Si hubieran ofrecido [explosivos] a cambio de cocaína, pensaría que son colombianos, pero ellos lo querían a cambio de eso. Entonces, [los autores] intelectuales no tengo ni idea, pero sí que sé que no hay que buscarlos muy lejos".

— ¿A quién se está refiriendo?

No, no, no yo no me refiero a personas. Pero sí la sensación que tengo de que el atentado ha servido de una parte que estaba interesada en el atentado.

Ahora, una cosa deja clara: "Los explosivos han salido de España, las Fuerzas de Seguridad del Estado han sabido de dónde salían los explosivos antes del 11-M. No creo que un país tercero pueda actuar desde fuera".

Sobre si él podría haber hecho algo más, lo tiene claro: "Trashorras es un peligro, alguien tenía que haberlo parado. Si yo ahora mismo volviera atrás, le pegaría un tiro a ese tío".

Sobre Jamal Zougam

A pesar de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional pedía para él miles de años de cárcel, el tribunal sólo le impuso diez, que cumplió a rajatabla. Por eso, muestra agradecimiento casi en cada frase a su abogado Antonio Alberca. Lo que sí deja claro es que cree que algunos de los condenados eran inocentes como Jamal Zougam. "Por favor, que yo he leído el sumario, me he leído 90.000 folios durante siete meses, conozco el sumario de la A a la Z", dice, y las pruebas de Zougam, a su juicio, no son sólidas.

Zougam es un grano en los Derechos Humanos de España"

"Le dije en el calabozo lo siento y lo siento. Yo sé que tú eres inocente. En el calabozo el tío lloraba con nosotros. Yo no lloraba porque yo sí me han metido ahí en el marrón (sic)", explica. Para él, las dos testigos protegidos que situaron a Zougam en los trenes la mañana del 11 de marzo tenían intereses espurios para conseguir la nacionalidad española. "Zougam es un grano en los Derechos Humanos de España", señala.

Estuve cuatro años y medio condenado por un delito que yo no hice"

"Si fuera terrorista no haría daño a los españoles"

"Si yo tuviera pensamientos terroristas, yo les digo a todos los españoles que nunca haría daño a España. Estoy viendo a un país en estos momentos duros para los palestinos que ha defendido la muerte de los palestinos. Han dado la cara por los niños que están muriendo", defiende. "Siendo musulmán, aunque tuviera pensamientos terroristas, no atacaría a un país amigo como España".

Siendo musulmán, aunque tuviera pensamientos terroristas, no atacaría a un país amigo como España"

Zouhier recuerda con pena sus años en territorio español donde no ha vuelto desde su expulsión. "Nunca me he olvidado de las monjas que me daban comida y ropa cuando era pequeño". Al llegar a Marruecos rehizo su vida, se convirtió en monitor de gimnasio y montó una tienda de productos para ejercitar los músculos, proteínas, etc. En prisión se había casado con una española que iba y venía cada mes a verlo. "Mi mujer decía que la Guardia Civil la paraba tres horas en la frontera", cuenta. Pero sus sueños se volvieron a truncar hace unos años.

Ha vuelto a la cárcel en Marruecos

Zouhier prefiere la cárcel española que la de Marruecos, a pesar de que en la prisión española vivió "una situación agridulce". "Todos los meses salía mi cara, mi foto como que yo era un chivato para ver si con suerte algún preso me apuñalaba por atrás, ¿no? Pero claro, los presos no son tontos. Leían una cosa, pero veían otra. Veían a un hombre que se defendía, que no se iba a quedar callado. Estuve muchas veces en aislamiento por defenderme de una cosa que yo no me considero. No me considero un confidente de la Guardia Civil", repite.

En 2018 volvió a entrar en una cárcel del país alauí, aunque denuncia que todo fue un montaje. "Estuve cuatro años y medio condenado por un delito que yo no hice", asegura. Le echa la culpa a un Audi azul A3 con una matrícula similar a la que tenía su mujer, pero que no era el vehículo de ella. "Me acusaron de traficar drogas en el coche de mi mujer, pero aquí fueron engañados. Cuando empiezo a investigar resulta que han engañado a los policías marroquíes. Fui condenado injustamente sin ninguna prueba salvo el coche falso", dice.

Según relata, está en contactos con los servicios secretos y va a poner una denuncia en Madrid porque cree que la persona que urdió el montaje está en España. Asegura que un coche entró en Marrakech para intentar implicarlo y luego se borró el registro de Aduanas. Hasta entonces no tenía antecedentes policiales ni se había metido en ningún lío allí.

"En [la cárcel de] España teníamos gimnasio, actividades... Yo estuve muy bien estudiando, entrenando. Ayudé en el economato, en el comedor. Aquí no tienes actividades de nada, solamente pensar, pensar, pensar y comerte la cabeza", revela.

Rafa Zourier.

Lo perdí todo. Afea a la que fuera su mujer que ahora no le deje ver a sus hijos. "Ha sido muy buena mujer. Está cometiendo un grave error en no dejarme ver a mis niños, ni siquiera a través de este teléfono. Me afecta psicológicamente muchísimo que no pueda verlos". Cuando los vio por última vez tenían seis meses y dos años y medio, ahora tienen seis años y siete. "Es injusto tener unos niños sin padre". Desde que saliera de prisión en 2022 ha rehecho lo que ha podido de su vida y trabaja como profesor de español y traductor.

Se solidariza con las víctimas

"A las víctimas les tengo todo mi respeto. Se lo vuelvo a decir desde la libertad, desde muy lejos: nunca os he hecho daño", refleja. "Hice todo lo posible para evitar vuestro dolor y cada víctima está en mi corazón".

Zouhier asegura que le hubiera gustado conocer a algunos de los afectados por el 11M cuando estaba entre rejas. "Pasé diez años, pero los pasé durmiendo tranquilamente. La conciencia tranquila", cuenta.

"No guardo ningún rencor. ¿A quién?", pregunta. "Juro por dios que cada vez que veo españoles en Marruecos, les guío, les ayudo y les saludo". Su expulsión forzosa acaba este año, cuando ya podría regresar y sentencia: "Tengo muchos contactos para volver legal o ilegal". Su obsesión es sólo una, volver a ver a sus hijos.