A veces los casos mediáticos hacen más populares a los investigadores que a los investigados. Hasta hace unas semanas, el nombre de María de la O Silva Fernández había pasado bastante desapercibido a lo largo de toda su carrera, pero esta fiscal de Madrid ha plantado cara a sus jefes y esto la ha colocado no sólo en los titulares de prensa, sino también en el boca a boca de muchos de sus compañeros.

De la O Silva es miembro de la Asociación de Fiscales (AF) "de toda la vida" --la asociación mayoritaria en la carrera-- y es considerada una fiscal conservadora, según distintas fuentes del Ministerio Público consultadas por El Independiente. En su trayectoria no se le conocen grandes investigaciones destacables, así que esta podría ser la primera vez que tiene un asunto tan delicado entre manos.

En su mesa ha caído la querella que el novio de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha interpuesto contra dos compañeros suyos, contra el fiscal de Delitos Económicos Julián Santos y contra la jefa provincial de la capital, Pilar Rodríguez. Ella quiere tirar hacia delante con el inicio de la investigación y ha pedido, nada menos, que se acceda a las comunicaciones de sus jefes, incluidas las del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, para saber si cometieron un delito de revelación de secretos al publicar datos de un correo del abogado de la pareja de Ayuso.

"Su actuación la tiene clara y está tranquila", dice una fuente que este mismo lunes habló con ella. Por la mañana había planteado un artículo 27 contra la teniente fiscal del Tribunal Supremo, María Ángeles Sánchez-Conde, su superior y quien le había ordenado que redactara un escrito pidiendo archivar el caso. Ella se negó y ahora tendrá que intervenir la cúpula de la Fiscalía.

De la O Silva "viene de familia de fiscales", explican, y "tiene muy buenos contactos". Su padre fue Jesús Silva Porto, un destacado penalista nacido en Santiago de Compostela (Galicia) que llegó a ser fiscal jefe de Madrid. Ella ha pasado la mayor parte de su carrera en esta Fiscalía madrileña, primero en la provincial y luego, una vez dejó el puesto un puesto en la Fiscalía General del Estado, quedó adscrita a la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia (TSJM) donde permanece actualmente.

En 2012 pasó por la Secretaría Técnica, cuando era fiscal general Eduardo Torres-Dulce que dimitió en 2014 tras casi tres años de mandato. Ella no fue renovada en ese puesto y se marchó al TSJM, lugar en el que sigue casi diez años después. "Debe de ser de las más antiguas", refleja una tercera voz. En su toma de posesión en la calle Fortuny (sede de la Fiscalía General) fue del brazo de su padrino, el magistrado del Tribunal Supremo Antonio del Moral.