La obsesión de un periodista y la generosidad de una abogada son algunos de los componentes de la vida de Ahmed Tommouhi (Nador, 1951); una vida de injusticia judicial y justicia poética. La biografía de este marroquí que llegó a España hace más de 30 años está enredada en condenas, cárcel y sentencias que lo confundieron con un violador que no fue, y desenredada en el libro que escribió el periodista Braulio García Jaén en 2010. Ahora, la obra será una serie de no ficción cuyos derechos ha adquirido Atresmedia.

Justicia poética: dos falsos culpables en un país de quijotes (Península) cuenta la historia de Tommouhi y de Abderrazak Mounib (otro marroquí que murió en prisión) que fueron condenados tras una oleada de violaciones que se cometieron en Cataluña en 1991, en vísperas de los Juegos Olímpicos del 92. Tommouhi cumplió íntegramente los 15 años de pena y García Jaén lo visitó en sus últimos años de cárcel para contarle que iba a escribir un libro sobre él porque estaba convencido de su inocencia. Un análisis de semen, que la Audiencia Provincial de Barcelona que lo condenó no había tenido en cuenta, la demostraba.

El Tribunal Supremo en julio de 2023 avaló esta teoría, eliminó una de las condenas de agresión sexual a Tommouhi y reescribió su historia. O más bien la reescribió el periodista que tuvo que reeditar el ejemplar para incluir una cuarta parte titulada "rehechos". La productora Bambú --encargada de producciones como 'El caso Asunta', 'Cómo cazar a un monstruo', 'El caso Alcàsser' o 'Fariña'-- llevará la narración a la pantalla con una serie documental de cuatro capítulos, según han avanzado fuentes del proyecto a El Independiente.

La historia de Tommouhi ha tenido un nuevo episodio esta misma semana, cuando la Audiencia Nacional se ha negado a otorgarle una indemnización por la quincena de años que pasó privado de libertad siendo inocente. Este caso retrata a personas e instituciones que han visto impasibles cómo se cometía una injusticia.

En primer lugar, a la Fiscalía, una institución que se define como la autoridad pública encargada de impulsar la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público. Es decir, el fiscal es la persona que en un proceso judicial debe defender a las víctimas. Pocas dudas caben de que la joven violada en este asunto en 1991 lo fue, pero incluso ella misma pidió exonerar a Tommouhi tres décadas después en una entrevista en El País. El Ministerio Público se ha negado a reconocer nunca al otro perjudicado de este caso y pidió, incluso, que se inadmitiera la revisión de la sentencia al marroquí.

"Todo el que se acercara a la historia concluía a las dos horas que Tommouhi era inocente"

En segundo lugar, a la ministra de Defensa y magistrada, Margarita Robles, que fue la ponente de esa condena. "Si esa persona está en la cárcel y yo dicté una sentencia, será porque se ajustaba a derecho. Y si no, para eso está el Supremo", le dijo al periodista García Jaén, según cuenta él mismo en el libro. Huelga decir que el hecho de que una resolución esté ajustada a derecho no significa que la sociedad la perciba como justa. Que se lo digan, si no, a la víctima de 'La Manada'.

Justicia, según la Real Academia Española (RAE), significa "derecho, razón, equidad", así que en este punto cabe preguntarse si es razonable que una persona pase 15 años encerrado por una violación que no cometió y el Estado se lave las manos alegando que el error judicial no fue "craso o evidente". A algunos actores judiciales no se lo parece y opinaban así tras la sentencia de la Audiencia Nacional que niega la indemnización a Toummohi: "El desprecio de algún tribunal al derecho a la libertad es escandaloso. Para algunos el justiciable es un número, no una persona con derechos, con una vida, con una familia", decía el abogado José María de Pablo en sus redes sociales. "Esto es un escándalo y una vergüenza", opinaba la abogada del Estado en excedencia Elisa de la Nuez. "Inconcebible", añadía el letrado Francisco Estévez.

El periodista, la abogada y otros empecinados

Pero esta historia que así leída parece descorazonadora ha contado con personas excepcionales que han cubierto los huecos que la justicia no ha restituido como el citado periodista, que a su vez se cruzó con este caso por un blog de un ingeniero obsesionado por aclararlo, Manuel Borraz, o la abogada Celia Carbonell que ha impulsado el último tramo de esta causa de manera totalmente altruista.

"En 2004, estaba en Francia haciendo un postgrado de sociología y una tesis de migraciones. A veces me metía en Internet en el blog de Arcadi Espada y me acuerdo de que puso una entrada ese año con dos líneas que sólo decía: 'Se cumplen cuatro años de la mayor vergüenza judicial de la democracia española'", relata García Jaén a este medio. Tras el empecinamiento de llevar a buen puerto esta investigación como proyecto de final del máster y en sus primeros años en La SER o El País, García Jaén logró una beca para escribir el libro. Decidió que tenía que ser ese formato cuando tras contar en la radio todos sus descubrimientos --las pruebas del semen que no incriminaban al marroquí o el testimonio del compañero de piso que pasó la noche con él, por ejemplo-- una responsable del Ministerio de Justicia que estaba presente durante la crónica se acercó a él y le dijo sonriente: "Lo has hecho muy bien".

Pero no fue hasta una década después de haber publicado la obra cuando al informador se le encendió la bombilla definitiva para pelear en los tribunales. "El porqué se me ocurre volver a intentarlo en 2021 es porque ya me he alejado tanto de la historia que ya no me juego nada personal y entonces lo veo con una nitidez clarísima. Creo que esto se puede intentar, si se pierde no pasa nada porque está todo perdido y si se gana, pues le han quitado una condena", cuenta el periodista.

"Braulio me llama y me dice 'Celia es que estoy aquí en una de mis paranoias y se me ha ocurrido esto, ¿Tú cómo lo ves?'. Entonces me plantea que después de tantísimos años hagamos el recurso de revisión", explica la abogada.

La letrada se embarca en esta historia como si fuera propia y con el mismo Código Penal y las leyes procesales que han regido para la condena se enfrenta a todos esos jueces que se habían equivocado. "Estoy como nueve o diez meses estudiando el tema porque es algo muy complicado, que no podía hacer en un día", expone. Que el Tribunal Supremo llegue siquiera a aceptar estudiar un recurso de revisión (traducido: revisar una sentencia ya en firme) es prácticamente un mérito que poner en el currículum de las togas. Y la Sala de lo Penal, que entonces dirigía el juez Manuel Marchena, accedió.

"Yo a partir de ahí, [a Tommouhi] no le pongo al día de nada. No le cuento, no le digo que se ha opuesto el fiscal porque, como yo veo a Ahmed es como una persona que no va a ver lo positivo. No le voy a generar una esperanza. Yo pienso 'a este señor lo tengo que llamar o lo tengo que ver única y exclusivamente si tengo una sentencia a su favor'". En efecto, Carbonell tuvo que hacer el viaje de Elda (Alicante) a Martorell (Barcelona) para conocer a su 'cliente' en julio de 2023, el día que cinco magistrados del Supremo --Marchena, Juan Ramón Berdugo, Ana Ferrer, Pablo Llarena y Ángel Hurtado-- deshicieron lo redactado por sus colegas en la Audiencia Provincial de Barcelona.

"Todo el que se acercara con un mínimo de atención a la historía concluía a las dos horas que este tío era inocente", asegura el periodista García Jaén, que intentó ponerse en contacto con todos los jueces por cuyas manos había pasado el caso en algún momento y un total de siete de ellos ni siquiera quisieron atenderlo.

A Tommouhi nadie le ha pedido perdón, pero aun así se siente tremendamente agradecido con los que le han ayudado. "Él me decía 'Cilia' porque no sabe decir Celia, y lo único que me decía es 'Gracias Cilia, gracias Cilia'. Yo me puse a llorar. Fue muy emocionante", relata la letrada.

Ahmed Tommouhi
Ahmed Tommouhi

El día que se borró la condena el periodista y la abogada comieron con Tommouhi y su nieta. "Él me decía que sabía que Alá me iba a poner en su camino, pero yo le decía: 'Ya Ahmed, pero un poco tarde. Han pasado 30 años, me podía haber puesto Alá antes'", narra la letrada que nunca le ha pasado una minuta. "Jamás, jamás le he pedido un euro y dudo que lo haga. Le llevo muchísimas cosas porque tiene muchos problemas, él no recibe ningún tipo de ayuda y tiene muchos frentes abiertos. Mientras yo pueda lo voy a hacer. Los viajes me los he costeado yo, todo absolutamente. Y esto no lo digo porque parece que... te lo digo a ti porque me lo has preguntado".

Carbonell se confiesa decepcionada con la negativa de la Audiencia Nacional a la indemnización, pero no piensa en tirar la toalla. "Yo estoy dispuesta a llegar a donde sea, pero por favor que no tengamos que llegar hasta el final", dice, aludiendo a que Tommouhi no está bien de salud y puede que no llegue a ver una década más de pleitos. Ahora el Tribunal Supremo también va a revisar la tercera de las condenas que tenía por agresión sexual y la última por este delito que queda por anular. Esperanza queda porque, como dice Margarita Robles, "no hay nada peor que un juez abstraído de la realidad".